Consumo con l¨ªmites
Las fiestas del gasto, como el black friday, tienen consecuencias y conviene debatir su regulaci¨®n
El llamado Black Friday, o d¨ªa especial de grandes descuentos comerciales, ha arraigado con fuerza en las pautas de consumo espa?ol en los ¨²ltimos cinco a?os. Lo que en Estados Unidos se concibi¨® como una soluci¨®n, m¨¢s o menos imaginativa, para dar salida a los stocks sin vender despu¨¦s del D¨ªa de Acci¨®n de Gracias, en Espa?a se entiende como un d¨ªa especial de descuentos para captar la atenci¨®n y el dinero de los potenciales compradores. Es, por decirlo as¨ª, el d¨ªa del gran despilfarro. El Viernes Negro inicia la carrera del consumismo navide?o que acaba el D¨ªa de Reyes y que se purga durante todo el mes de enero con la famosa cuesta financiera que sufren las familias.
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La pr¨¢ctica del Black Friday plantea tensiones econ¨®micas y energ¨¦ticas que, hasta hoy, las autoridades municipales y estatales no han considerado con suficiente atenci¨®n. Los peque?os comercios se encuentran, como en el caso de los horarios de apertura, en situaci¨®n de inferioridad, puesto que no pueden competir con las grandes superficies en la carrera por ofrecer oportunidades. No es obligado, ni siquiera tiene por qu¨¦ ser razonable, compartir una visi¨®n idealizada de las tiendas de barrio; pero lo cierto es que la implantaci¨®n de un consumo masivo espasm¨®dico, movido por grandes descuentos, produce cambios econ¨®micos, sociales y urban¨ªsticos que convendr¨ªa analizar.
El consumo compulsivo, espoleado por rebajas te¨®ricamente fabulosas, plantea adem¨¢s problemas de defensa de los consumidores, impulsados a adquirir productos que a veces no tienen las debidas garant¨ªas o cuyos precios est¨¢n trucados de inicio. Y, por a?adidura, el consumo concentrado y masificado acumula un coste energ¨¦tico (transporte, producci¨®n acelerada de art¨ªculos que requieren un consumo elevado de energ¨ªa) incompatible con el proyecto a largo plazo de una sociedad guiada por los principios de eficiencia energ¨¦tica y bajas emisiones de gases t¨®xicos a la atm¨®sfera. Las organizaciones ecologistas han denunciado con insistencia esta contradicci¨®n; el fondo de su protesta es razonable y ser¨ªa un error echar en saco roto sus advertencias.
No se trata de mutilar el Black Friday o cualquier otra campa?a de rebajas masivas, sino de regular de manera firme y precisa las rebajas interminables para limitar sus efectos indeseables. Por lo tanto, los Ayuntamientos de las grandes ciudades ¡ªel de Madrid, el primero¡ª tienen la responsabilidad de debatir a fondo las consecuencias urban¨ªsticas, energ¨¦ticas o sociol¨®gicas de la extensi¨®n de grandes campa?as comerciales. El equilibrio de las ciudades, y por supuesto el energ¨¦tico, es delicado; exponerlo a las consecuencias de una competencia intensiva a la baja de los precios sin un marco regulatorio b¨¢sico parece una temeridad.
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