Cuesti¨®n de derechos
Es necesario defender el derecho de acceso a la informaci¨®n que personajes como Assange o Snowden han reivindicado con sus denuncias
El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, se enfrenta a una demanda de extradici¨®n por espionaje presentada por EE?UU a la justicia brit¨¢nica, que deber¨¢ resolverse en un tribunal de Londres el pr¨®ximo mes de febrero. El car¨¢cter controvertido del personaje y su torturada peripecia para sustraerse a la acci¨®n de las justicias sueca e inglesa han tendido una peligrosa cortina de humo sobre una persecuci¨®n que afecta a las libertades fundamentales y, en especial, al derecho a la informaci¨®n. La principal dificultad para la comprensi¨®n del caso es la necesaria separaci¨®n que requiere de los elementos que no son sustanciales respecto a la cuesti¨®n que est¨¢ en juego, fundamentalmente el derecho a la informaci¨®n. Ni su comportamiento personal en la relaci¨®n con dos mujeres suecas ¡ªque condujeron a su procesamiento, su demanda sueca de extradici¨®n y su reclusi¨®n como asilado en la Embajada ecuatoriana en Londres durante siete a?os¡ª, ni sus relaciones con la cadena de televisi¨®n rusa RT o sus contactos con el entorno de Donald Trump para infectar la campa?a electoral de Hillary Clinton, permiten mirar hacia otro lado cuando est¨¢n en juego las libertades.
Julian Assange, como es el caso tambi¨¦n de Edward Snowden, ha rendido un notable servicio, tambi¨¦n a los ciudadanos de Estados Unidos, con las revelaciones sobre actuaciones ilegales o irregulares de su ej¨¦rcito, sus servicios secretos o su diplomacia. El fundador de WikiLeaks defiende la difusi¨®n de las informaciones relevantes a las que ha tenido acceso, tomando como fundamento la Primera Enmienda de la Constituci¨®n de Estados Unidos. Tambi¨¦n podr¨ªa acogerse, al igual que Edward Snowden, a la figura de m¨¢s reciente reconocimiento del whistleblower, el ciudadano y especialmente el funcionario que denuncia las irregularidades y malos comportamientos de su Administraci¨®n.
Si alguna cr¨ªtica merecen estos perturbadores del orden informativo no son las que tienen como motivo las revelaciones de irregularidades o incluso delitos cometidos por los Gobiernos y las Administraciones sino las fantas¨ªas respecto al pr¨®ximo advenimiento de un nuevo mundo transparente e inmaculado en el que ellos destacar¨ªan como h¨¦roes redentores. Por desgracia, los esc¨¢ndalos suscitados por Assange y Snowden son la premonici¨®n de unas distop¨ªas totalitarias en las que las tecnolog¨ªas digitales han devenido instrumentos de control y no herramientas de emancipaci¨®n. Para evitar precisamente que estas distop¨ªas lleguen a ser realidad, nada m¨¢s oportuno que defender el derecho al libre acceso a la informaci¨®n que personajes como Assange o Snowden han reivindicado con sus denuncias.
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