La Rep¨²blica y el velo
Prohibir el velo por ley es a la vez absurdo, peligroso para la democracia y totalmente contraproducente. En el combate por la igualdad de sexos, las mujeres siempre van a estar del lado del sistema democr¨¢tico
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A medida que pasan los a?os, las pol¨¦micas ligadas al velo isl¨¢mico han agravado de forma insidiosa las divisiones pol¨ªticas. Hace unas semanas, el caso normal y corriente de una madre con velo en una excursi¨®n escolar volvi¨® a provocar el debate sobre la situaci¨®n de las personas acompa?antes. ?Se las debe tratar como servidores p¨²blicos, representantes del Estado? Una pregunta que se plantea desde hace m¨¢s de 10 a?os y a la que, como con todo lo relacionado con el velo, solo se le da respuesta a trav¨¦s de las leyes. Ese es el problema. Pensamos que erigir un muro de leyes va a servir para frenar los avances del islamismo radical. Obligar, en lugar de convencer. Hacer le?a con todo y pasar solapadamente de la cuesti¨®n social fundamental para la Rep¨²blica francesa a la cuesti¨®n racial y religiosa. Este es el error terrible y de graves consecuencias. La Rep¨²blica que se resiste al velo es una Rep¨²blica debilitada, que vacila sobre sus valores: libertad, igualdad, fraternidad.
La dificultad reside en abordar el problema de forma coherente con nuestros valores y normas democr¨¢ticas. La Rep¨²blica es humanista, universalista, democr¨¢tica y laica. Renunciar a eso es renunciar a defender a todos los que viven en todo el mundo bajo el yugo de reg¨ªmenes totalitarios.
El radicalismo isl¨¢mico es una corriente ideol¨®gica pol¨ªtica que recorre el mundo musulm¨¢n, al menos, desde la conmoci¨®n colonial. Existe un poderoso movimiento ¡°nacionalista¡± religioso igual que hay un ascenso del populismo en Occidente. Los extremos coinciden y se refuerzan mutuamente, y todos ellos representan una amenaza para la paz en el mundo. La geopol¨ªtica tambi¨¦n es un factor importante, y la ca¨ªda de las dictaduras ¨¢rabes han dejado paso al caos, caldo de cultivo para un yihadismo que golpea sin distinci¨®n a todos los elementos de nuestras sociedades.
Los medios desplegados por los pa¨ªses del Golfo, y en particular por Arabia Saud¨ª, para ¡°convertir¡± al wahabbismo al conjunto de los pa¨ªses musulmanes son gigantescos. La reconquista de la identidad ¨¢rabe-musulmana ultrajada por el dominio occidental necesita el regreso a los valores musulmanes. Con un efecto a?adido: situar a las democracias occidentales frente a sus propias contradicciones en relaci¨®n con la libertad de conciencia y religiosa. Eso es lo que est¨¢ produci¨¦ndose en Francia, un viejo pa¨ªs de ra¨ªces judeocristianas y esencia laica. Muy bien, pero, si nos oponemos a estos argumentos, ?c¨®mo vamos a integrar en el relato nacional a los millones de musulmanes que viven en el pa¨ªs? ?No es eso parte de nuestro problema?
Mi fe no se opone a mi apego a mi pa¨ªs y a mis valores. Una mujer convencida vale m¨¢s que mil obligadas por ley
Este sentimiento de humillaci¨®n que hace renacer de sus cenizas la umma, la naci¨®n del islam, ha dado voz a numerosos musulmanes atrapados en los barrios populares. Hay un descontento, un profundo malestar, que no es de ayer y que tiene su origen en el racismo, la exclusi¨®n, la discriminaci¨®n. Sin el sentimiento de pertenecer a la comunidad nacional, se repliegan en su identidad m¨¢s controvertida, la identidad religiosa, y la convierten en argumento central de la lucha contra el racismo y las discriminaciones. Nunca, desde 1905, se hab¨ªa mezclado la cuesti¨®n religiosa con la de la discriminaci¨®n. Este nexo complica las reivindicaciones que no son audibles y, sin embargo, son reales. Estructurar el debate solo a partir de la cuesti¨®n religiosa es reabrir viejas heridas y crear una discusi¨®n que sabemos que solo puede ser frontal y belicosa. Si en todos los dem¨¢s temas sociales puede haber consensos, en la cuesti¨®n religiosa la reacci¨®n es radical, no hay discusi¨®n posible. La fe no puede inmiscuirse en la organizaci¨®n social, est¨¢ inscrito en el ADN de la Rep¨²blica.
Francia se convirti¨® en la Rep¨²blica, no cuando hizo caer la cabeza de su rey en 1789, sino cuando rompi¨® sus lazos de servidumbre con la Iglesia en 1905 y estableci¨® la laicidad como principio jur¨ªdico, pol¨ªtico y filos¨®fico. Si la Iglesia extrae su fuerza de la enajenaci¨®n de los creyentes, el Estado la extrae de la educaci¨®n de los ciudadanos. Con la escuela laica, la Rep¨²blica proporciona a cada persona los medios para labrar su propio esp¨ªritu cr¨ªtico, y se atreve a pensar que el progreso de las ¡°conciencias aut¨®nomas¡± liberar¨¢ ¡°de forma natural¡± a los ciudadanos de la influencia de las religiones y debilitar¨¢ cualquier veleidad de injerencia del poder religioso en el espacio p¨²blico y la esfera pol¨ªtica. Todo est¨¢ pensado para que cada uno, en el marco de las normas colectivas, pueda disfrutar de su libertad de conciencia y su libertad religiosa.
Lo que necesitamos es la inteligencia colectiva, la cultura, el esp¨ªritu cr¨ªtico agudizado, una escuela que cumpla su papel de educadora, una sociedad justa, igualitaria; la justicia social y la lucha contra las discriminaciones dan fuerza a la laicidad. Pero tambi¨¦n necesitamos amor, porque, sin fraternidad, sororidad, solidaridad, humanidad, no somos nada m¨¢s que un grupo de individuos sin nada en com¨²n. Todo lo contrario de lo que hay que fomentar. Hace ya mucho tiempo que no somos inmigrantes, sino ciudadanos y ciudadanas. Nuestras reivindicaciones no son particulares, sino que somos fuertes gracias a un proyecto social com¨²n que es nuestro bien m¨¢s preciado. Como dec¨ªa Jean Jaur¨¨s, fundador del socialismo, ¡°la libertad, racionalmente limitada por el deber social de cada uno¡±. La Rep¨²blica es de todos o no es nada. Y todos debemos protegerla.
El descontento social convierte la identidad religiosa en argumento de la lucha contra el racismo y la discriminaci¨®n
Los debates deben continuar, y el velo que se resiste a la Rep¨²blica tambi¨¦n es una oportunidad para los musulmanes. En todo caso, lo fue para m¨ª. Yo llev¨¦ velo durante 15 a?os, pero al quit¨¢rmelo no traicion¨¦ a mi comunidad, sino que cre¨¦ una pasarela entre nuestros dos mundos.
Si en mi construcci¨®n de mujer inmigrante poscolonial liber¨¦ mi esp¨ªritu de toda forma de servidumbre, al quitarme el velo estaba neg¨¢ndome a sustituir una colonizaci¨®n por otra. Soy francesa, feminista y, casualmente, musulmana. Mi fe no se opone a mi apego a mi pa¨ªs y mis valores. Una mujer convencida vale m¨¢s que mil obligadas por ley.
Siempre voy a distinguir entre una militante pol¨ªtica con velo y una mujer que lleva velo por mil razones. Tras m¨¢s de medio siglo de martilleo diciendo que es una obligaci¨®n religiosa, ahora ha entrado a formar parte de las costumbres de muchas mujeres, en muchos pa¨ªses en los que domina el patriarcado. Prohibirlo por ley es a la vez absurdo, peligroso para la democracia y totalmente contraproducente. El combate debe librarse en el terreno de la ideolog¨ªa, no atacando a las mujeres. No es una lucha entre iguales, porque el objetivo de los religiosos es acabar con la democracia, pero nuestra debilidad es nuestra fuerza. En este combate, las mujeres siempre van a estar del lado de la democracia, la ¨²nica v¨ªa posible para su emancipaci¨®n.
En todo el mundo ¨¢rabe-musulm¨¢n hay mujeres ¡ªincluidas mujeres con velo¡ª que luchan para imponer una interpretaci¨®n de los textos sagrados desde la perspectiva de la igualdad entre los sexos. Quiz¨¢ puede parecernos que no tiene sentido llevar velo y hablar de igualdad, pero es un paso obligado si queremos que las mujeres dispongan de los medios para emanciparse de las garras religiosas. Debemos ser aliadas de todas las que luchan desde nuestras mismas posiciones poniendo en peligro su vida. Es por ellas, y solo por ellas, por quienes yo peleo d¨ªa a d¨ªa.
Bouchera Azzouz fue secretaria general del movimiento Ni putes ni soumises, y autora, con Corinne Lepage, de Les femmes au secours de la R¨¦publique, de l'Europe et de la plan¨¨te
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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