Los nuevos mandatarios
El pa¨ªs en el cual ganaron las elecciones es muy diferente al pa¨ªs en el que asumir¨¢n el cargo
En algunos d¨ªas los alcaldes y gobernadores elegidos el pasado 27 de octubre se posesionar¨¢n. Si bien todo indicaba que ser¨ªa un cambio de mandato normal, lo cierto es que el pa¨ªs en el cual ganaron las elecciones es muy diferente al pa¨ªs en el que asumir¨¢n el cargo. Colombia, entre finales de octubre y mediados del mes de diciembre, entr¨® en un proceso de protesta y movilizaci¨®n social in¨¦dito. Manifestaciones sostenidas, una juventud repolitizada y la clase media en las calles es el pa¨ªs que recibir¨¢n.
El gobierno nacional ha optado por una estrategia arriesgada, pues la debilidad en las encuestas lo tienen en una crisis pol¨ªtica profunda. La impopularidad del presidente es superior al 70% y apenas lleva poco m¨¢s de un a?o de mandato. Su estrategia es dilatar la protesta, no negociar pr¨¢cticamente nada con los manifestantes y endosarles la responsabilidad a los nuevos mandatarios. El ejecutivo alarg¨® la concreci¨®n de alternativas a la crisis para hacerla coincidir con las festividades navide?as y con ello apagar la protesta social. Adem¨¢s, manifestaron que habr¨ªa un di¨¢logo con los nuevos alcaldes para incorporar en los planes de desarrollo algunas de las peticiones de los manifestantes. Todo ello para ganar tiempo.
La sensaci¨®n de cambio de gobernantes locales podr¨ªa llevar a que, por algunos meses, los niveles de protesta social desciendan o den un tiempo de espera, que podr¨ªa durar tres o cuatro meses. De ah¨ª en adelante, las manifestaciones arrancar¨¢n, sobre todo cuando los centenares de miles de personas entiendan que el gobierno nacional no cedi¨® en nada. As¨ª, el viraje de la nueva Colombia ser¨¢ uno de sus grandes retos, el cual se sumar¨¢ a los ya tradicionales de seguridad, movilidad y pol¨ªtica social.
De hecho, el gobierno nacional no hizo ning¨²n esfuerzo por trabajar de forma conjunta con los nuevos alcaldes. Hace apenas algunas horas expidi¨® la nueva pol¨ªtica de Seguridad Ciudadana, la cual, aunque interesante, es m¨¢s de lo mismo y sobre todo recicla viejas pr¨¢cticas cuestionables como en su momento fue la Red de Cooperantes, ahora denominada Red de Participaci¨®n C¨ªvica. No se debe olvidar que esta red fue una de las causantes de centenares de falsos positivos, as¨ª como de una verdadera cacer¨ªa de brujas a nivel local que trajeron violaciones sistem¨¢ticas a los derechos humanos.
Los nuevos alcaldes, sobre todo los de las grandes ciudades, reciben dos grandes problemas. Por un lado, los retos en materia de seguridad, si bien en algunas zonas el homicidio ha descendido, lo cierto es que otros indicadores de seguridad no hacen m¨¢s que subir. El hurto callejero, el hurto en el transporte p¨²blico, y el aumento de la disponibilidad de droga en las calles son el gran dolor de cabeza. Todo ello con un trasfondo, igualmente, in¨¦dito: la xenofobia creciente en la sociedad colombiana. Un sector de la sociedad acusa a los migrantes de ser los responsables de la ola de inseguridad que azota varias ciudades.
El otro reto es la movilidad. En este caso el problema es doble. Por un lado, un tr¨¢fico insoportable, donde centenares de carros nuevos salen a las calles cada a?o y las v¨ªas han colapsado. El tr¨¢fico en Bogot¨¢ es apenas comparable al de Ciudad de M¨¦xico. Medell¨ªn y Cali tambi¨¦n padecen los trancones imposibles. Pero hay un reto adicional, el de la contaminaci¨®n del aire en estas ciudades. En Bogot¨¢, mueren el doble de las personas por problemas respiratorios que por homicidios. En Medell¨ªn, durante varios d¨ªas se declar¨® la emergencia ambiental. As¨ª que, a las medidas tradicionales de pico y placa, se deber¨¢n sumar verdaderos planes ambientales y procesos de siembra de miles de ¨¢rboles.
Pero a todos estos retos se le suma la nueva sociedad colombiana. Con dos posibles alternativas. Por un lado, la de una frustraci¨®n de los marchantes, ante la imposibilidad de conquistar algunas de sus peticiones. Los cual significar¨ªa mayor inestabilidad pol¨ªtica. Por otro lado, la de que los nuevos mandatarios encarnen las peticiones e intenten realizar algunas de ellas, lo cual llevar¨ªa a una disputa con el gobierno nacional. Ambas salidas son complejas.
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