Predicarle a la parroquia
El tono b¨¦lico de L¨®pez Obrador pudo darle r¨¦ditos en su etapa de candidato, pero ahora le abre continuos frentes de batalla
El gobierno mexicano enfrenta problemas graves. La violencia criminal en el pa¨ªs ha dejado casi 32 mil homicidios a partir de la toma de posesi¨®n, hace once meses. El estancamiento econ¨®mico acecha. Ninguna de las previsiones de crecimiento para 2019 alcanza el 1 por ciento y siguen a la baja. La posibilidad de una recesi¨®n en el corto plazo es real. Y qu¨¦ decir de las presiones (por no decir chantajes) del gobierno de Donald Trump, que han obligado a dar golpes de tim¨®n indeseables en el tema de la migraci¨®n. A todo esto hay que sumar otro atolladero: la pol¨ªtica de comunicaci¨®n del gobierno es tan deficiente que linda con el autosabotaje.
El primer enemigo de la comunicaci¨®n oficial parece el presidente L¨®pez Obrador. El tono b¨¦lico de su discurso puede haberle dado r¨¦ditos en su etapa de candidato, pero sostenerlo como mandatario le abre continuos frentes de batalla. Y dado que casi no hay d¨ªa en que no protagonice una pol¨¦mica o se muestre agresivo en las redes, esto significa que apenas sale de una controversia cuando ya est¨¢ en la siguiente. L¨®pez Obrador, adem¨¢s, ha dejado a lo largo de su camino pol¨ªtico tantas declaraciones exaltadas que hoy que ostenta el poder resulta facil¨ªsimo exhumarle un tweet, entrevista o alocuci¨®n en la que parezca que su "yo" del pasado rega?a al del presente. Una cosa es quejarse de la violencia, la ca¨ªda del crecimiento y la sumisi¨®n ante la potencia vecina y prometer resolverlas y otra muy distinta hacerlo. Y el mismo L¨®pez Obrador que fue implacable con sus rivales mientras ocupaban el poder, ha tenido que recurrir a todo tipo de malabares ret¨®ricos para justificar acciones que, antes, conden¨® expl¨ªcitamente: tropiezos de las pol¨ªticas, malas cifras, pifias del gabinete, etc¨¦tera.
Otro claro ejemplo de la pobre comunicaci¨®n gubernamental es el caos informativo que se produjo luego del fracaso de la operaci¨®n que pretend¨ªa capturar a Ovidio Guzm¨¢n en Sinaloa. En unos pocos d¨ªas, atestiguamos la esquizofr¨¦nica divulgaci¨®n de siete versiones oficiales, cada una de las cuales matizaba, correg¨ªa o de plano contradec¨ªa a las anteriores y que termin¨® con la imprudente revelaci¨®n de la identidad del militar que coordin¨® el operativo de campo (y todo, para hacerlo responsable del fracaso y lavarle la cara al gabinete y al propio mandatario).
El enojo del presidente con la prensa es obvio. Cada ma?ana, L¨®pez Obrador suma una nueva andanada de descalificaciones a las de la jornada anterior, y no pocas veces en un tono tan exasperado que llega a sonar fuera de s¨ª. En su entorno no parece haber nadie con cabeza fr¨ªa, capaz de recomendarle que sustituya la confrontaci¨®n por la serenidad y la inteligencia. No: se "cierran filas", se fomenta la aparici¨®n de aplaudidores de oficio id¨¦nticos a los que han apoyado a gobiernos anteriores y, sobre todo, se cae en el mismo juego de agresiones, bots y fake news. Y todo esto, por si fuera poco, en uno de los pa¨ªses m¨¢s peligroso para ejercer el periodismo en el mundo, seg¨²n la estad¨ªstica anual de Reporteros Sin Fronteras.
Como presidente, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador tiene el deber de hablar para todos los ciudadanos y tambi¨¦n la oportunidad de ganarse la confianza de los millones que no votaron por ¨¦l y no forman parte de su "base social" (y que, contra lo que promulga, no por ese motivo son autom¨¢ticamente reaccionarios, golpistas o malos mexicanos). Un presidente que solo le predica a su parroquia convierte a sus partidarios en cortesanos y termina por hablar ¨²nicamente consigo mismo. Ese error han cometido, sin ir m¨¢s lejos, Fox, Calder¨®n y Pe?a Nieto (y en el pasado, Echeverr¨ªa, L¨®pez Portillo y Salinas de Gortari). El sexenio apenas comienza. L¨®pez Obrador a¨²n tiene tiempo para reinventar su discurso y convertirse en un presidente para todos. Ojal¨¢ lo entienda y lo aproveche.
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