?Estamos tan lejos como pretenden nuestros pol¨ªticos?

Los espa?oles cada vez votamos m¨¢s a los extremos en la cuesti¨®n nacional. En las elecciones generales de noviembre de 2011, el voto independentista era marginal, y el nacionalista catal¨¢n (incluyendo en esta categor¨ªa a la extinta CiU) alcanzaba el 35%. Ocho a?os despu¨¦s, la suma de JxCat, ERC y CUP supera con creces el 40% con posiciones mucho m¨¢s radicales en la cuesti¨®n de la soberan¨ªa nacional que sus predecesores. Por el otro lado, Vox ha creado en menos de un a?o un espacio aut¨®nomo de nacionalismo espa?ol centralista que ha atra¨ªdo 3,5 millones de apoyos (240.000 en Catalu?a, por cierto).

Curiosamente, las preferencias territoriales no se han extremado tanto como nuestras decisiones ante las urnas dan a entender. En 2010, uno de cada cuatro catalanes expresaba su preferencia por un Estado en el que las autonom¨ªas pod¨ªan independizarse. Dos a?os despu¨¦s, la cifra alcanzaba el 40%, pero ahora ha regresado al 36%. En el conjunto de Espa?a, entre 2011 y 2019, la cantidad de personas que preferir¨ªan menos descentralizaci¨®n ha subido apenas cinco puntos, cuando los favorables al statu quo constitucional son hoy tambi¨¦n m¨¢s que ayer.

Algo similar ha sucedido con el eje ideol¨®gico. Los espa?oles somos hoy un poco m¨¢s progresistas que hace ocho a?os, siendo la izquierda moderada y el centro las opciones que m¨¢s adeptos han ganado en este tiempo. Sin embargo, la media de nuestros votos se ha desplazado hacia la derecha.

Para reconciliar esta incoherencia debemos comprender el juego pol¨ªtico como algo m¨¢s que una mera respuesta de los representantes a los intereses de sus representados. Si algo hemos comprobado ¨²ltimamente es que las opciones que se nos ofrecen desde arriba influyen bastante en nuestras opiniones (por ejemplo: los votantes republicanos en EE?UU se han vuelto m¨¢s pro-Rusia bajo el mandato de un Trump cercano a Putin). Adem¨¢s, dado que la construcci¨®n de proyectos conjuntos depende del acuerdo entre visiones diferentes, la manera en que se nos proponen pactos, se subrayan ciertos aspectos sobre otros y se expresa la vehemencia de las posiciones que afecta al men¨² de soluciones entre el que finalmente escogeremos.

Si la ciudadan¨ªa aspira a que dichas soluciones sean m¨¢s viables y de consenso, deber¨ªamos incorporar tal demanda hacia las ¨¦lites. Que no nos hagan pensar que estamos m¨¢s lejos entre nosotros de lo que realmente estamos. @jorgegalindo