Cambia de opini¨®n
Cuando los espacios en los que interpretamos los hechos se vuelven m¨¢s homog¨¦neos es menos cre¨ªble que el cambio de parecer no sea c¨ªnico o interesado
Si nunca ha sido f¨¢cil cambiar de opini¨®n, menos a¨²n lo es en campa?a. Reconsiderar tus ideas implica aceptar que hasta ahora estabas equivocado. Tambi¨¦n te lleva a revisar tus creencias en otros aspectos. Y te obliga a revaluar tus actitudes y comportamientos pasados.
El cambio de opini¨®n es asimismo un acto de valent¨ªa p¨²blica. La censura por parte de tus copartidarios ser¨¢ inevitable: obedece a su necesidad de proteger su propia coherencia moral. Si t¨², traidor, eres despreciable, eso quiere decir que ellos contin¨²an en el lado correcto. Adem¨¢s, esto le pone un precio a la salida, de manera que cualquier otro que se vea tentado de cuestionar su posici¨®n se lo piense dos veces.
El exilio de pensamiento no es f¨¢cil tampoco en el destino. No te van a recibir con los brazos abiertos quienes hasta ahora eran tus adversarios. A ellos les supone un ejercicio de reconsideraci¨®n de sus propios puntos de vista sobre ti. Y para resolver la disonancia es necesario hacerte pasar por cierto v¨ªa crucis.
Las campa?as electorales se construyen inevitablemente bajo esta l¨®gica. Pero, tras una negociaci¨®n fallida que es en realidad heredera de cuatro a?os de fracasos en la b¨²squeda de acuerdos, da la impresi¨®n de que el debate p¨²blico en esta campa?a en particular se est¨¢ construyendo sobre los costes de cambiar de opini¨®n. Los tuyos se ensa?an m¨¢s ante el posible abandono, los otros se niegan a concederte redenci¨®n alguna, y por tanto los consensos (que seguir¨¢n siendo inevitables tras el 10-N) se vuelven inalcanzables. ?Por qu¨¦?
Una opini¨®n puede cambiar por la informaci¨®n (aprendes algo que no sab¨ªas), los hechos (sucede algo nuevo), los intereses (tu contexto ha cambiado) o la estrategia (asumes que tienes m¨¢s que ganar). A medida que los espacios en los que adquirimos nueva informaci¨®n e interpretamos los hechos se vuelven m¨¢s homog¨¦neos (tu grupo de WhatsApp, tu muro de Facebook, tus medios), se vuelve menos cre¨ªble que la motivaci¨®n del cambio de opini¨®n no sea c¨ªnica o interesada. Y, por tanto, moralmente inaceptable.
T¨², que un d¨ªa le¨ªste algo distinto o hablaste con alguien que ten¨ªa una perspectiva diferente y eso te sugiri¨® ver las cosas de otra manera, te lo pensar¨¢s mucho antes de asumir el creciente precio de cuestionar a los tuyos. Y te guardar¨¢s esa pulsi¨®n sin explorarla, neg¨¢ndole a un mundo de blancos y negros la ansiada posibilidad de un gris. @jorgegalindo
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