Pol¨ªtica para ciudadanos adultos
La gente no es boba; quiere que le presenten los problemas en toda su crudeza y se reconozcan los errores
![Pedro S¨¢nchez celebra la victoria en las elecciones generales.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/FD5FDAXAU53XNU4OEVEU5XRFKU.jpg?auth=996083ee9c17808e3897c7f91fb479f5a73e5c7711978d2390c6a1d11c82d2f1&width=414)
Perdonen, ya s¨¦ que voy a hablar de algo que no es de actualidad. No, al menos, de lo que hoy entendemos por tal. Aunque eso no le quita importancia al tema, que vale para ayer, hoy y ma?ana, es una cuesti¨®n perenne. Me refiero a la necesidad que tienen nuestros pol¨ªticos de tratarnos a los ciudadanos como personas adultas, y no como el objeto de las nuevas pol¨ªticas de comunicaci¨®n. En estas aparecemos como seres infantilizados, primarios, dispuestos a tragarnos casi cualquier cosa si se presenta con el envoltorio adecuado. Y si no cuela en ese momento, la mareante aceleraci¨®n de las noticias y el constante cambio de temas ya se encargar¨¢n de trasladarlas al olvido. Cambio de pantalla, como se dice ahora. Pero no quiero olvidar, quiero detenerme, aunque solo sea un ratito, en un par de ejemplos recientes de patente desprecio a la inteligencia de los ciudadanos. El primero, y quiz¨¢ el m¨¢s grave, es el pacto S¨¢nchez-Iglesias, que en s¨ª mismo es perfectamente leg¨ªtimo. A lo que me refiero es a la incongruencia entre lo que todos recordamos que dijo S¨¢nchez en su d¨ªa sobre su nuevo socio y la celeridad y desparpajo con la que se present¨® como ¡°lo que hay que hacer¡±. Digo que es lo m¨¢s grave, porque fueron esas reticencias entre ambos partidos lo que acabaron conduci¨¦ndonos a nuevas elecciones. Pero tambi¨¦n porque supone una flagrante vulneraci¨®n de la premisa b¨¢sica de la l¨®gica, el principio de no contradicci¨®n. Ya sabemos que la l¨®gica no siempre sirve para la pol¨ªtica; pero, como recordaba Maquiavelo, para esos casos est¨¢ el disimulo. Tampoco hubiera sido tan dif¨ªcil habernos preparado con la escenificaci¨®n de ¡°negociaciones¡± que acabaran despu¨¦s en acuerdo. No, tiene mucho m¨¢s efecto medi¨¢tico la sorpresa, aunque pensemos que nos toman por tontos.
El segundo ejemplo es anterior, la propia reacci¨®n de S¨¢nchez tras el escrutinio electoral. Esa euf¨®rica celebraci¨®n del resultado como si fuera una extraordinaria victoria cuando en realidad significaba el fracaso de la estrategia que condujo a nuevas elecciones. Seis meses m¨¢s de par¨¢lisis que nos devolvieron a la casilla de salida, llenaron el Congreso de representantes de la ultraderecha y lo hicieron todav¨ªa m¨¢s ingobernable. A esos angustiados ciudadanos a los que por en¨¦sima vez les condujeron a las urnas les hubiera gustado escuchar alguna autocr¨ªtica, aunque fuera peque?ita. Nada, ni eso, el enmarque fue que el PSOE hab¨ªa vuelto a ganar las elecciones y amplio ondear de banderas, punto. Al cabreo de los ciudadanos por el bloqueo se un¨ªa ahora la sensaci¨®n de tomadura de pelo. Hay muchos otros casos, desde luego, pero son tantos que no caben en una columna. En todos ellos se manifiesta ese s¨ªndrome de que somos menores de edad, que se nos puede engatusar con cualquier truqui dise?ado por los nuevos gur¨²s. Pero la gente no es boba; quiere que le presenten los problemas en toda su crudeza y se reconozcan los errores. Sin eso es dif¨ªcil que volvamos a recuperar la confianza en los pol¨ªticos. Si hay algo que no soportamos es que se nos tome por primos.
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![Fernando Vallesp¨ªn](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F1548af62-c01b-47d2-91b5-3d5f144c0f5d.png?auth=cf2d3a85042a39c86987f841fc3c73255517a57b90b19f1ef649ea9e58dbdc9d&width=100&height=100&smart=true)