Como Donald Trump no hay ninguno
Al magnate hay que tumbarle en las urnas
A Donald Trump hay que tumbarle en las urnas. Por muchas que sean las ganas que despierta en la tropa dem¨®crata, los dirigentes, desde la presidenta de la C¨¢mara, Nancy Pelosi, hasta el candidato presidencial, Bernie Sanders, hubieran preferido esperar a que fueran los ciudadanos quienes le destituyeran en las pr¨®ximas elecciones. Sabedores de su capacidad manipuladora y temerosos de un impeachment que se gire como un boomerang, han actuado con cautela y sobriedad a la hora de las imputaciones, limitadas a dos, el abuso de poder y la obstrucci¨®n a la investigaci¨®n del Congreso, suficientes para iniciar el proceso contra un presidente que incurra en ¡°traici¨®n, soborno u otros cr¨ªmenes y faltas graves¡±.
Pudo haber traici¨®n, derivada al menos de las sospechas de complicidad con los servicios secretos rusos en la interferencia electoral. Aunque est¨¢ actuando en la escena internacional como lo que se denomina un agente objetivo de Mosc¨², intentar probarlo est¨¢ fuera del alcance de los congresistas. Pero el articulado del impeachment lo dice literalmente: ¡°Ha traicionado a la naci¨®n al abusar de su cargo para conseguir que un poder extranjero corrompiera las elecciones democr¨¢ticas¡±. Tambi¨¦n pudo haber soborno, puesto que amenaz¨® con retirar una ayuda militar a Ucrania de 391 millones de d¨®lares y con denegar una audiencia al presidente ucranio en la Casa Blanca en caso de que Kiev no accediera a las solicitudes de interferencia electoral.
Los dem¨®cratas han optado por concentrarse en un solo caso, el del chantaje a Ucrania, descartando abrir el mel¨®n de las interferencias rusas investigadas por el fiscal especial Mueller, con muchos cabos sueltos sospechosos, pero sin resultados sobre la culpabilidad de Trump. Tambi¨¦n han preferido darle velocidad, para evitar quese solape con la campa?a presidencial entre verano y oto?o de 2020. De ah¨ª que no hayan querido esperar a que los tribunales sentencien en favor del Congreso y contra el bloqueo decretado por la Casa Blanca ante las demandas de comparecencia de testigos y de entrega de documentos.
Trump es un presidente perfecto para el caso. A la vista de su comportamiento, casi predestinado. Re¨²ne todas las condiciones, incluidos los defectos de los tres anteriores presidentes sometidos a tan humillante procedimiento. Andrew Johnson (1868), aun siendo antiesclavista y nordista, era un supremacista blanco que no quer¨ªa otorgar el derecho de voto a los negros. Richard Nixon (1974) era un tramposo compulsivo. De Bill Clinton (1998) se sab¨ªa que era mejor no dejarle solo con las j¨®venes secretarias y azafatas.
Los dem¨®cratas han lanzado el impeachment cuando han visto que era obligado, inevitable. De no dar el paso, avalaban las solicitudes de interferencias trumpistas en las elecciones de 2020 y sentaban un peligroso antecedente de rendici¨®n ante los poderes presidenciales.
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