Por qu¨¦ VOX podr¨ªa seguir creciendo
La formaci¨®n ultraderechista es el s¨ªntoma de que algo se ha hecho mal. Es hora de rectificar
Las explicaciones corrientes del crecimiento experimentado por Vox en las ¨²ltimas elecciones generales giran alrededor de factores tales como el representar este partido la versi¨®n espa?ola de un fen¨®meno europeo y a¨²n mundial ¡ªla nueva extrema derecha populista; el haber sido potenciado directa o indirectamente por determinados medios de comunicaci¨®n; y un supuesto car¨¢cter franquista-fascista, que entroncar¨ªa con una base social de este signo hasta hace poco cobijada en el Partido Popular y/o en Ciudadanos. La primera explicaci¨®n es indudable. La tercera debe matizarse.
Vox es la versi¨®n espa?ola del nacional-populismo presente en Europa con partidos como los de Le Pen o Salvini, entre otros, que han llegado al gobierno en Polonia y Hungr¨ªa. Como tal, contrapone el ¡°pueblo¡± a las ¡°¨¦lites¡± o castas, pero a¨²n m¨¢s a ese mismo ¡°pueblo¡± con los extranjeros, apuntando espec¨ªficamente a la inmigraci¨®n pobre, ilegal y legal, as¨ª como a la islamofobia. Tal enemiga la extiende a una Uni¨®n Europea vista como peligrosa para los intereses nacionales mientras se esgrime un radical neoliberalismo. Su primac¨ªa de ¡°lo espa?ol¡± la extiende a una concepci¨®n esencialista de la naci¨®n espa?ola, incompatible con otras nacionalidades internas, y a la intenci¨®n, si gobierna, de acabar con las autonom¨ªas y adoptar medidas radicales contra el proc¨¦s catal¨¢n. Junto a todo ello, cuestiona Vox las pol¨ªticas de g¨¦nero, la inseguridad ¡ªdesde el tratamiento penal de la peque?a delincuencia hasta las ocupaciones de pisos¡ª y las pol¨ªticas sociales presuntamente perjudicantes de ¡°los espa?oles¡± frente a los inmigrantes. Pero todo ello se plantea desde el constitucionalismo y desde la aceptaci¨®n de la democracia.
Y es que una cosa es que una parte creciente de los espa?oles que conservan una memoria hist¨®rica franquista voten a Vox y otra que ese partido lo sea en cuanto tal. ?Plantea el retorno a aquella dictadura? O, a¨²n m¨¢s, ?es Vox un partido de tipo fascista como lo fueron la Falange Espa?ola de las JONS de Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera ¡ªcon su programa totalitario fascista¡ª o el Movimiento Nacional del r¨¦gimen de Franco? No. Quienes s¨ª lo hacen ¡ªes decir, la mir¨ªada de peque?os partidos falangistas actuales¡ª no han sido nunca significativos a nivel electoral en nuestra democracia¡ precisamente por plantear, inasequibles al desaliento, el programa joseantoniano de 1934.
Otra cosa es que, en la cultura pol¨ªtica de Vox, aparezcan elementos compartidos con aquellas opciones ¡ªultranacionalismo, esencialismo espa?olista, etc¨¦tera¡ª, as¨ª como una valoraci¨®n positiva del dictador Franco y una visi¨®n de la Segunda Rep¨²blica y de la Guerra Civil heredada de la versi¨®n franquista de la historia. Una visi¨®n, por cierto, bien presente en una parte de la sociedad espa?ola, tal y como comprobamos cada vez que se plantean iniciativas desde la memoria hist¨®rica democr¨¢tica ¡ªsea el traslado del cad¨¢ver del dictador o nuevas exhumaciones de v¨ªctimas de la violencia pol¨ªtica franquista. El ascenso de Vox incluye factores ¡°franquistas¡±, s¨ª, pero tambi¨¦n otros que seguramente explican en mayor medida su crecimiento presente. Y muy probablemente, y por desgracia, futuro.
Vox representa la versi¨®n m¨¢s radical y derechista de una concepci¨®n de Espa?a que no admite la existencia de nacionalismos perif¨¦ricos. Representa igualmente una nueva versi¨®n de la cr¨ªtica populista a ¡°los pol¨ªticos¡±, vistos todos como iguales, viviendo a costa y de espaldas al ¡°pueblo sano¡± mientras, en un contexto de crisis econ¨®mica de dif¨ªcil salida, los perjudicados por la misma no encuentran pol¨ªticas de empleo suficientes que les amparen. Representa la protesta contra una globalizaci¨®n que implica p¨¦rdidas de puestos de trabajo y masas crecientes de ¡°perdedores¡±. Y contra unas pol¨ªticas sociales que considera desviadas y favorecedoras de los (supuestos) ¡°aprovechados¡± de las mismas, los inmigrantes. Contra la peque?a delincuencia end¨¦mica, supuestamente causada mayoritariamente por la inmigraci¨®n y por unas leyes excesivamente blandas. Significa igualmente la protesta contra las ocupaciones de pisos, tambi¨¦n resultado de la misma presunta blandez del Estado. Y contra las pol¨ªticas de g¨¦nero y hacia los colectivos LGTBI, mediante las cuales se estar¨ªa presuntamente disolviendo la familia tradicional cat¨®lica espa?ola. Como bien se resume en uno de sus esl¨®ganes, Vox ha llegado para acabar con ¡°la dictadura progre¡±.
Mientras los partidos progresistas no se apliquen a implementar pol¨ªticas de empleo y sociales en general que ofrezcan soluciones reales a los sectores m¨¢s desfavorecidos por la crisis y la globalizaci¨®n; mientras no sean capaces de resolver por la v¨ªa del di¨¢logo los problemas de articulaci¨®n interna de Espa?a; y mientras no recuperen una mayor proximidad a los problemas de buena parte de la ciudadan¨ªa, Vox y su bater¨ªa de recetas f¨¢ciles e inservibles crecer¨¢, a pesar de que se le pretenda ignorar o aislar. Y continuar¨¢ influyendo en los programas de otras opciones derechistas. Vox es el s¨ªntoma de que algo se ha hecho mal. Es hora de rectificar.
Joan Maria Thom¨¤s es profesor de Historia Contempor¨¢nea en la Universidad Rovira i Virgili, autor de Los fascismos espa?oles.
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