Un domingo de oto?o en casa del primer ministro
La residencia oficial del mandatario portugu¨¦s acoge al p¨²blico gratuitamente y cambia de obras de arte cada a?o
Era un domingo lluvioso de noviembre y sin nada que hacer y me dije "me voy a casa del primer ministro, que siempre soy bemvindo". Efectivamente, ni tuve que llamar a la puerta pues estaba abierta y con todas las luces encendidas, como si me esperasen, aunque no me esperaban porque sub¨ª, baj¨¦, husme¨¦ por los cuartos y all¨ª no hab¨ªa nadie. Sal¨ª a los jardines, pero tampoco, ni en el estanque, pues no es tiempo de chapuzones, tampoco desde los balcones de los vecinos ¡ªcon buenas vistas al palacio de S?o Bento¡ª, nadie espiaba. Me regode¨¦ en las esculturas de Vhils y de Pedro Croft y volv¨ª al palacio que, a falta de conversaci¨®n, ten¨ªa calefacci¨®n.
Desde que se expropi¨® el caser¨®n para que lo habitara el dictador Salazar, una veintena de primeros ministros lo han utilizado de oficina, pues es muy c¨®modo para recibir al estar a unos pasos del Parlamento. Pero solo media docena de pol¨ªticos la han convertido a lo largo de la historia tambi¨¦n en su hogar.
El actual primer ministro, Ant¨®nio Costa, reside en su piso del barrio de Benfica y utiliza el palacio entre semana para las labores propias de su cargo, como muestra en su Facebook, y el domingo ¡ªdesde el a?o 2016¡ª deja la puerta abierta al p¨²blico. Es gratis, pero ni as¨ª atrae a mucha gente. Al atractivo de ver las sillas donde se posan sus excelent¨ªsimos se suma el deseo de que sus paredes sirvan para exponer temporalmente obras contempor¨¢neas de artistas portugueses.
Ahora en el vest¨ªbulo principal destaca un impresionante cuadro de Paula Rego, Inspirado en Dubuffet; en la sala de embajadores, la obra Dilema, de Vasco Ara¨²jo, y en el comedor La autopista, de Jo?o Louro. Son una treintena de obras de la Colecci¨®n Norlinda y Jos¨¦ Lima, normalmente, en el Centro de Arte Oliva de Madeira, que se exponen hasta final de a?o en esta residencia.
La idea de convertir el palacio oficial en una sala de arte va por su tercera edici¨®n, siempre con el criterio de exhibir obra portuguesa contempor¨¢nea, mirando la paridad de g¨¦nero y sin importar si las colecciones son p¨²blicas o privadas. Antes de la actual, pasaron por aqu¨ª obras de la Fundaci¨®n Serralves, de Oporto, y de la colecci¨®n Ant¨®nio Cachola del Museo de Arte Contempor¨¢neo de Elvas.
Sea cual sea la exquisitez que cuelgue en las paredes, es curioso imaginar que al d¨ªa siguiente se sentar¨¢n all¨ª ministros, embajadores y l¨ªderes pol¨ªticos, que encender¨¢n el televisor de la pared, all¨ª expuesto, y beber¨¢n de las botellas de agua y escribir¨¢n sus cosas en los cuadernos que ahora descansan fr¨ªos y an¨®nimos sobre mesas que brillan como espejos. No olvidar que en una de estas salas Costa amenaz¨® un d¨ªa con dimitir y al otro festej¨® una victoria electoral, como publica en su bien alimentado Facebook.
Tambi¨¦n se puede visitar la residencia del presidente del pa¨ªs, el palacio de Bel¨¦m, pero solo en s¨¢bado. Aunque Marcelo Rebelo de Sousa sigue viviendo en su casa de Cascais, entre semana trabaja en este palacio rosa, con cuatro siglos de historia, pero donde brilla sobre todos los tiempos, La Anunciaci¨®n, ocho inquietantes cuadros de Paula Rego encargados en 2002 por el expresidente de la rep¨²blica Jorge Sampaio para decorar la capilla del palacio. Si fue valiente para realizar el encargo, a¨²n m¨¢s para colgarlos en tan sacrosanto lugar sin importarle las voces en contra. Hoy es visita obligada.
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