Dilema republicano

Apenas se han iniciado las audiencias p¨²blicas que constituyen el primer paso del proceso de destituci¨®n de Donald Trump y ya ha comenzado a revelarse la gravedad y extensi¨®n de la acusaci¨®n contra el mandatario en cuanto a su uso de la presidencia de EE?UU para fines personales.

Los testigos que por ahora van compareciendo ante el Comit¨¦ de Inteligencia del Congreso ¡ªen sesiones televisadas en directo¡ª corroboran y aportan nuevos datos sobre las presiones que ejerci¨® Trump sobre el presidente de Ucrania, Volod¨ªmir Zelenski. El empresario neoyorkino quer¨ªa que el pa¨ªs europeo investigara las actividades del hijo de exvicepresidente de EE?UU, Joe Biden, quien se perfila como el probable rival dem¨®crata en las elecciones presidenciales que tendr¨¢n lugar en EE?UU el pr¨®ximo mes de noviembre. Pero las respuestas a las preguntas realizadas por congresistas, tanto republicanos como dem¨®cratas, revelan adem¨¢s que Trump no solo utiliz¨® la Jefatura del Estado como si fuera una posesi¨®n personal, sino que involucr¨® en su estrategia a otras ramas de la Administraci¨®n estadounidense.

Lo conocido hasta ahora era que Trump hab¨ªa realizado una llamada directa a Zelenski advirti¨¦ndole de la importancia de la ayuda econ¨®mica y militar estadounidense a Ucrania. Una conversaci¨®n per se inaceptable, m¨¢s cercana a la extorsi¨®n de bajos fondos que a la diplomacia entre aliados. El mi¨¦rcoles, el embajador Gordon Sondland, representante de Washington ante la Uni¨®n Europea, explic¨® detalladamente c¨®mo Trump dio personalmente la orden de presionar al Gobierno ucranio. Es decir, Trump utiliz¨® a un representante diplom¨¢tico cuya ¨¢rea de responsabilidad ni siquiera inclu¨ªa a Ucrania para tratar de perjudicar las posibilidades de un rival pol¨ªtico. La existencia de la conversaci¨®n entre Trump y Sondland sobre Ucrania fue ratificada por otro diplom¨¢tico, Bill Taylor. Y, por si fuera poco, el embajador Sondland adem¨¢s ratific¨® la veracidad de correos electr¨®nicos y mensajes que muestran c¨®mo cercanos colaboradores de Trump, como el secretario de Estado, Mike Pompeo, o el exconsejero de Seguridad Nacional John Bolton, estaban al corriente, al detalle, de las presiones al Gobierno ucranio. Ayer, una exfuncionaria de la Casa Blanca ratific¨® la veracidad de las presiones de Trump y pidi¨® al Partido Republicano que rompa con la narrativa de los hechos que hace Trump, quien trata de presentarse como v¨ªctima de una trama de car¨¢cter pol¨ªtico.

Como viene siendo habitual desde que decidiera desembarcar en la pol¨ªtica, Trump sigue dando muestras de no entender ni la dignidad ¡ªempezando por la propia presidencia¡ª ni el papel de las instituciones estadounidenses. El impeachment no es un proceso pol¨ªtico, sino que tiene un marcado car¨¢cter judicial, y la labor del Comit¨¦ que escucha a los testigos es ¨²nicamente determinar si se ha producido un delito grave. Ni siquiera puede entrar en si el comportamiento de Trump ha sido apropiado o no. Aunque, por lo escuchado, no quepa duda.

Corresponde ahora al Partido Republicano, que puede frenar m¨¢s adelante el impeachment en el Senado, reflexionar sobre el comportamiento de quien fue su candidato vencedor hace cuatro a?os. Ya se alzaron entonces voces contra Trump. Lo suyo ser¨ªa que ahora ese descontento crezca y cristalice en un proceso que afecta a la reputaci¨®n de la presidencia del pa¨ªs.