De la fama mundial a la desgracia personal: qu¨¦ pasa cuando se hace p¨²blica tu foto policial
La fascinaci¨®n que nos provoca ver im¨¢genes policiales de famosos y de an¨®nimos tiene una doble cara: algunas acaban convertidas en s¨ªmbolos y carne de museo, pero en otros casos persiguen para siempre a un ciudadano con derecho a la reinserci¨®n
Hay algo hipn¨®tico en la observaci¨®n sucesiva de las seis fotos policiales que Lindsay Lohan (Nueva York, 1986) regal¨® a los tabloides entre julio de 2007 y marzo de 2013. El rostro de sorpresa y derrota que refleja la primera se convierte, poco a poco ¨Cjunto a cambios de peinado, tinte, bronceado y maquillaje¨C en uno de desaf¨ªo y autoconsciencia en la ¨²ltima. ?Qu¨¦ pas¨® en medio? Muchas cosas, pero un asunto clave fue que mientras le hac¨ªan esa foto policial (por conducci¨®n temeraria), la anterior de 2011 (por no presentarse a las tareas de servicios p¨²blicos a las que hab¨ªa sido condenada) estaba colgada en una galer¨ªa de arte de Sherman Oaks (Los ?ngeles), como parte de la exposici¨®n Hollywood Most Wanted (Los m¨¢s buscados de Hollywood) de la artista Rachel Schmeidler. "En ¨²ltima instancia, todos somos iguales ante el flash de la fotograf¨ªa de la ficha policial", explic¨® la creadora a The Daily Beast. El hecho es que entre una detenci¨®n y otra, su propio rostro en la comisar¨ªa se hab¨ªa convertido en arte. Para entonces, Lohan y todas las dem¨¢s estrellas que chocaban con la ley ya llegaban a las comisar¨ªas sabiendo que aquel no era solo un asunto de ¨¦tica, tambi¨¦n de est¨¦tica.?
En esta ¨²ltima d¨¦cada de 'clic' y viralidad el proceso se dio la vuelta: en vez de ofrecernos una figura deseada y popular convertida en un criminal m¨¢s, nos ofrec¨ªa un criminal m¨¢s convertido en una figura deseada y popular
Esto es bueno y malo a la vez. Bueno para el arte pop, siempre dispuesto a alimentarse de lo contempor¨¢neo, lo bajo, lo inmediato, lo lumpen y lo humano. Pero, a la vez, ese mismo proceso desactiva y desvirt¨²a el encanto de este tipo de fotograf¨ªas: ver a famosos avergonzados, tristes, pillados con las manos en la masa, expuestos a los demonios de su propio comportamiento y solos, muy solos.
Esta experiencia, por supuesto, se eleva a la estratosfera cuando a quien vemos es a celebridades adoradas por el mundo entero, ni?as ricas que lo han tenido todo desde la cuna o deportistas sanos y ejemplos para su comunidad. Ver a celebridades que cuidan al detalle su imagen en un estado deplorable (a menudo son detenidos en estado de embriaguez) y enfrentados a un primer plano con flash que no perdona ni oculta nada nos hacen pensar en c¨®mo ser¨ªan si nunca hubiesen alcanzado la gloria, si la vida los hubiese empujado al arrabal. Y esa idea es demasiado tentadora como para no mirar.
En este tipo de im¨¢genes pudimos descubrir a un Robert Downey Jr. con los ojos vidriosos propios de un hombre drogado; a un Hugh Grant encogido, intentando plegarse sobre s¨ª mismo para desaparecer del mundo tras ser encontrado usando los servicios de una prostituta callejera; a un Nick Nolte con el pelo revuelto y una camisa de flores que ser¨ªa suficiente motivo para ser detenido si existiese la polic¨ªa de la moda.
La de Michael Jackson, detenido en 2003 tras ser acusado de abusar sexualmente de un menor, es especialmente impactante: el hombre m¨¢s operado, huidizo y extra?o del mundo abre mucho los ojos ante la c¨¢mara en un gesto de sorpresa, verg¨¹enza y profunda pena. Pero es tal vez la de Jane Fonda el 3 de noviembre de 1970 la que dej¨® una estampa m¨¢s perdurable: la actriz, profesional del alboroto p¨²blico cuando hay que defender una causa justa, levanta el pu?o con orgullo y esboza una sonrisa. Hab¨ªa sido arrestada por supuesta posesi¨®n de drogas: ella mantuvo que eran vitaminas y que su detenci¨®n obedec¨ªa a motivos pol¨ªticos, ya que la actriz se hab¨ªa convertido en una feroz cr¨ªtica de la intervenci¨®n estadounidense en Vietnam. La foto policial se hizo tan famosa que hasta puso de moda el peinado de la actriz en las peluquer¨ªas estadounidenses.
La popularizaci¨®n de las im¨¢genes policiales en Internet lleg¨® tambi¨¦n el calvario para aquellos que quieren olvidar su pasado y seguir adelante, pero ven como sus fotos siguen en decenas de webs, incluso una vez han cumplido sus condenas
Esa imagen ic¨®nica de Fonda, junto a otras de Frank Sinatra, Johnny Cash, Janis Joplin, Elvis Presley, Steve McQueen, David Bowie, Jim Morrison, Mick Jagger y cientos de celebridades m¨¢s pueden comprarse, enmarcadas y en tama?os de hasta casi dos metros en webs como Fine Art America. Y en una decisi¨®n que nunca ha dejado de ser pol¨¦mica, son de uso p¨²blico en Estados Unidos gracias a la FOIA (acr¨®nimo en ingl¨¦s para Ley de la Libertad de la Informaci¨®n), que otorga a todos los ciudadanos el derecho de acceso a la informaci¨®n federal del gobierno. A menudo, son los propios departamentos policiales locales los que las difunden en sus cuentas oficiales en redes sociales.?
Es por eso por lo que este tipo de im¨¢genes, llamadas mugshots en ingl¨¦s, alimentan las portadas de los tabloides, las webs de informaci¨®n de sociedad, las camisetas, las galer¨ªas de arte y museos. Las ¨²ltimas exposiciones dedicadas exclusivamente a retratos tomados en comisar¨ªas se pudieron ver en 2019 en Australia y Escocia, por ejemplo. Pero la d¨¦cada de los 10 que nos acaba de dejar, donde reinaron el clic inmediato y la viralidad en redes sociales, arroj¨® un fen¨®meno sorprendente porque tomaba los mismos elementos que ya conoc¨ªamos pero subvert¨ªa su orden: en vez de ofrecernos una figura deseada y popular que se convert¨ªa en un mero criminal m¨¢s, nos ofrec¨ªa un mero criminal m¨¢s que se convert¨ªa en una figura deseada y popular.
Jeremy Meeks abri¨® la mecha. El 18 de junio de 2014 un hombre an¨®nimo fue detenido en Stockton (California) por posesi¨®n de marihuana y de un arma sin licencia. En su foto policial aparec¨ªa un veintea?ero de clar¨ªsimos ojos azules, labios carnosos y una estructura ¨®sea que parec¨ªa dise?ada con escuadra y cartab¨®n. Cuando el perfil oficial de Facebook del Departamento de Polic¨ªa de Stockton public¨® la imagen, Internet enloqueci¨®. Tres a?os despu¨¦s, ya en libertad, debut¨® como modelo de pasarela. En 2018 se cas¨® con la heredera de un imperio textil: Chloe Green, hija del due?o de Top Shop, cuya relaci¨®n termin¨® en 2019.
Jeremy Meeks era incontestablemente hermoso, s¨ª, pero fue tambi¨¦n su mirada desafiante y su posici¨®n de aparente calma y control en la situaci¨®n m¨¢s adversa lo que enamor¨® al mundo entero. El caso de Jeremy Meeks suscit¨® el inter¨¦s por la belleza an¨®nima unida al crimen.
La cuenta de Instagram Mugshawtyss (que se puede leer como ¡°Mug Hotties¡±, una mezcla entre mugshot y hotties, o sea, "t¨ªas buenas") tiene casi 220.000 seguidores gracias publicar a diario im¨¢genes de mujeres j¨®venes y bellas detenidas en los Estados Unidos. Junto a la foto, el delito que han cometido: van desde estafa, fraude, robar un mill¨®n de d¨®lares, atropellar a alguien, posesi¨®n de drogas o agresi¨®n. Los comentarios son de este tipo: ¡°?Ya pod¨ªa agredirme a m¨ª!¡±, ¡°?C¨®mo pod¨¦is encerrar a una chica con esos ojos?¡± o ¡°Ha robado, s¨ª¡ ?mi coraz¨®n!¡±.
Esta es la parte divertida y fr¨ªvola. Pero con la popularizaci¨®n de las im¨¢genes policiales en Internet lleg¨® tambi¨¦n el calvario para aquellos que quieren olvidar su pasado y seguir adelante, pero ven como sus im¨¢genes siguen en decenas de webs que ofrecen este tipo de contenidos, incluso una vez han cumplido sus condenas.
Esa fotograf¨ªa ic¨®nica de Jane Fonda, junto a otras de Frank Sinatra, Johnny Cash, Janis Joplin, Elvis Presley, Steve McQueen, David Bowie, Jim Morrison, Mick Jagger y cientos de celebridades m¨¢s pueden comprarse, enmarcadas y en tama?os de hasta casi dos metros
En 2018, el mismo a?o en que Jeremy Meeks saboreaba las mieles de una vida lujosa y privilegiada gracias a la fama que le dio su detenci¨®n, el diario brit¨¢nico The Guardian informaba de que un hombre llamado Gregory Rakoczy hab¨ªa pedido a mugshots.com, una web especializada en fotos de fichas policiales de an¨®nimos, que retirase la suya, ya que era antigua, hab¨ªa cumplido con la ley y quer¨ªa seguir adelante con su vida.
Pero la web le hab¨ªa pedido 400 d¨®lares (unos 350 euros) por hacerlo. Sus creadores fueron detenidos en mayo de ese mismo a?o por extorsi¨®n. El triple salto mortal, si uno lo piensa: los due?os de una web que convert¨ªan en celebridades a an¨®nimos por haber sido detenidos eran ahora los que posaban ante una ficha policial. El sistema de b¨²squeda de su propia web (que sigue en l¨ªnea actualmente y permite buscar por nombres y apellidos a cualquier ciudadanos para ver si su foto policial est¨¢ disponible) indica que no han colgado sus propias im¨¢genes. Una oportunidad de oro perdida para mostrar, al menos, sentido del humor.
En el a?o 2013 Google tom¨® cartas en el asunto despu¨¦s de una denuncia p¨²blica desde un art¨ªculo de The New York Times y cambi¨® el algoritmo para que sus motores de b¨²squeda dejasen fuera las p¨¢ginas de este tipo, en un intento de contribuir a una sociedad en la que la gente tiene una segunda oportunidad.
El perfil de Instagram Mugshawtyss indica que si alguien que est¨¦ en sus archivos quiere retirar su imagen, solo debe mandar un mensaje privado. Pese a todo, y seg¨²n informa The Guardian, las fotos policiales han trepado de nuevo hasta el sistema para aparecer otra vez en las p¨¢ginas de Google. Para alguien, ver su ficha policial popularizada en todo el mundo puede ser un pasaporte a la gloria y para otro una cruz que lo persigue de por vida. ?Y si la culpa es solo nuestra por mirar?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.