Las sorprendentes funciones del sue?o
Dormir correctamente facilita el aprendizaje y la formaci¨®n de las memorias, pero no es la ¨²nica funci¨®n del sue?o
Pasamos casi un tercio de nuestra vida durmiendo y en los mam¨ªferos la necesidad del sue?o es tan intensa que la selecci¨®n natural ha hallado el modo de garantizarlo incluso cuando resulta incompatible con otras actividades vitales. As¨ª, en las largas traves¨ªas oce¨¢nicas de los delfines y las focas, sus dos hemisferios cerebrales se turnan y duermen en periodos alternativos, lo que hace que sus cerebros descansen intermitentemente mientras navegan o buscan alimento. Pero, curiosamente, en el caso de las focas las dos mitades cerebrales s¨®lo se turnan cuando est¨¢n en el agua y no cuando est¨¢n en tierra, lo que sugiere que la soluci¨®n de poner a dormir s¨®lo medio cerebro ocurre ¨²nicamente cuando no hay m¨¢s remedio, quiz¨¢ porque esa soluci¨®n es menos efectiva para cumplir los objetivos del sue?o que poner a dormir todo el cerebro.
Pero ?para qu¨¦ dormimos? Es innegable que el sue?o tiene una funci¨®n profil¨¢ctica b¨¢sica, pues durante el mismo las neuronas sintetizan prote¨ªnas y otras mol¨¦culas que les sirven para recuperarse del desgaste sufrido durante la vigilia y mantener sus funciones. No obstante, una de las m¨¢s importantes funciones del sue?o es la de facilitar el aprendizaje y la formaci¨®n de las memorias.
A veces nos sorprendemos cuando algo que hemos aprendido mejora sin practicar, como por arte de magia. En un experimento que lo demuestra, los participantes aprend¨ªan a teclear una secuencia de d¨ªgitos. Practicaron en tres bloques de 5 minutos, cada uno seguido por descansos de 2 minutos. Independientemente de si lo hicieron de d¨ªa o de noche, un per¨ªodo de sue?o tras esa pr¨¢ctica aument¨® la velocidad y la ejecuci¨®n de la tarea y redujo considerablemente el n¨²mero de errores. Sin embargo, los periodos de vigilia transcurridos tras el aprendizaje s¨®lo lo mejoraron moderadamente. Ahora sabemos que la magia que hay detr¨¢s de esa mejora no es otra cosa que el sue?o que tiene lugar tras el aprendizaje.
Cada vez que recordamos algo reactivamos su memoria y la hacemos m¨¢s fuerte y estable, algo as¨ª como cuando repasamos con el l¨¢piz los trazos de un dibujo para pronunciarlo m¨¢s y evitar que se borre. Pero la reactivaci¨®n de lo aprendido durante el d¨ªa ocurre tambi¨¦n inconscientemente durante el propio d¨ªa en per¨ªodos de quietud y, sobre todo, cuando dormimos. En ratas, y tambi¨¦n en personas mediante t¨¦cnicas de resonancia magn¨¦tica funcional, se ha comprobado que, en el hipocampo, una regi¨®n del cerebro estrechamente relacionada con la formaci¨®n de la memoria, la misma secuencia de actividad de sus neuronas que tiene lugar durante el aprendizaje de determinadas tareas puede repetirse tambi¨¦n en esas mismas neuronas de modo espont¨¢neo, aunque a mayor velocidad, durante el sue?o subsecuente.
En las largas traves¨ªas oce¨¢nicas de los delfines y las focas, sus dos hemisferios cerebrales se turnan y duermen en periodos alternativos
Repetir la actividad de las neuronas que registraron el aprendizaje puede ser como repetir el aprendizaje para hacer que quede mejor grabado en las neuronas que lo registran. La memoria a largo plazo se forma preferentemente durante el sue?o y para que el sue?o potencie el aprendizaje precedente no es necesario dormir las 8 horas de una noche, pues puede bastar con una siesta de una o dos horas. Todo eso explica que la memoria pueda mejorar incluso cuando llevamos un tiempo sin practicar, pues el sue?o es, en cierto modo, una manera especial de practicar mientras dormimos.
M¨¢s a¨²n, en un experimento reciente la capacidad de aprender disminuy¨® considerablemente en las personas que permanecieron despiertas durante todo el d¨ªa. Sin embargo, las que pudieron dormir durante casi dos horas en ese mismo d¨ªa mostraron despu¨¦s un aumento considerable de su capacidad para aprender una tarea num¨¦rica. Dormir, por tanto, resulta beneficioso para la memoria tanto si ocurre antes como si ocurre despu¨¦s de aprender. Ambas cosas son buenas.
M¨¢s curioso resulta un experimento diferente en el que los participantes ten¨ªan que asociar objetos a localizaciones concretas en la pantalla de un ordenador y en cada localizaci¨®n se indicaba un dinero a obtener si m¨¢s tarde esa localizaci¨®n era recordada en una prueba de memoria. Los sujetos que tuvieron ocasi¨®n de dormir durante una hora y media tras el aprendizaje recordaban mucho mejor las localizaciones mejor pagadas que las de bajo valor, lo que indica que la recompensa asociada a cada situaci¨®n de aprendizaje diario puede condicionar el que el sue?o posterior potencie o no la memoria para esa situaci¨®n. El premio durante el aprendizaje puede funcionar entonces como una etiqueta o se?al ligada a la memoria particular que el cerebro retiene para que el sue?o la potencie. Ello explica que las memorias de situaciones emocionales ganen preferencia, pues la emoci¨®n asociada a las recompensas elevadas puede ser la etiqueta necesaria para que el sue?o posterior seleccione esas memorias y no otras.
Pero lo m¨¢s sorprendente por su relevancia pr¨¢ctica es que el sue?o sirve tambi¨¦n para integrar los contenidos de las nuevas memorias que adquirimos en las ya existentes, generar nuevas asociaciones, y extraer caracter¨ªsticas invariantes y reglas ocultas en el conjunto de la informaci¨®n recibida, todo lo cual facilita inferencias y nuevas visiones sobre las cosas. Es decir, mientras dormimos es posible crear un nuevo conocimiento que supera a la suma del preexistente en el cerebro. En un experimento de una universidad alemana, el doble de las personas que tuvieron ocasi¨®n de dormir 8 horas, comparadas con las que no la tuvieron, solucionaron antes un problema de reducci¨®n de n¨²meros al descubrir a mitad del ejercicio la regla abstracta para la soluci¨®n final oculta en todas y cada una de las secuencias del problema. No tuvieron, por tanto, necesidad de cubrir todos los pasos sucesivos previstos para alcanzar la soluci¨®n, pues la hallaron como encontrando un atajo.
Mientras dormimos es posible crear un nuevo conocimiento que supera a la suma del preexistente en el cerebro
Por ¨²ltimo, ?es el sue?o la clave de la intuici¨®n y la creatividad? Aunque no coincidentes, intuici¨®n y creatividad son conceptos que tienen mucho en com¨²n. El primero implica resoluci¨®n espont¨¢nea y aparentemente irracional de un problema, mientras que el sello distintivo de la creatividad es la novedad, la aparici¨®n de nuevas y extra?as asociaciones antes nunca vistas. Pero ambos, intuici¨®n y creatividad, se caracterizan por incluir un conocimiento sobrevenido de manera oculta y casi sin pretenderlo. El sue?o es un gran promotor de ese tipo de conocimiento que surge como por arte de magia, pero que en realidad se basa en una reprocesamiento de la informaci¨®n precedente almacenada en el cerebro. Si, como acabamos de explicar, de manera inconsciente mientras dormimos esa informaci¨®n se combina y da lugar a generalizaciones, extracci¨®n de regularidades y reglas, inducciones y deducciones, no es extra?o que cuando despertamos hayamos generado un nuevo conocimiento que supera a la simple suma del que ya ten¨ªamos. Ese nuevo conocimiento sobrevenido se parece mucho al que nos llega cuando decimos intuir algo o haber descubierto espont¨¢neamente una nueva relaci¨®n entre cosas.
En la noche del 17 de marzo de 1869, en San Petersburgo, el f¨ªsico Dimitri Mendel¨¦iev se qued¨® dormido sobre su escritorio hasta que de repente se despert¨® sobresaltado: en sue?os hab¨ªa concebido el orden y la tabla peri¨®dica de los elementos qu¨ªmicos. El sue?o, por tanto, hace tambi¨¦n algo parecido a lo que, como nos muestra la pel¨ªcula de Michael Apted The Imitation Game (Descifrando Enigma), hizo el ordenador de Alan Turing para descubrir un c¨®digo secreto de los alemanes en la segunda guerra mundial: al reestructurar y reordenar inconscientemente y de modo autom¨¢tico la m¨²ltiple informaci¨®n disponible en el cerebro, el sue?o extrae y pone de manifiesto regularidades y reglas contenidas en esa informaci¨®n, dif¨ªciles o imposibles de apreciar durante la vigilia consciente. Es posible que el sue?o no sea la ¨²nica clave de la intuici¨®n y la creatividad, pues a¨²n nos queda mucho que investigar sobre el mismo. Sin embargo, por el momento es quiz¨¢ la mejor explicaci¨®n que tenemos para algunos fen¨®menos de la mente y el comportamiento que siempre nos han fascinado.
Ignacio Morgado Bernal es catedr¨¢tico de Psicobiolog¨ªa en el Instituto de Neurociencias y la Facultad de Psicolog¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. Autor de Deseo y Placer: La ciencia de las motivaciones?(Ariel, 2019)
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