Trap en la Casa Morada
Encuentro similitudes entre Santiago Abascal y Sof¨ªa Suescun, la nueva estrella de Telecinco
Yo voy a votar ma?ana y espero que usted tambi¨¦n. Siempre recuerdo que en las elecciones que Hugo Ch¨¢vez gan¨® en 1998, la abstenci¨®n super¨® el 60%. Desde ese a?o, la revoluci¨®n bolivariana estruja en Venezuela. Y sostengo que fue esa alt¨ªsima abstenci¨®n la responsable. Por eso, voto. Y pienso que en Espa?a, donde me nacionalic¨¦ en 1999, estamos viviendo un, quiz¨¢s agotador, proceso de elecciones que espero sea para mantener y mejorar la democracia. Eso lo tengo clar¨ªsimo. Y tambi¨¦n porque a mi colegio electoral de Madrid acuden a votar las Hermanitas de los ancianos desamparados que viven cerca de mi casa. Me fascina coincidir con ellas en el camino que media entre nuestros hogares y las urnas. Andy Warhol cont¨® en sus diarios que unas monjas le reconoc¨ªan y le preguntaban por sus pel¨ªculas. A m¨ª tambi¨¦n me reconocen estas monjitas y me preguntan por otros personajes de la televisi¨®n, que ellas creen que son amigos.
No hay que olvidar la influencia de la televisi¨®n. As¨ª como mucha gente de mi quinta compara a los cinco candidatos con Los Cinco chiquillos que invent¨® Enid Blyton y que fueron como nuestros Harry Potter en los setenta, encuentro similitudes entre Santiago Abascal, el l¨ªder de Vox y Sof¨ªa Suescun, la nueva estrella de Telecinco. Es probable que se muevan en un terreno ideol¨®gicamente pr¨®ximo pero, adem¨¢s, comparten esa cualidad infrecuente de volverse fen¨®menos televisivos porque captan la atenci¨®n aprovechando todas esas herramientas que la televisi¨®n adora. Y fagocita. Demagogia, discurso agresivo y reaccionario, perfectamente oculto tras un rostro estupendo o dicho en una voz que no se altera. Si hubiera intervenido en el debate propondr¨ªa como tema que una de las cosas que une, que engancha a toda Espa?a (que en el debate no paraban de nombrar e invocar), es tener algo o alguien que amas al mismo tiempo que detestas. Es una de esas debilidades que hacen a Espa?a diferente. Quien lo domina, tiene un poder que convoca y repele mientras crea adicci¨®n. Muchos de esos personajes crecen y conquistan territorio, pero muchas veces terminan por evaporarse. O transformarse. Hace unos a?os, A¨ªda N¨ªzar era esa villana que no pod¨ªas dejar de contemplar. Mientras, Bel¨¦n Esteban supo convertirse en princesa del pueblo. Y hasta yo mismo abandon¨¦ el striptease para ser juez de la lista de los mejor vestidos de Vanity Fair. Otro tipo de elecciones donde, aparte de votar, me gustar¨ªa postularme.
Una eterna candidata de esas listas, Marie Chantal Miller, la millonaria esposa de Pablo de Grecia, publicar¨¢ un libro de autoayuda sobre algo que le preocupa: los buenos modales. El primer cap¨ªtulo deber¨ªa considerar no la forma, sino la funci¨®n de esas buenas maneras. ?Distanciarse? ?Poner una barrera? Prefiero la educaci¨®n a secas, es suficiente. He visto, en Caracas y aqu¨ª, a gente supereducada escudarse tras los modales para trufar su discurso de opiniones clasistas, evitar el reconocimiento de la violencia de g¨¦nero, de homofobia o de rechazo al diferente como demostr¨® el candidato de Vox en el debate. E igual que recuerdo la abstenci¨®n que aup¨® a Ch¨¢vez, tambi¨¦n recuerdo que Marie Chantal Miller escribi¨® un tuit durante aquel rifirrafe de las reinas de Espa?a en Mallorca, declarando que Letizia ¡°hab¨ªa mostrado sus verdaderos colores¡±. En mi manera de ver el mundo, que comparto con mis vecinas monjitas, la que ense?¨® educadamente la patita y la garrita fue Marie Chantal, la nueva gur¨² de las buenas maneras. Pero el h¨¢bito no hace al monje, ni a la monja.
La curiosidad puede ser maleducada, pero es lo que celebr¨¦ de mi sobrina Claudia que acudi¨® al cumplea?os de una joven amiga suya celebrado en la Casa Morada, un centro social de Unidas Podemos. Sus padres no lo han celebrado nada porque son antichavistas y creen que esa casa fue construida con ayuda bolivariana. Una operaci¨®n inmobiliaria menor entre los cientos de edificios comprados por el dinero venezolano en Madrid. Interrogu¨¦ a mi sobrina sobre ese tipo de fiesta en esa casa que llaman ¡°la casa de todos¡±. ¡°T¨ªo¡±, me explic¨®, ¡°solo hubo discrepancias en torno a la m¨²sica¡±. ¡°Oh, vaya, ?quer¨ªan poner la Internacional?¡±. ¡°Noooo¡±, se ri¨® ella con muy buenos modales. ¡°Mientras unos prefer¨ªamos poner electr¨®nica y disco, otros quer¨ªan trap y reguet¨®n¡±. Me qued¨¦ de piedra. ?Techno versus reguet¨®n en la Casa Morada! Esa es otra de las cuestiones que justifican que ma?ana, educadamente, vayamos a votar.
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