Con la soga al cuello
Apremiado para salvarse del rid¨ªculo, S¨¢nchez parece dispuesto a ceder en lo que pidan mientras pueda salvar la cara
Esquerra Republicana de Catalunya es un partido que no enga?a, que no cambia de objetivo, todas sus t¨¢cticas van dirigidas a una finalidad: la independencia de Catalu?a. As¨ª es desde que fuera elegido como claro l¨ªder ?ngel Colom a fines de 1991, desplazado pocos a?os despu¨¦s por Josep Llu¨ªs Carod-Rovira: su ruta no ha variado. Es s¨®lo leal a este prop¨®sito, nadie puede llevarse a enga?o.
Sin embargo, algunos, cuando est¨¢n muy apurados, buscan su ayuda poniendo el acento en una de las palabras de su nombre: Esquerra. Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) era de derechas, ERC de izquierdas. Grave error: ERC es independentista y s¨®lo independentista. El primero en confundirse fue Pasqual Maragall cuando por los pelos no derrot¨® a Jordi Pujol en las auton¨®micas de 1999. De ah¨ª el Gobierno tripartito con ERC e Iniciativa per Catalunya que enred¨® al PSOE de Zapatero para que aprobara el nuevo Estatuto que, tal como era de prever, tuvo tan funestas consecuencias.
Maragall estaba en apuros, perder por segunda vez con Pujol enlodaba su prestigio de gran alcalde de Barcelona y busc¨® lo que no pod¨ªa encontrar: un socio leal. Y ERC era y es leal, pero solo leal a su gran objetivo, la independencia, no leal a sus socios. Si el PSOE de Pedro S¨¢nchez, que cada vez se parece m¨¢s al PSC, vuelve a caer en la trampa, le suceder¨¢ lo mismo. Pero esta vez ya est¨¢ avisado por los precedentes, no tiene excusa.
Hace una semana, Salvador Sabri¨¤, m¨¢ximo dirigente de ERC en el Parlamento de Catalu?a, pronunci¨® las siguientes palabras: ¡°Nosotros no vamos a enga?ar a nadie, en esa mesa de negociaci¨®n iremos con la amnist¨ªa y el derecho de autodeterminaci¨®n¡±. Y hace un par de d¨ªas, Marta Vilalta, la segunda de Pere Aragon¨¨s, dijo: ¡°La soluci¨®n pol¨ªtica pasa por abandonar la judicializaci¨®n y la represi¨®n¡±.
Dicen la verdad: quieren que concedan la amnist¨ªa a los condenados y ejercer el derecho de autodeterminaci¨®n, ambas cosas no permitidas por nuestro sistema constitucional; adem¨¢s, no aceptan estar controlados por los jueces ni por los polic¨ªas, los mecanismos del Estado de derecho no valen para ellos. Si el PSOE logra llegar a un acuerdo con ellos para que se abstengan, a Pedro S¨¢nchez le recordar¨¢n una y mil veces estas propuestas hasta crucificarle. No mienten, antes avisan.
Con la soga al cuello, apremiado para salvarse del rid¨ªculo, Pedro S¨¢nchez parece dispuesto a ceder en lo que pidan mientras pueda salvar la cara. Se equivocar¨¢, le torturar¨¢n mientras reponen fuerzas y ho tornaran a fer cuando les convenga. Adem¨¢s, el otro socio, Unidas Podemos, no le dejar¨¢ dormir. No pudo gobernar con los socios de la moci¨®n de censura, tampoco podr¨¢ hacerlo ahora porque son los mismos. ?Lo ha pensado?
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