En La Habana

La visita de don Felipe y do?a Letizia a Cuba es la primera de unos reyes espa?oles desde la independencia de la antigua colonia. El viaje se enmarca en la conmemoraci¨®n de los 500 a?os de la fundaci¨®n de La Habana, y las fechas han sido escogidas de tal modo que Espa?a no dejase de tener representaci¨®n al m¨¢s alto nivel en esta efem¨¦ride. Al mismo tiempo, se ha querido evitar el encuentro entre los Reyes y algunos dirigentes iberoamericanos con los que existen unas profundas diferencias diplom¨¢ticas.

La visita de los Reyes era obligada por la dif¨ªcil situaci¨®n que atraviesa Cuba, debido, entre otras razones de ¨ªndole interior, a la pol¨ªtica hacia la isla del presidente norteamericano, Donald Trump. La muerte de Fidel Castro dio paso a una situaci¨®n ambigua en la c¨²spide del r¨¦gimen cubano, en la medida en que nadie parece dudar de la urgente necesidad de un cambio pol¨ªtico, pero tampoco de la influencia retardatoria de Ra¨²l Castro y del n¨²cleo revolucionario. Tarde o temprano, el pa¨ªs deber¨¢ afrontar una transici¨®n pospuesta, al menos, desde el final de los sistemas comunistas en el este europeo. Cuba no est¨¢ condenada a ser una persistente herencia de la Guerra Fr¨ªa, por m¨¢s que algunos Gobiernos del continente americano, hoy tambi¨¦n en crisis, hayan ofrecido a su r¨¦gimen una inesperada pr¨®rroga a medio camino entre la ayuda que se espera del aliado y el ejemplo que se va a buscar en el mito. La Habana no ejerce el mismo liderazgo continental que bajo el Gobierno de los Castro, sin que tampoco haya abandonado por completo la acci¨®n de inspiraci¨®n ideol¨®gica m¨¢s all¨¢ de sus fronteras.La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha supuesto un retorno a las posiciones m¨¢s duras de la pol¨ªtica norteamericana hacia la isla. Trump ha puesto fin al deshielo iniciado por su antecesor, Barack Obama, quien intent¨® se?alar el comienzo de una nueva ¨¦poca en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos con una decisiva visita a la isla. Nada de aquel esp¨ªritu ha sobrevivido al giro diplom¨¢tico adoptado por la actual Administraci¨®n norteamericana, si bien existe una conciencia generalizada de que el regreso a las antiguas posiciones est¨¢ estrictamente ligado a la permanencia en la Casa Blanca de su actual inquilino. Los cubanos est¨¢n siendo las primeras v¨ªctimas del embargo. Pero no son ni ser¨¢n las ¨²nicas: tambi¨¦n los intereses norteamericanos se est¨¢n viendo afectados por esta innecesaria exhibici¨®n de fuerza. Y, por descontado, tambi¨¦n los espa?oles.

La visita de don Felipe y do?a Letizia resultaba oportuna y, adem¨¢s, necesaria. No solo como muestra de apoyo a la amplia representaci¨®n empresarial espa?ola en la isla, sino tambi¨¦n como se?al inequ¨ªvoca de que las relaciones de Espa?a con Cuba responden a un v¨ªnculo profundo. El ministro de Asuntos Exteriores en funciones, Josep Borrell, ha se?alado que el viaje ha servido para abordar todos los asuntos pendientes con el Ejecutivo cubano, incluidos los relacionados con los derechos humanos. Esta aclaraci¨®n deber¨ªa ser suficiente para respetar el consenso exterior imprescindible para que Espa?a pueda desempe?ar adecuadamente su papel en el mundo. Especialmente, cuando afecta a la agenda del jefe del Estado.