El Lejano Oeste de Colombia (Leiva, Nari?o)
Resulta desolador que una buena parte del pa¨ªs siga siendo un infierno regido por clanes de psic¨®patas
Hoy hay nuevos alcaldes en toda Colombia. Dicho de otro modo: hoy, mi¨¦rcoles 1? de enero de 2020, asumen sus cargos aquellos gobernantes vigilados de cerca que suelen verse obligados a funcionar mucho m¨¢s en la pr¨¢ctica que en la teor¨ªa, mucho m¨¢s en la realidad social, verificable con los cinco sentidos, que en la vistosa ideolog¨ªa de tiempos de redes. Ayer, martes 31 de diciembre de 2019, se hablaba de punta a punta en el pa¨ªs de la crisis de corrupci¨®n de la Polic¨ªa Nacional, de la virulencia de los nuevos piratas en las costas del Pac¨ªfico, del asesinato, en el sur de Cali, de un fiscal contra el crimen organizado, y del ascenso de un nuevo comandante del Ej¨¦rcito Nacional cuestionado ¨Cy exonerado¨C por la desaparici¨®n del padre de la familia de un futbolista. Ayer, mejor dicho, esto era una vez m¨¢s el Lejano Oeste.
Antes de ayer se habl¨® de la aparici¨®n de un cuerpo sin cabeza en las aguas doradas del r¨ªo Nech¨ª, en el corregimiento de Puerto Claver, en el Bajo Cauca antioque?o, como era en los peores tiempos. Antes de antes de ayer, en el monta?oso municipio de Leiva, Nari?o, una pandilla de sicarios de pesadilla macabra quiso asesinar en su propia casa al defensor de derechos humanos Fabio Montero, pero, como no lo encontraron all¨ª, entonces mataron con sevicia ¨Cporque s¨ª: porque ten¨ªan armas, porque quer¨ªan dejar en claro qui¨¦n es qui¨¦n en ese sitio sin Dios ni ley¨C tanto a su madre como a su abuelo. D¨ªas atr¨¢s, en la vereda Buritaca, en la zona rural del nororiente de Santa Marta, un pistolero acribill¨® por la espalda a uno de los sospechosos del salvaje asesinato de dos antrop¨®logos bogotanos.
El cad¨¢ver fue encontrado con el siguiente letrero escrito sobre un cart¨®n: ¡°No alcahueteamos cosas mal hechas en toda la regi¨®n, el que venga a da?ar la tranquilidad de la regi¨®n ser¨¢ dado de baja¡±.
Y resulta desolador, por decir lo menos, que una buena parte de Colombia siga siendo un infierno regido por esos clanes de psic¨®patas que insisten e insisten en que est¨¢n reemplazando el horror ajeno por el horror propio en el nombre de toda su regi¨®n. Y resulta aterrador que una vez m¨¢s, como tantas veces en los ¨²ltimos setenta a?os de esta barbarie por entregas, sea claro que estos paisajes no son de fiar. Pero despu¨¦s de la desolaci¨®n y despu¨¦s del miedo resulta grave, grav¨ªsimo, que el pa¨ªs se sienta plagado de punta a punta de ¨¢ngeles exterminadores empe?ados en hacer su justicia y se sienta de nuevo sometido por los ej¨¦rcitos de los narcos porque todo ello da a pensar no solo que las autoridades se han encogido de hombros, sino que han hallado un enemigo viejo ¨Clas manos negras¨C para negar el fracaso de su plan de seguridad.
Hoy hay nuevos gobernadores y gobernadoras en toda Colombia. Hoy hay nuevos alcaldes y alcaldesas. Y ya que las principales cabezas de esta Presidencia de la Rep¨²blica siguen siendo los opositores virulentos que se pasaron ocho a?os azuzando los mismos odios que ahora se les han salido de control, y ya que el riesgoso discurso del Gobierno central ha tenido much¨ªsimo m¨¢s que ver con la pacificaci¨®n que con la paz ¨Cmuch¨ªsimo m¨¢s que ver con la protecci¨®n fracasada que con desmontar los pretextos para la violencia¨C, van a ser fundamentales el discurso, el lenguaje, el tono, el conocimiento de los rincones de las regiones, la empat¨ªa con los dramas de la ciudadan¨ªa, el rechazo diario e incansable a los peque?os imperios de matones, la estrategia de seguridad y la autoridad sobre las autoridades que tengan los gobernantes locales.
Es que en Colombia, hoy como ayer, vivimos reclamando l¨ªderes que entiendan su oficio como la tarea de desmontar las violencias. Es que aqu¨ª la expresi¨®n ¡°esto es de vida o muerte¡± es de verdad.
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