Navidades sin techo
Los ¨²nicos pa¨ªses avanzados donde el sinhogarismo cae son Finlandia y Jap¨®n, porque han fomentado la construcci¨®n de viviendas, p¨²blicas o privadas
La noche en que Pap¨¢ Noel llega a todos los hogares, pensemos en quienes no tienen hogar. Ning¨²n a?o el trineo de Laponia ha ido tan cargado de regalos como hoy, porque jam¨¢s hemos vivido una ¨¦poca de mayor opulencia. Pero, en las sociedades m¨¢s ricas, cuesta recordar un 24 de diciembre en el que a tanta gente Papa Noel no visitar¨¢ porque carecen de una residencia estable.
El sinhogarismo se ha disparado. No sabemos con precisi¨®n cu¨¢nto. Si ya es complicado contar a la gente en las casas, no digamos ya fuera de ellas. Pero los expertos advierten que los sin?techo se multiplican en todo Occidente. A pesar de la s¨®lida expansi¨®n econ¨®mica, miles de norteamericanos pierden su hogar cada a?o, transitando entre albergues poco acogedores y la siempre brutal noche al raso. En San Francisco han crecido un 19% en dos a?os. En Los ?ngeles, un 16% en uno.
Europa no est¨¢ mejor. Desde el estallido de la crisis financiera, aquellos que malviven sin un hogar estable han aumentado un 70%. En Espa?a, son unas 40.000 personas.
La pregunta de por qu¨¦ un individuo concreto acaba en la calle no admite respuestas sencillas. Son muchos los factores (problemas laborales, familiares, drogodependencias) que pueden estar implicados y, por tanto, muchos los posibles ¨¢mbitos de actuaci¨®n p¨²blica. Pero hay un nexo com¨²n: el precio de la vivienda ha subido dram¨¢ticamente, sobre todo en las ciudades. Dedicamos m¨¢s dinero a pagar por nuestra casa o piso que cualquier generaci¨®n anterior. Y muchos simplemente no llegan. Por eso, todos, y en especial los sin techo, necesitamos unas pol¨ªticas de vivienda m¨¢s activas. Y, de momento, nadie las ofrece. Los partidos de derechas no parecen ideol¨®gicamente interesados en el problema y algunos, como los republicanos o los tories, recortan las ayudas p¨²blicas. Y las izquierdas est¨¢n ancladas en soluciones ideol¨®gicas de ineficacia probada. Por ejemplo, el control del precio de los alquileres que, en palabras del economista Assar Lindbeck, es la t¨¦cnica m¨¢s eficiente para destruir una ciudad despu¨¦s de un bombardeo. Porque, si limitas los precios, reduces la oferta de vivienda.
Los ¨²nicos pa¨ªses avanzados donde el sinhogarismo cae son Finlandia y Jap¨®n, porque han hecho precisamente lo contrario: fomentar la construcci¨®n de viviendas, p¨²blicas o privadas. Para las pr¨®ximas Navidades, pidamos pol¨ªticos sin techo ideol¨®gico. @VictorLapuente
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