Gobiernos locales para la vida
La experiencia pol¨ªtica en las regiones de Colombia ha ganado nuevo aire y ese aire est¨¢ respaldado por reformas democr¨¢ticas estructurales
Hace dos meses, cuando el 29 de agosto un grupo de excomandantes de las FARC anunci¨® su regreso a las armas, la opini¨®n p¨²blica en Colombia se enmara?¨® en clamores que ped¨ªan acciones y reacciones, ¡®los intelectuales criollos¡¯ nos arrojaron sus ¡®categor¨ªas¡¯ para sancionar y aprobar sentimientos (¡°no es hora de declarar tristeza o dolor, es hora de actuar¡±, dijeron, con elocuencia policial), y la Administraci¨®n Duque resbal¨® y cay¨® una vez m¨¢s en las rutinarias declaraciones inoperantes de su ministro de Defensa infame (y ahora renunciado).
En este diario hice un llamado distinto: atender, como escuchas, el futuro ocurriendo; abrir los o¨ªdos.
No era cierto que el regreso a las armas de tres excomandantes significara el fracaso del acuerdo de paz, y no lo era por una raz¨®n tan n¨ªtida como oce¨¢nica: en las regiones del pa¨ªs, en decenas de corregimientos y veredas, en municipios que albergan resguardos ind¨ªgenas o territorios colectivos de comunidades negras, cientos de individuos y de l¨ªderes sociales estaban ya practicando tareas de proselitismo de base, esperanzados en la apertura democr¨¢tica comprometida en el acuerdo de paz.
Tanto es as¨ª, tanto sigue siendo as¨ª, que por eso los identifican, los persiguen y los asesinan. (Y al tiempo que los asesinan, el trabajo de base crece, lo que son cosas distintas).
Las elecciones de autoridades locales y regionales, del pasado 27 de octubre en Colombia, fueron las primeras en la historia del pa¨ªs con el Estatuto de la oposici¨®n en acci¨®n, y las implicaciones de este hecho, junto al hecho de que los nuevos Planes de Desarrollo locales tendr¨¢n que escribirse con ¡°enfoque territorial¡± (enfoque de car¨¢cter vinculante, es decir, de obligatorio cumplimiento por parte del poder Ejecutivo central), apenas podemos empezar a valorarlas.
Para no ir muy lejos, est¨¢ en el limbo jur¨ªdico, de acuerdo con el Consejo Nacional Electoral, saber si los movimientos pol¨ªticos derrotados en los segundos lugares, y que se presentaron por firmas (los avalados por partidos pol¨ªticos con personalidad jur¨ªdica tienen asegurados sus curules), podr¨¢n hacer uso del derecho establecido a ocupar curules en concejos y asambleas, as¨ª como a acceder a recursos p¨²blicos para continuar con el crecimiento de su pr¨¢ctica pol¨ªtica.
Pero no es solo a los derrotados a quienes protege el nuevo Estatuto de la oposici¨®n, que, hay que recordarlo, fue una espera postergada por dos d¨¦cadas hasta su concreci¨®n como punto del acuerdo de paz con las FARC.
Algunos de los actores pol¨ªticos victoriosos de la jornada electoral, inesperados y significativos, podr¨¢n gobernar en territorios y condiciones nunca antes alcanzadas. Alcanzadas por ellos. Conquistadas por el futuro ocurriendo.
Ser¨¢ el caso de Mariano Grueso, alcalde electo de Guapi, en el litoral pac¨ªfico del departamento del Cauca, quien lider¨® la Coalici¨®n Frente Amplio por Guapi, avalada por el Movimiento Alternativo Ind¨ªgena y Social (MAIS), la UP, las FARC y la Colombia Humana. El hermano de Grueso (Jes¨²s Orlando Grueso Obreg¨®n) fue asesinado en enero de 2018 junto a un compa?ero, ambos integrantes del Movimiento ?tnico y Popular del Pac¨ªfico (MOEP). Los asesinaron cuando adelantaban tareas de apoyo a las candidaturas de Ancizar Barrios y Aida Avella.
Ser¨¢ el caso de V¨ªctor Hugo Vidal, alcalde electo de Buenaventura, el principal puerto de Colombia sobre el pac¨ªfico. Vidal inscribi¨® su ¡°candidatura c¨ªvica¡± el 27 de julio de 2019 con el respaldo de 60.000 firmas. Ocurre que, en 2017, la gente en Buenaventura adelant¨® un paro de 21 d¨ªas para reclamar inversi¨®n social. El puerto ha crecido dr¨¢sticamente en su capacidad exportadora de mercanc¨ªas, pero no en su capacidad de sacar gente de la pobreza. El Comit¨¦ C¨ªvico del Paro conquist¨® una serie de acuerdos convertidos en ley en 2018 y refrendados por el Gobierno de Duque. Para proteger esas conquistas sociales de las presiones del narco y la corruptela de clanes pol¨ªticos de la regi¨®n, la gente del Comit¨¦ C¨ªvico design¨® a Vidal como candidato. Su victoria fue re?ida y es ciudadana.
Ser¨¢ el caso de Guillermo Torres, antes conocido como ¡°Juli¨¢n Conrado¡±, excombatiente de las FARC, cantante y poeta y quien gan¨® la alcald¨ªa de Turbaco, en el departamento de Bol¨ªvar, cerca de Cartagena. Seg¨²n me cont¨® un colega en NC Producciones, Torres hizo su campa?a recorriendo las veredas y componiendo canciones para cada punto de su programa de gobierno. En un reportaje del 30 de octubre, pocas horas despu¨¦s de la victoria, la periodista Catalina Oquendo lo entrevist¨® para EL PA?S. All¨ª Torres cuenta sobre su primera protesta en 1973, antes de entrar a la guerrilla: ¡°fue por el agua, el tema que angustia a los turbaqueros¡±.
Pero ser¨¢, sobre todo, el caso de Mercedes Tumbal¨¢ Velasco, ind¨ªgena misak, electa en el municipio de Silvia, ubicado en un valle interandino en la cordillera central del departamento del Cauca. Su programa, adscrito al Movimiento Autoridades Ind¨ªgenas de Colombia (AICO), invita a ¡°la uni¨®n de los habitantes del territorio¡±, independiente de su pertenencia ind¨ªgena y con la esperanza de que participen en frentes como el plan b¨¢sico de ordenamiento y alcantarillado.
Paso del programa de?Tumbal¨¢ Velasco a su v¨ªdeo de promoci¨®n: su voz, firme y sosegada, se presenta y se lanza sobre la narrativa ¡°no importan nuestros colores, somos hijos de esta tierra, campesinos, mestizos, blancos o ind¨ªgenas¡±. Y esa tierra es elaborada: los r¨ªos cristalinos de d¨¦cadas atr¨¢s cuando ella naci¨®; los vientos de p¨¢ramo, inquebrantables; las verdes monta?as, sucesivas y persistentes. Al final, su eslogan; el c¨®digo que empezar¨¢ a gobernar su municipio en 2020: ¡°mujer, hilando gobierno para la vida¡±.
Termino de escuchar el v¨ªdeo por tercera vez y pienso: no estoy llorando, solo se me meti¨® un v¨ªdeo de campa?a pol¨ªtica victoriosa al ojo.
Tambi¨¦n pienso: ninguno de estos cuatro alcaldes la tendr¨¢ f¨¢cil.
Nadie la tendr¨¢ f¨¢cil en un pa¨ªs reaccionario donde las tensiones por la tierra y la representaci¨®n pol¨ªtica seguir¨ªan gestionada, tres a?os m¨¢s, por autoridades del orden nacional que desprecian la actividad democr¨¢tica de base.
Y sin embargo, la experiencia pol¨ªtica de base, en las regiones de Colombia, ha ganado nuevo aire y ese aire est¨¢ respaldado por reformas democr¨¢ticas estructurales. Es el acuerdo de paz ocurriendo.
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