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La infancia en 24 horas

Un nuevo hogar en Europa

Cuando ten��a 14 a?os, Abdeljabar sali�� de su casa en Larache, Marruecos, para no volver m��s. Cuenta que cruz�� a Espa?a en patera y desde hace tres a?os vive en un centro de acogida en Albacete. Su mayor anhelo volver a su ciudad y abrazar de nuevo a su madre.

Gorka Lejarcegi Helena Poncini

18 nov 2019 - 14:05CET

Muchas tardes, Abdel va a un parque de calistenia situado en la zona universitaria. All�� se encuentra con sus amigos espa?oles, escucha m��sica y practica deporte. Uno de sus objetivos cuando lleg�� a Espa?a era someterse a una operaci��n para recuperar la movilidad de su brazo derecho, limitada a causa de una quemadura. La pasada primavera pas�� por quir��fano y ahora, por fin, consigue subir el brazo con casi total libertad. — Muchas tardes, Abdel va a un parque de calistenia situado en la zona universitaria. All�� se encuentra con sus amigos espa?oles, escucha m��sica y practica deporte. Uno de sus objetivos cuando lleg�� a Espa?a era someterse a una operaci��n para recuperar la movilidad de su brazo derecho, limitada a causa de una quemadura. La pasada primavera pas�� por quir��fano y ahora, por fin, consigue subir el brazo con casi total libertad.Gorka Lejarcegi

La habitaci��n de Abdel es la ��ltima de un largo pasillo donde hay otros siete cuartos en los que duermen ni?os migrantes no acompa?ados como ��l. "Si tuviera aqu�� a mi familia y a todos, estar��a como un rey", asegura. — La habitaci��n de Abdel es la ��ltima de un largo pasillo donde hay otros siete cuartos en los que duermen ni?os migrantes no acompa?ados como ��l. "Si tuviera aqu�� a mi familia y a todos, estar��a como un rey", asegura.Gorka Lejarcegi

La comida favorita de Abdel es la que hace su madre, especialmente la harira, una sopa tradicional marroqu��. ?l aprendi�� a cocinar gracias a ella en los largos ratos que pasaban en casa. — La comida favorita de Abdel es la que hace su madre, especialmente la harira, una sopa tradicional marroqu��. ?l aprendi�� a cocinar gracias a ella en los largos ratos que pasaban en casa.Gorka Lejarcegi

Antes de bajar a desayunar, Abdel se viste y se asea en el cuarto de ba?o contiguo a su habitaci��n. Le gusta ir arreglado y, en el centro, todo el mundo le define como ��presumido��. — Antes de bajar a desayunar, Abdel se viste y se asea en el cuarto de ba?o contiguo a su habitaci��n. Le gusta ir arreglado y, en el centro, todo el mundo le define como ��presumido��.Gorka Lejarcegi

Cada ma?ana, a las 8.15 horas, Abdel sale del centro de acogida para coger el autob��s que le lleva al pol��gono donde se encuentra la Escuela de Cuchiller��a. — Cada ma?ana, a las 8.15 horas, Abdel sale del centro de acogida para coger el autob��s que le lleva al pol��gono donde se encuentra la Escuela de Cuchiller��a.Gorka Lejarcegi

La historia de Abdel (a la derecha) no se entiende sin la de Khaled (a la izquierda). Ambos se conocen desde peque?os y vinieron juntos desde Larache. ��Somos como familia��, asegura Abdel. — La historia de Abdel (a la derecha) no se entiende sin la de Khaled (a la izquierda). Ambos se conocen desde peque?os y vinieron juntos desde Larache. ��Somos como familia��, asegura Abdel.Gorka Lejarcegi

Un grupo de alumnos de la Escuela de Cuchiller��a (al fondo) llega al centro. — Un grupo de alumnos de la Escuela de Cuchiller��a (al fondo) llega al centro.Gorka Lejarcegi

Aunque no da demasiados detalles sobre su viaje hasta Espa?a, Abdel asegura que lleg�� en patera a Barbate en octubre de 2016, junto con m��s de una decena de personas. Desde entonces, se ha sentido solo y echa de menos a su familia, en especial a su madre. "Si te enfadas, si lloras, aqu�� nadie te va a entender", explica. — Aunque no da demasiados detalles sobre su viaje hasta Espa?a, Abdel asegura que lleg�� en patera a Barbate en octubre de 2016, junto con m��s de una decena de personas. Desde entonces, se ha sentido solo y echa de menos a su familia, en especial a su madre. "Si te enfadas, si lloras, aqu�� nadie te va a entender", explica.Gorka Lejarcegi

Clase de matem��ticas en la Escuela de Cuchiller��a. El profesor, Manuel Esteban, asegura que Abdel es un alumno que ��siempre est�� atento, no da guerra y nunca falta��. — Clase de matem��ticas en la Escuela de Cuchiller��a. El profesor, Manuel Esteban, asegura que Abdel es un alumno que ��siempre est�� atento, no da guerra y nunca falta��.Gorka Lejarcegi

Abdel toma notas en la clase de matem��ticas en la Escuela de Cuchiller��a. Aunque le interesan m��s las asignaturas de ciencias que de letras, las matem��ticas son una de las materias que m��s le cuestan. — Abdel toma notas en la clase de matem��ticas en la Escuela de Cuchiller��a. Aunque le interesan m��s las asignaturas de ciencias que de letras, las matem��ticas son una de las materias que m��s le cuestan.Gorka Lejarcegi

Taquilla de Abdel en la Escuela de Cuchiller��a. La utiliza para guardar tanto libros como el mono azul de faena que utilizan en las pr��cticas de taller. — Taquilla de Abdel en la Escuela de Cuchiller��a. La utiliza para guardar tanto libros como el mono azul de faena que utilizan en las pr��cticas de taller.Gorka Lejarcegi

Descanso en las pr��cticas de taller de la Escuela de Cuchiller��a. Abdel, como el resto de sus amigos, tiene perfil de Facebook, Instagram, Twitter y usa Whatsapp. De izquierda a derecha, Abdel, Sahlid, Marcos, Carlos y Samuel. — Descanso en las pr��cticas de taller de la Escuela de Cuchiller��a. Abdel, como el resto de sus amigos, tiene perfil de Facebook, Instagram, Twitter y usa Whatsapp. De izquierda a derecha, Abdel, Sahlid, Marcos, Carlos y Samuel.Gorka Lejarcegi

Con Roque Rodr��guez, su profesor en el taller de la Escuela de Cuchiller��a. Abdel, seg��n Rodr��guez, es uno de los alumnos m��s aplicados y responsables del curso, aunque sigue teniendo dificultades con el idioma. — Con Roque Rodr��guez, su profesor en el taller de la Escuela de Cuchiller��a. Abdel, seg��n Rodr��guez, es uno de los alumnos m��s aplicados y responsables del curso, aunque sigue teniendo dificultades con el idioma.Gorka Lejarcegi

Adem��s de acabar sus estudios en la Escuela de Cuchiller��a, a Abdel le gustar��a estudiar tambi��n peluquer��a. ��El a?o que viene lo voy a intentar. Lo voy a pagar con mi dinero��, afirma. — Adem��s de acabar sus estudios en la Escuela de Cuchiller��a, a Abdel le gustar��a estudiar tambi��n peluquer��a. ��El a?o que viene lo voy a intentar. Lo voy a pagar con mi dinero��, afirma.Gorka Lejarcegi

Abdel reemplaza el sensor que mide la muela en una m��quina rectificadora y afiladora en la empresa de cuchiller��a Arcos Hermanos SA, donde realiza pr��cticas en el departamento de mantenimiento. — Abdel reemplaza el sensor que mide la muela en una m��quina rectificadora y afiladora en la empresa de cuchiller��a Arcos Hermanos SA, donde realiza pr��cticas en el departamento de mantenimiento.Gorka Lejarcegi

Abdel muestra en su m��vil la ��nica fotograf��a que conserva de su familia, donde aparecen su hermano Mohamed y su madre Aecha Boutza. El texto impreso sobre la imagen dice ��Mi madre es la mejor de las mujeres, lo es todo, sin ella la vida no vale nada; el mundo necesita un coraz��n como el de mi madre�� Te quiero madre��. — Abdel muestra en su m��vil la ��nica fotograf��a que conserva de su familia, donde aparecen su hermano Mohamed y su madre Aecha Boutza. El texto impreso sobre la imagen dice ��Mi madre es la mejor de las mujeres, lo es todo, sin ella la vida no vale nada; el mundo necesita un coraz��n como el de mi madre�� Te quiero madre��.Gorka Lejarcegi

Una de las cosas con las que m��s dfisfruta Abdel de Albacete es ��el f��tbol��, aunque en general le gusta todo tipo de deporte. ��Tambi��n querr��a ser entrenador de k��rate��, confiesa. — Una de las cosas con las que m��s dfisfruta Abdel de Albacete es ��el f��tbol��, aunque en general le gusta todo tipo de deporte. ��Tambi��n querr��a ser entrenador de k��rate��, confiesa.Gorka Lejarcegi

Abdel (al fondo) junto con Khaled, a la derecha y Omar en primer plano viendo la televisi��n en el Centro Arco Iris. La mayor��a de j��venes marroqu��es residentes se comunican entre ellos en ��rabe. — Abdel (al fondo) junto con Khaled, a la derecha y Omar en primer plano viendo la televisi��n en el Centro Arco Iris. La mayor��a de j��venes marroqu��es residentes se comunican entre ellos en ��rabe.Gorka Lejarcegi

Grego de la Due?a, educadora social, durante la tareas educativas con varios chavales en el centro Arco Iris. De izquierda a derecha, Abdel, Mohamed, Grego de la Due?a, Boulula y Jawad, de espaldas. — Grego de la Due?a, educadora social, durante la tareas educativas con varios chavales en el centro Arco Iris. De izquierda a derecha, Abdel, Mohamed, Grego de la Due?a, Boulula y Jawad, de espaldas.Gorka Lejarcegi

Cuando cumpla 18 a?os, el pr��ximo 7 de enero, Abdel tendr�� que abandonar el centro de acogida. Entonces, podr�� residir en un piso con otros compa?eros y recibir�� una ayuda econ��mica para hacer frente a los gastos mientras acaba sus estudios y encuentra trabajo. — Cuando cumpla 18 a?os, el pr��ximo 7 de enero, Abdel tendr�� que abandonar el centro de acogida. Entonces, podr�� residir en un piso con otros compa?eros y recibir�� una ayuda econ��mica para hacer frente a los gastos mientras acaba sus estudios y encuentra trabajo.Gorka Lejarcegi

Abdel, Omar y Mohamed (de espaldas) juegan al futbol��n en el Centro Joven de Albacete, al que acuden a menudo para participar en actividades l��dicas. — Abdel, Omar y Mohamed (de espaldas) juegan al futbol��n en el Centro Joven de Albacete, al que acuden a menudo para participar en actividades l��dicas.Gorka Lejarcegi

Despu��s de tres a?os Abdel (de perfil a la izquierda) y Khaled (de perfil a la derecha) son los veteranos del centro de acogida. Son los ��nicos a los que se les ha podido tramitar la nacionalidad. En primer plano, Mohamed, de espaldas Omar y al fondo Mohamed. — Despu��s de tres a?os Abdel (de perfil a la izquierda) y Khaled (de perfil a la derecha) son los veteranos del centro de acogida. Son los ��nicos a los que se les ha podido tramitar la nacionalidad. En primer plano, Mohamed, de espaldas Omar y al fondo Mohamed.Gorka Lejarcegi

Vista exterior del centro de acogida, en Albacete. La fachada principal actual, pintada de colores, es fruto de la reciente remodelaci��n del centro con el objetivo de dignificar el entorno. — Vista exterior del centro de acogida, en Albacete. La fachada principal actual, pintada de colores, es fruto de la reciente remodelaci��n del centro con el objetivo de dignificar el entorno.Gorka Lejarcegi

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