Carta a los reyes de los pa¨ªses, de las casas y de las calles: a los hombres
El feminismo no es una guerra contra los hombres, sino una batalla inacabada contra el patriarcado y el machismo. Nos va la democracia en esta lucha, y tambi¨¦n las vidas de millones de mujeres y ni?as del planeta
Querido Abel,
En apenas dos d¨ªas cumplir¨¢s 18 a?os y te convertir¨¢s en ciudadano de pleno derecho. Legalmente habr¨¢s superado la minor¨ªa de edad, aunque yo s¨¦ que todav¨ªa, en muchos aspectos, sigues siendo un ni?o. Un ni?o/hombre que tiene la gran suerte de vivir en un pa¨ªs democr¨¢tico, en el que una Constituci¨®n te garantiza los derechos fundamentales y en el que nos ha costado mucho consolidar una sociedad pluralista, esa que ahora algunos est¨¢n poniendo en peligro. Nunca olvides que tus bisabuelas vivieron en una Espa?a en la que no pod¨ªan votar, ni que tus abuelas ten¨ªan un DNI en el que dec¨ªa que se dedicaban a sus labores, ni que tu madre, incluso tu madre, tuvo que pelear mucho para dedicarse a lo que a ella siempre le apasion¨®.
Deber¨ªas tomar conciencia de hasta qu¨¦ punto t¨², yo, todos los hombres, somos responsables de la continuidad de una cultura que deval¨²a a las mujeres
No pierdas de vista que has tenido la suerte de nacer hombre y eso todav¨ªa hoy te convierte en un sujeto privilegiado y que nunca va a sufrir las violencias que son producto del machismo. Justamente por eso, ahora que cumples 18, deber¨ªas tomar conciencia de hasta qu¨¦ punto t¨², yo, todos los hombres, somos responsables de la continuidad de una cultura que deval¨²a a las mujeres, que las hace v¨ªctimas de una opresi¨®n estructural y que nos sigue considerando a nosotros como los reyes de los pa¨ªses, de las casas y de las calles. Una cultura que genera desigualdad y violencias, m¨²ltiples violencias, las que hacen que la mitad femenina de la Humanidad est¨¦ permanentemente en riesgo, viva con miedos y tenga muchos m¨¢s obst¨¢culos que nosotros para ejercer la plena ciudadan¨ªa.
Espero que t¨², como hombre ya legalmente reconocido como sujeto pol¨ªtico, tomes conciencia de que nosotros somos el problema. No t¨² ni yo de manera individual, pero s¨ª una masculinidad que sigue siendo educada bajo la ley del dominio y que entiende que las mujeres son seres permanente disponibles para satisfacer nuestros deseos y nuestras necesidades. T¨² mismo, aunque me digas y repitas que no has visto porno en tu ordenador, has ido creciendo con un imaginario en el que las mujeres est¨¢n cosificadas, reducidas a objetos sexuales, de la misma manera que como tales aparecen en la publicidad o en los videos musicales que ves en Youtube. Nosotros, por el contrario, seguimos siendo los reyes del mambo, los machotes musculosos y poderosos, los que con apenas unos euros podemos tener a nuestra disposici¨®n todos los orificios de los cuerpos femeninos en los prost¨ªbulos de las afueras de nuestra ciudad.
Este a?o que ya est¨¢ a punto de terminar, y en el que t¨², querido Abel, has vivido tantos cambios en tu vida, en este pa¨ªs hemos llegado a la cifra de 1000 mujeres asesinadas por hombres. Y fue justo en C¨®rdoba donde la cifra lleg¨® a ser tan redonda. Nunca olvides que eso significa que ha habido 1.000 hombres asesinos, a estas alturas de a?o 52 m¨¢s, y que a esos hay que sumar los miles que han maltratado y maltratan a sus esposas, a sus novias, a sus hijas, a sus compa?eras de trabajo. El ¨²nico rasgo que comparten todos ellos es ser hombres y participar, como antes te dec¨ªa, de una cultura que a nosotros nos da el poder y la palabra, y a ellas el silencio y la sumisi¨®n.
Es el momento de que rompamos los silencios c¨®mplices, demos un paso al frente y actuemos tambi¨¦n pol¨ªticamente para acabar con el machismo, con la desigualdad y con las violencias
Es el momento, pues, de que nosotros, t¨² tambi¨¦n Abel, rompamos los silencios c¨®mplices, demos un paso al frente y actuemos tambi¨¦n pol¨ªticamente para acabar con el machismo, con la desigualdad y con las violencias. Eso pasa por renunciar a comodidades y a privilegios, por convertirnos en militantes hombres igualitarios y por reconocer de una vez por todas la equivalencia de hombres y mujeres. Seres ambos que debemos compartir de forma paritaria poderes y autoridad, derechos y responsabilidades, espacios y tiempos. Y eso pasa tambi¨¦n, querido hijo, por desaprender el machismo que llevamos dentro, por la reconciliaci¨®n con las emociones y con los afectos, por la asunci¨®n personal y colectiva de la ¨¦tica del cuidado como herramienta con la que construir un mundo m¨¢s habitable.
Espero adem¨¢s que, ahora que vas a tener el derecho de votar y elegir a tus representantes en las instituciones p¨²blicas, tengas muy claro quienes apuestan por la igualdad y quienes pretenden volver a un pasado de desiguales. Quienes tienen en su programa una agenda aut¨¦nticamente emancipadora y quienes pretenden mantener como dominantes a quienes siempre tuvimos el mando. Que no te enga?en con promesas falsas, ni con esl¨®ganes viscerales, ni con la ret¨®rica propia de salvadores de la patria que finalmente solo quieren salvarse a s¨ª mismos.
Corren malos tiempos para la igualdad, para la justicia social y para la continuidad de las conquistas que en este pa¨ªs hemos tardado siglos en alcanzar. Unas conquistas que no nos podemos permitir que nos arrebaten, y mucho menos ellas, tu madre, tus compa?eras, tus amigas, tu prima Luc¨ªa o esa chica de la que te has enamorado y a la que espero que nunca quieras poseer, controlar o dominar. Ahora m¨¢s que nunca es necesario que hombres como t¨² den un paso al frente y demuestren que la verdadera patria no tiene que ver con las banderas sino con la realidad de los derechos humanos vividos y compartidos.
Agarr¨¦monos a la esperanza verde y violeta, o sea, ecofeminista, que es la ¨²nica que har¨¢ posible el futuro de este planet
Espero pues, querido Abel, que en este pr¨®ximo 18 cumplea?os celebres todas las puertas que se te abren y, al mismo tiempo, seas consciente de las mayores dificultades que sufrir¨¢n para atravesar esas puertas, y solo por el hecho de ser mujeres, las chicas que al mismo tiempo que t¨² celebren sus 18. Eso tan simple y dif¨ªcil al mismo tiempo es lo que se llama tener conciencia de g¨¦nero. Ojal¨¢ tu madre y yo hayamos conseguido que la tengas y que la conviertas en acci¨®n pol¨ªtica. Una acci¨®n pol¨ªtica transformadora que s¨ª, no te averg¨¹ences de decirlo, no lo escondas con otros t¨¦rminos, se llama feminismo. Un tsunami que, no lo olvides nunca, fue el que hizo posible que tus abuelas votaran, que tu madre se convirtiera en atleta o que en tu clase de la Universidad hoy haya ya m¨¢s chicas que chicos.
Un tsunami que hoy m¨¢s que nunca es necesario para acabar con las violencias machistas y con los pol¨ªticos y con las pol¨ªticas que nos dicen que coser empodera o que las mujeres carecen de derechos sexuales y reproductivos. Porque todos esos discursos, querido Abel, tambi¨¦n son una forma de violencia contra las mujeres.
Agarr¨¦monos a la esperanza verde y violeta, o sea, ecofeminista, que es la ¨²nica que har¨¢ posible el futuro de este planeta. Porque el feminismo, no lo olvides nunca, no es una guerra contra los hombres, sino una batalla inacabada contra el patriarcado y el machismo, una propuesta de emancipaci¨®n y sostenibilidad.
No olvides nunca que nos va la democracia en ello, pero tambi¨¦n las vidas de millones de mujeres y ni?as del planeta que hoy por hoy, por el hecho de tener cl¨ªtoris y no pene, siguen condenadas a vivir en el filo de la navaja.
Luchemos, t¨², yo, todos nosotros, aprendices y c¨®mplices de las compa?eras feministas, por ese mundo en el que ojal¨¢, alg¨²n d¨ªa, noviembre solo sea el mes de tu cumplea?os.
Con ternura,
Tu padre.
Este texto ha sido le¨ªdo en el Pleno de la Diputaci¨®n Provincial de C¨®rdoba celebrado el 25 de noviembre de 2019, a propuesta de la Plataforma cordobesa contra la violencia a las mujeres. Escrito por Octavio Salazar y dirigido a su hijo. Y a todos los hombres.?
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