Al menos un dato falso por cada manifestaci¨®n

Varios defensores del lector se han referido al espor¨¢dico incumplimiento de una norma del Libro de Estilo seg¨²n la cual el peri¨®dico debe hacer su propio c¨¢lculo de asistentes a grandes manifestaciones. Lamento abordar esta vez la cuesti¨®n para se?alar que la vulneraci¨®n de esa regla es ahora sistem¨¢tica pese a que la Redacci¨®n cuenta con una reforzada secci¨®n de datos. La infracci¨®n priva a los lectores de informaci¨®n relevante para formar su propio criterio.

Conformarse con publicar las dispares cifras de la polic¨ªa y los convocantes de protestas implica una renuncia a nuestra obligaci¨®n de verificar las informaciones. Uno de los dos datos es falso, si no ambos, como se ha demostrado a menudo. Por tanto, se necesita ese c¨¢lculo aproximado propio, aunque implique trabajos complejos o incluso la publicaci¨®n de las conclusiones horas o d¨ªas despu¨¦s.

EL PA?S ha publicado que en la manifestaci¨®n ¡°constitucionalista¡± del 27 de octubre en Barcelona participaron 80.000 personas, seg¨²n la Guardia Urbana, y 400.000, seg¨²n los convocantes. O que en la marcha independentista de marzo en Madrid hubo 18.000 manifestantes, seg¨²n la polic¨ªa, y 120.000, seg¨²n los organizadores. Ante tales disparidades, lectores como Luis de Luxan o Enrique Balmaseda exigen al diario que d¨¦ su versi¨®n.

Lo hac¨ªa hasta hace unos a?os y explicaba, como precisa el Libro de Estilo, el m¨¦todo de recuento: ¡°El espacio ocupado por los manifestantes multiplicado por una media de personas por metro cuadrado (¡­) El n¨²mero de personas por metro cuadrado es muy raramente superior a dos cuando la manifestaci¨®n est¨¢ en marcha¡±.

EL PA?S ha utilizado la f¨®rmula desde 1978. Cada vez que lo ha hecho ha demostrado que son falsos los datos de los organizadores y, a veces, tambi¨¦n los de la polic¨ªa. Se constat¨® fehacientemente cuando la empresa Lynce utiliz¨® entre 2009 y 2011 una herramienta para contar uno a uno a los manifestantes mediante fotos a¨¦reas. Se comprob¨® tambi¨¦n que jam¨¢s ha habido en Espa?a una concentraci¨®n con un mill¨®n de asistentes, como detall¨® ?lex Grijelmo en su art¨ªculo ¡°Nunca hubo un mill¨®n¡±. La cifra m¨¢gica hab¨ªa sido supuestamente alcanzada y profusamente aireada al menos en cinco concentraciones. Mentira.

Responsables del diario asumen que incumplen el Libro de Estilo. ¡°No lo exigen los jefes¡±, se?alan redactores. ¡°Nadie ha ordenado no hacerlo¡±, responde un jefe. ¡°A?adir¨ªamos un potencial tercer dato err¨®neo porque el resultado no es exacto¡±, se?ala otro. En 41 a?os no se hab¨ªa discutido la aplicaci¨®n de un m¨¦todo asumido en todo el mundo como el m¨¢s adecuado para contar multitudes.

EL PA?S no puede cruzarse de brazos dejando al lector elegir entre 80.000 y 400.000 asistentes a un acto; es lo f¨¢cil, pero poco profesional

Muchas grandes concentraciones se producen ahora en Barcelona, donde EL PA?S no ha hecho su c¨¢lculo desde la Diada de 2017. Result¨® ser la mitad del mill¨®n que dijo la Guardia Urbana, todo un dato sobre la fiabilidad que dio el diario a esa fuente, convertida hoy en referencia casi exclusiva, como recuerda Miquel Noguer, responsable de la redacci¨®n de Catalu?a. Noguer destaca que el principal motivo de no hacer una contabilidad propia es ¡°la falta de recursos humanos¡± -ser¨ªa necesaria la colaboraci¨®n de 10 redactores, dice-, junto con la complejidad de marchas con varias cabeceras o en zonas con espacios vallados e irregulares.

Otros peri¨®dicos se conforman con hacer lo mismo que EL PA?S, pero alguno, como La Vanguardia, ha explicado al menos c¨®mo cuenta la Guardia Urbana: con el mismo m¨¦todo del Libro de Estilo, como es l¨®gico, porque es la f¨®rmula asumida por los expertos a nivel mundial.

Lo cierto, adem¨¢s, es que, cuando el peri¨®dico tiene inter¨¦s, s¨ª cumple con su obligaci¨®n, como ocurri¨® con la concentraci¨®n del D¨ªa de la Mujer el 8 de marzo en Madrid, a la vez que public¨® el m¨¦todo empleado para ello: hubo 230.000 participantes, frente a los entre 350.000 y 375.000 que dijo la Delegaci¨®n del Gobierno.

No hay razones s¨®lidas para eludir ejercicios como ese. Si se hac¨ªa antes con m¨¦todos rudimentarios, hoy es m¨¢s f¨¢cil con herramientas disponibles en Internet, como MapChecking, que indica autom¨¢ticamente cu¨¢ntas personas caben en una zona al multiplicar la superficie por la cifra que se determine por metro cuadrado. Si crey¨¦ramos al Ayuntamiento de Madrid de 1993 -se necesita mucha fe-, la misa de Juan Pablo II registr¨® el planetario r¨¦cord de 14 personas por metro cuadrado para llegar a los 1,3 millones que anunci¨® el consistorio. EL PA?S redujo la cifra a 366.000.

Miquel Noguer apuesta por una adaptaci¨®n del Libro de Estilo para hacer recuentos ¡°con criterios similares y con las herramientas tecnol¨®gicas precisas¡±. Est¨¢ cerca el d¨ªa en que conoceremos con precisi¨®n las cifras por geolocalizaci¨®n de tel¨¦fonos m¨®viles, como se?alan Daniele Grasso y Kiko Llaneras, redactores expertos en datos. Hasta entonces, EL PA?S no puede cruzarse de brazos dejando al lector que elija entre 80.000 y 400.000 asistentes a un acto. Es lo f¨¢cil, pero poco profesional.