El hombre del arte en el que conf¨ªa Mohamed VI
Mehdi Qotbi, el presidente de la Fundaci¨®n Nacional de Museos, escap¨® de una infancia m¨ªsera para convertirse en una de las personas m¨¢s influyentes de Marruecos
El cargo de Mehdi Qotbi informa solo en parte sobre su verdadero poder. Qotbi es desde 2011 el presidente de la Fundaci¨®n Nacional de Museos de Marruecos. El rey Mohamed VI decidi¨® otorgarle ese puesto en plena Primavera ?rabe a un hombre de extracci¨®n muy humilde, que se hizo pintor en Par¨ªs y que hasta ese momento no ten¨ªa ninguna experiencia en la gesti¨®n de ning¨²n organismo.
¡ª Temo decepcionarle, Majestad.
¡ª No me vas a decepcionar.
En solo tres a?os, Qotbi consigui¨® inaugurar el museo Mohamed VI de Arte Moderno y Contempor¨¢neo en Rabat. Y en los ¨²ltimos cinco a?os Qotbi logr¨® junto al director del centro, Abdelaziz el Idrissi, acoger exposiciones in¨¦ditas en el pa¨ªs: una retrospectiva de Picasso, otra de pintores espa?oles, de Goya a nuestros d¨ªas, cedidos por el Banco de Espa?a, otra de impresionistas prestados por el museo de Orsay, y la primera Bienal de Arte en Rabat, con un marcado acento feminista. En todas ellas consigui¨® un ¨¦xito total de asistencia y presencia en los medios internacionales. Desde que ocup¨® su cargo Marruecos ha conocido a tres ministros de Cultura, pero Qotbi se ha erigido en la imagen m¨¢s emblem¨¢tica del llamado soft power o poder blando de Marruecos.
El museo Mohamed VI, en Rabat, que forma para de los 13 centros de la Fundaci¨®n, se ha convertido en el mascar¨®n de proa de la cultura en Marruecos. Ese fue el ¨²ltimo lugar donde apareci¨® la princesa Salma en diciembre de 2017, antes de su separaci¨®n de Mohamed VI, y el lugar donde reapareci¨® el pasado octubre durante la inauguraci¨®n de otra exposici¨®n. Por supuesto, en ambos actos estuvo presente Qotbi. ¡°Yo siempre me siento muy agradecido hacia quienes me han tendido la mano. La madre del pr¨ªncipe siempre nos ha apoyado. Yo me siento honrado y orgulloso de eso. Ella nunca se ha perdido una exposici¨®n hasta el d¨ªa de hoy¡±.
Qotbi naci¨® hace 68 a?os, seg¨²n Wikipedia ¡ªaunque ¨¦l asegura que su padre se equivoc¨® al registrar los datos y en realidad tiene algunos menos¡ª, en Takad¨²n, uno de los barrios m¨¢s pobres de Rabat. Fue concebido fuera del matrimonio, lo que en Marruecos supone un estigma imborrable para muchos ni?os a quienes se les conoce como ¡°hijos del pecado¡±. Qotbi no se sent¨ªa querido en casa, su padre le golpeaba y procuraba pasar en casa el m¨ªnimo tiempo posible. Cuando apenas ten¨ªa 12 a?os vio un gran autom¨®vil pasar por su barrio y result¨® que era el del ministro de Defensa de la ¨¦poca. Le pidi¨® un trabajo para su hermana. Y al ministro le hizo gracia que el ni?o no le pidiera dinero como el resto de chiquillos. Le consigui¨® una beca para estudiar en uno de los mejores colegios de ¨¦lite y despu¨¦s otra para viajar a Francia.
All¨ª, Mehdi Qotbi renaci¨®. Se encontr¨® un pa¨ªs donde nadie le preguntaba qui¨¦nes eran sus padres. Se cambi¨® el nombre de Mohamed por el de Mehdi, aprendi¨® la lengua francesa, se cas¨®, tuvo dos hijas que viven en Par¨ªs, se divorci¨®. Y entremedias, consigui¨® abrirse camino como pintor, trabaj¨® junto a Octavio Paz, Fernando Arrabal, el poeta senegal¨¦s L¨¦opold S¨¦dar Senghor, el poeta sirio Adonis, conoci¨® al diplom¨¢tico Dominique de Villepin y a los presidentes Fran?ois Mitterrand, Fran?ois Hollande y Jacques Chirac, entre otras muchas personalidades. Hasta que en 2015 le fue otorgada la m¨¢s alta condecoraci¨®n francesa, la medalla de la Legi¨®n de Honor.
La leyenda cuenta que Qotbi asesora a Mohamed VI en la compra de cuadros para su pinacoteca privada. ¡°Eso es absolutamente falso¡±, asegura. ¡°A Su Majestad no le hace falta ning¨²n asesor de arte. ?l suele apoyar a los artistas marroqu¨ªes compr¨¢ndoles sus obras. Y gracias a eso ha conseguido contagiar la afici¨®n. Ahora, en las dotes de boda, algunas familias piden cuadros en lugar de plata¡±.
La otra leyenda que corre por Rabat se?ala que Qotbi viv¨ªa muy apurado econ¨®micamente en Francia hasta que alguien del Palacio marroqu¨ª repar¨® en ¨¦l y su vida cambi¨® por completo. Qotbi tambi¨¦n desmiente esa historia: ¡°Yo no viv¨ªa mal en Par¨ªs. Mi esposa ten¨ªa un piso en el distrito VIII (uno de los m¨¢s acomodados de la ciudad) y all¨ª recib¨ªamos a gente. Aunque estemos divorciados nuestra relaci¨®n es estupenda y siempre le estar¨¦ agradecido a la madre de mis hijos¡±.
En cuanto a su entrada en Palacio, Qotbi relata el origen. Cuenta que en los a?os ochenta coincidi¨® en un almuerzo de la embajada francesa en Rabat con Assia Alaoui, que era en ese momento esposa de Ahmed Alaoui, ministro de Hassan II y es desde 2006 la embajadora itinerante de Mohamed VI. Qotbi le mostr¨® sus libros donde ilustraba textos de varios escritores c¨¦lebres y ella le pidi¨® que se los dejara.
¡°Esa misma tarde¡±, relata Qotbi, "recib¨ª una llamada de la se?ora Alaoui y me dijo: ¡®mi marido le espera ma?ana en Marrakech¡¯. Yo no hab¨ªa estado nunca en Marrakech. El se?or Alaoui me envi¨® un ch¨®fer y me instal¨¦ en un hotel de Marrakech. Estaba invitado a una recepci¨®n del rey. Al d¨ªa siguiente, el se?or Alaoui me llam¨® al hotel. '?D¨®nde est¨¢s? Su Majestad quiere verte y ?qu¨¦ est¨¢s haciendo?' Yo tom¨¦ un taxi y en 20 minutos estaba ya en el hotel Simiramis, a las ocho de la noche. Me di cuenta en el coche de que con la precipitaci¨®n me hab¨ªa puesto dos calcetines de colores diferentes. Al llegar el se?or Alaoui me dijo: 'Si Su Majestad Hassan II est¨¢ de buen humor, va a dejar que le beses la mano y entonces te debes retirar. Si no est¨¢ de buen humor, te va a retirar su mano y t¨² te tienes que retirar tambi¨¦n¡±.
Finalmente, Qotbi le bes¨® la mano y Hassan II habl¨® con ¨¦l durante media hora. ¡°Aquello fue m¨¢gico, inesperado¡±, recuerda Qotbi. ¡°Solo me acuerdo que cuando llegu¨¦ a su oficina ¨¦l me pregunt¨®: '?Por qu¨¦ viene a verme?'. Y yo le contest¨¦: ¡®Majestad, eso solo depende de usted".
Tres d¨ªas despu¨¦s ¡°lleg¨® lo mejor¡±, recuerda Qotbi. El entonces pr¨ªncipe heredero, actual rey Mohamed VI, lo cit¨® en Skjirat, cerca de Rabat. ¡°Me pregunt¨® cu¨¢l era mi familia, d¨®nde viv¨ªa. Y por primera vez en mi vida yo habl¨¦ de mi familia. Le dije que mi madre era ama de casa y mi padre camillero. Yo habl¨¦ emocionado, con l¨¢grimas en los ojos. Y ¨¦l me acept¨® tal como soy. Y vi su humanidad¡±.
Cuando se le pregunta a Qotbi c¨®mo ha sabido adaptar sus maneras al trato con personas influyentes comenta que siempre tuvo una gran capacidad de observaci¨®n. Qotbi se muestra ahora como un hombre satisfecho de su destino. ¡°El buen Dios me ha dado m¨¢s de lo que yo pod¨ªa so?ar. Ayer almorc¨¦ con mi padre y mi hermano. Ya nos hemos reconciliado. Sal¨ª de un barrio pobre y ahora tengo un bonito apartamento en Casablanca y una bella casa en Marrakech. ?Qu¨¦ m¨¢s quiero? Cuando era peque?o andaba descalzo. Ahora tengo casi una centena de zapatos. Pero solo me puedo poner un par. En mi casa tengo muchas habitaciones, pero solo puedo dormir en una cama, en la que estoy acostumbrado. A¨²n tengo el miedo y la obsesi¨®n de pasar hambre. No quiero nada m¨¢s. E intento no cerrarle mi puerta a nadie¡±.
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