La imposibilidad del di¨¢logo

Colombia se encuentra, al igual que otros pa¨ªses de la regi¨®n, en una situaci¨®n de protesta social in¨¦dita, con un Gobierno d¨¦bil e incapaz de solucionar las crisis. La ¨²ltima encuesta del Panel de Opini¨®n, la cual entrevist¨® a 5.100 l¨ªderes del pa¨ªs, muestra que el primer a?o de Iv¨¢n Duque es peor calificado que el peor a?o de los ocho de mandato de Juan Manuel Santos. En nada le va bien, ni siquiera en los temas de seguridad que fueron su gran bandera.

El Gobierno de Iv¨¢n Duque tiene tres grupos de presi¨®n que hacen que pr¨¢cticamente no se pueda mover y no pueda negociar nada profundo con los manifestantes. Por un lado, el gran empresariado que financi¨® su campa?a pol¨ªtica y al cual prometi¨® una reducci¨®n de impuestos le ha dado todo su respaldo. De hecho, en 2018, con apenas algunos d¨ªas de posesionarse, el Gobierno present¨® la famosa ley de financiamiento, que en lo fundamental reduc¨ªa impuestos a los ricos y aumentaba los impuestos a pobres y clase media. En el Congreso de la Rep¨²blica le aprobaron lo primero, pero no lo segundo. As¨ª las cosas, en lugar de reducir el hueco fiscal la reforma lo aumentaba, lo cual obligaba al Gobierno a que en un plazo no mayor a dos a?os tuviera que presentar una nueva reforma.

La Corte Constitucional tumb¨® la ley por vicios de tr¨¢mite y hace unos cuantos d¨ªas, aun con la gente en la calle, el Gobierno present¨® la misma reforma. Lo cual demuestra no solo la ceguera del actual mandatario, sino los niveles de dependencia con el gran empresariado. Adem¨¢s de esto, el presidente esta preso del grupo m¨¢s radical de su partido, el Centro Democr¨¢tico. El actual presidente fue elegido con el apoyo de la derecha y la extrema derecha, estos ¨²ltimos le est¨¢n exigiendo una pol¨ªtica confrontativa y un paquete de reformas imposible para la actual sociedad. Igualmente, varios de los mandos medios de este partido est¨¢n en una guerra sin cuartel por la nominaci¨®n presidencial para el 2022, lo cual ha inmovilizado al ejecutivo. Rafael Nieto, Paloma Valencia, Carlos Holmes Trujillo, y desde la orilla conservadora la vicepresidenta Marta Lucia Ram¨ªrez, est¨¢n en una guerra civil.

Por ¨²ltimo, el presidente se encuentra presionado por los partidos pol¨ªticos tradicionales, los cuales han reclamado mayor burocracia para apoyar las iniciativas del Ejecutivo. En fin, el Gobierno no tiene la capacidad de negociar nada y su llamado al di¨¢logo nacional solo est¨¢ buscando ganar tiempo. La idea de ellos es que las festividades navide?as apagar¨¢n las protestas y con unos aumentos de subsidios aspiran a que el 2020 no sea un a?o pasado por marchas.

Por el lado de los manifestantes hay una realidad bastante compleja. Por una parte, hubo unos convocantes al Paro Nacional, en su mayor¨ªa sindicatos y organizaciones estudiantiles, pero por lo menos el 70% de los centenares de miles de personas que salieron a las calles no lo hicieron por dicha convocatoria, no conocen a este comit¨¦ promotor del paro y, sobre todo, es poblaci¨®n no organizada. El Comit¨¦ del Paro no ha hecho nada por ampliar la representaci¨®n y dif¨ªcilmente pueda liderar alguna discusi¨®n.

Pero tal vez el factor de fondo no es las reclamaciones espec¨ªficas de los manifestantes; lo que los une es su rechazo al Gobierno de Iv¨¢n Duque y sobre todo al uribismo. Aun en el hipot¨¦tico caso de que se logre una negociaci¨®n, la gente no se ir¨¢ de las calles, pues su reclamo se resume en ¡°que se vaya Duque¡±. Por todo ello, es un di¨¢logo casi imposible.

La conclusi¨®n central es que a esta situaci¨®n de bloqueo le ha aparecido un ¨¢rbitro, algo as¨ª como un juez. Ser¨¢ el legislativo o el Congreso de la Rep¨²blica el que tendr¨¢ la ¨²ltima palabra. Por all¨ª pasar¨¢n todas las iniciativas del Ejecutivo, al igual que las de la oposici¨®n. Estos ¨²ltimos son los que mejor representar¨ªan el sentir de los manifestantes. Cualquier decisi¨®n que tomen, en todo caso, tendr¨¢ repercusiones en las elecciones de 2022.