La princesa pinchadiscos que anima a la ¡®jet set¡¯
Scilla Ruffo di Calabria combina su t¨ªtulo nobiliario con una faceta filantr¨®pica. El a?o pasado cre¨® un festival ben¨¦fico que la lleva a organizar conciertos solidarios en Mil¨¢n
Princesa de nacimiento, aunque en una Italia republicana que no otorga ning¨²n valor a estos t¨ªtulos, y pinchadiscos por vocaci¨®n. Scilla Ruffo di Calabria, de 34 a?os, no es una arist¨®crata al uso. Hija de los pr¨ªncipes Augusto Ruffo e Irma Pss zu Windisch-Gr?t, naci¨® en el seno de uno de los linajes m¨¢s antiguos del pa¨ªs, cuyos or¨ªgenes se remontan al siglo XI y pasan por el extinto reino de Sicilia. Aunque est¨¢ emparentada con la reina Paola de B¨¦lgica, t¨ªa de su padre y que ostenta el mismo t¨ªtulo de princesa, su vida ha transcurrido lejos de palacio. Princess Scilla DJes el nombre art¨ªstico con el que arrasa en las pistas de baile milanesas y de medio mundo.
El pasado fin de semana, la italiana se cas¨® en una fastuosa ceremonia en Mil¨¢n con el empresario Costantino Rivetti. Entre los centenares de invitados faltaba su gran amiga Tamara Falc¨®, que ese d¨ªa estaba acompa?ando a su hermano Enrique Iglesias en su concierto de Madrid. Las dos son ¨ªntimas e inseparables desde hace tiempo. Hace unos a?os llegaron a saltar juntas en paraca¨ªdas ante las c¨¢maras del reality que protagoniz¨® la hija de Isabel Preysler. Tambi¨¦n frecuentan el mismo grupo de amigos. De hecho, Scilla fue quien present¨® a Tamara a Alessandra de Osma y al pr¨ªncipe Christian de Hannover, a cuya boda en Per¨² acudieron las dos amigas el a?o pasado.
Adem¨¢s de invitada habitual en bodas de la nobleza europea, suele ejercer de pinchadiscos en esas veladas. La princesa naci¨® en Roma, creci¨® en Mil¨¢n, estudi¨® siete a?os Relaciones Internacionales en Londres y lleg¨® a la m¨²sica por casualidad hace casi una d¨¦cada, despu¨¦s de una breve incursi¨®n en la pol¨ªtica. Hab¨ªa dejado su puesto como asesora en el Ayuntamiento de Mil¨¢n cuando una amiga le pidi¨® amenizar una fiesta privada en una galer¨ªa. Comenz¨® el boca a boca y Scilla acab¨® llevando sus ritmos a los locales m¨¢s exclusivos de la ¨¦lite internacional. En este tiempo ha encadenando experiencia en bodas de la aristocracia, como la del pr¨ªncipe alem¨¢n Antonius von F¨¹rstenberg y la condesa italiana Matilde Borromeo ¡ªhoy separados¡ª en 2011; en verbenas en Hollywood o en las fiestas de Elton John que se celebran tras los Oscar.
Dice que lo suyo no son los ritmos comerciales, que adora la m¨²sica vintage, los cl¨¢sicos de los a?os sesenta y setenta y que las canciones de Johnny Cash y Jane Birkin son su inspiraci¨®n. Espa?a es siempre una parada especial en sus giras. El pasado verano hizo bailar a la jet set?europea en el ic¨®nico Marbella Club, codo con codo en la mesa de mezclas con Brianda Fitz-James, nieta de la duquesa de Alba.
Sin embargo, la princesa no solo se mueve entre la aristocracia: tambi¨¦n tiene una faceta filantr¨®pica. Cada a?o, suele peregrinar con su madre al santuario de Lourdes, donde atienden a enfermos como voluntarias de la Orden de Malta. El a?o pasado cre¨® en Mil¨¢n un festival, Who Gives a Funk, que combina m¨²sica y causas ben¨¦ficas. Uno de los primeros eventos fue un concierto en Garage Italia, el taller milan¨¦s de Lapo Elkann, el pr¨ªncipe rebelde de los Agnelli. La recaudaci¨®n se destin¨® a sufragar el tratamiento de una joven que padece par¨¢lisis cerebral.
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