Paro Nacional
Aunque el Gobierno colombiano lo niega p¨²blicamente, se discute una reforma al sistema de pensiones y una reforma para la desregularizaci¨®n laboral
Desde finales de los a?os setenta del siglo XX, no ha habido un gran paro nacional en Colombia. En lo fundamental, luego de aquella movilizaci¨®n en 1977 se produjeron dos fen¨®menos. Por un lado, comenz¨® lo que en Colombia se llama la guerra sucia, miles de dirigentes pol¨ªticos de izquierda, agrarios y sindicales fueron asesinados. Partidos pol¨ªticos como la Uni¨®n Patri¨®tica o el movimiento social A Luchar fueron masacrados, al igual que movimientos campesinos como la ANUC. Por otro lado, se dio un proceso de reformas econ¨®micas que destruy¨® el movimiento sindical. Ya para finales de los a?os noventa no quedaba mucho, apenas el sindicato de maestros, algunas organizaciones campesinas y uno que otro sindicato peque?o. Todo lo dem¨¢s lo hab¨ªan desbaratado o lo hab¨ªan asesinado.
De tal forma que el movimiento social en Colombia ha comenzado a reinventarse. Algunos movimientos agrarios, conocidos como las Dignidades, el movimiento estudiantil y el sindicato de maestros han liderado esta transformaci¨®n. Su fuerza se mediar¨¢ en algunos d¨ªas, el 21 de noviembre. Los convocantes aspiran a movilizar cerca de dos millones de personas en todo el pa¨ªs, mientras el Gobierno ha inventado todo tipo de acciones para desincentivar la movilizaci¨®n y aspira a que la misma sea un gran fracaso.
Los convocantes del Paro Nacional tienen las condiciones dadas para sacar centenares de miles de personas. Son seis, a grandes rasgos, las reivindicaciones. En primer lugar, una serie de reformas econ¨®micas y sociales que ha planteado el gobierno nacional. Entre ellas, una reforma tributaria con la vieja t¨¢ctica fallida de reducir impuestos a los ricos y aumentarlos a los pobres, con la intenci¨®n de que el enriquecimiento de unos pocos mejore la distribuci¨®n econ¨®mica. De hecho, el a?o pasado se aprob¨® una de esas reformas, llamada ley de financiamiento, con una reducci¨®n fuerte de impuestos a los ricos y el desempleo se dispar¨® en Colombia, mostrando lo equivocado de esa teor¨ªa. Adem¨¢s, se discute, aunque p¨²blicamente lo niega el Gobierno, una reforma al sistema de pensiones y una reforma para la desregularizaci¨®n laboral. Incluso, los gremios han propuesto pagar menos de un salario m¨ªnimo a los reci¨¦n graduados de las universidades.
En segundo lugar, la marcha reclama que pare el asesinato de l¨ªderes sociales que ha cobrado la vida de m¨¢s de 500 de ellos. En Colombia cada tres d¨ªas asesinan un l¨ªder social. La tercera reivindicaci¨®n la lidera el movimiento estudiantil. B¨¢sicamente, en las movilizaciones del a?o 2018 se lleg¨® a una serie de acuerdos y los estudiantes sienten que no se han cumplido. Ampliaci¨®n de cupos universitarios, reducci¨®n de costos de matr¨ªcula y mayor presupuesto para la universidad son los reclamos. En cuarto lugar, miles saldr¨¢n en protesta contra lo que ellos consideran un mal gobierno de Iv¨¢n Duque. Lo m¨¢s reciente fue un bombardeo contra un grupo criminal, el cual habr¨ªa dejado al menos ocho menores de edad asesinados, incluso se habla que podr¨ªan ser m¨¢s de 15 y varios de ellos habr¨ªan sido rematados mientras ped¨ªan ayuda debido a las heridas con las que quedaron.
En quinto lugar, muchos saldr¨¢n a marchar en reclamo al cumplimiento del acuerdo de paz firmado entre el Estado colombiano y la exguerrilla de las FARC. Es tal el nivel de incumplimiento que el Gobierno de Iv¨¢n Duque podr¨ªa pasar a la historia como aquel que revivi¨® a las FARC: m¨¢s de 120 excombatientes asesinados, la Comisi¨®n de la Verdad desfinanciada, sin ning¨²n avance en las metas de cumplimiento a comunidades campesinas, casi nada en materia de restituci¨®n de tierras y saboteo a la justica transicional ¨Co JEP¨C, se convierten en lo m¨¢s visible. Por ¨²ltimo, miles tambi¨¦n saldr¨¢n en protesta por la defensa de los derechos de minor¨ªas, el avance de los sectores de extrema derecha en el Gobierno ha puesto en jaque los logros de las mujeres, minor¨ªas LGBTI y derechos de pueblos ind¨ªgenas y negros. Ese pa¨ªs urbano se espanta ante las propuestas de sectores evang¨¦licos radicales.
Ante esto, el Gobierno ha respondido lo de siempre. Ha intentado deslegitimar la marcha, acus¨¢ndola de estar infiltrada por terroristas, amenazando con represi¨®n violenta e incluso ha acusado al Foro de Sao Paulo de estar detr¨¢s. Parece ser que creen en la rid¨ªcula teor¨ªa de que hay un bus trasladando instigadores desde Venezuela a Ecuador, Chile y Bolivia y dicen que pronto ese bus llegar¨¢ a Colombia.
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