Mirar como Gald¨®s
No son pocos en estos d¨ªas inciertos de estreno de d¨¦cada que insisten en revisitar el pasado para comprender el presente y vislumbrar el futuro
No son pocos en estos d¨ªas inciertos de estreno de d¨¦cada (o de fin, para el caso es lo mismo) que insisten en revisitar el pasado para comprender el presente y vislumbrar el futuro. La b¨²squeda de paralelismos, de referencias, de interpretaciones, en las primeras d¨¦cadas del siglo XX se ha convertido en un ejercicio intelectual de primera magnitud. Se fraguaba entonces todo un cambio en el equilibrio del poder mundial; un cambio que ahora de nuevo est¨¢ en marcha.
La ficci¨®n es una fant¨¢stica herramienta para intentar traducir esas otras realidades a nuestro tiempo. Y no es una pr¨¢ctica nueva. A finales del XIX, Benito P¨¦rez Gald¨®s se propuso la ingente tarea de mejorar el conocimiento de Espa?a por los espa?oles y para ello se lanz¨® a publicar sus Episodios nacionales (el t¨ªtulo hoy no pasar¨ªa el filtro de un buen departamento de marketing editorial), un conjunto de novelas que, a trav¨¦s de las peripecias de sus personajes, narran la historia del pa¨ªs desde principios de aquel siglo. Ese primer esfuerzo acababa en el arranque de las guerras carlistas. Pero a?os m¨¢s tarde, bajo los efectos del desastre del 98, el autor decidi¨® continuar su obra para cubrir el resto de aquella tumultuosa ¨¦poca.
Lo que Gald¨®s ofrece es una mirada amplia y abierta sobre el pa¨ªs y sobre la realidad; un reflejo de la lucha entre reacci¨®n y progreso que ha marcado una parte importante de nuestra historia; siempre con un modo respetuoso de presentar las diferentes ideas, incluidas las suyas, sin manique¨ªsmos. Una radiograf¨ªa de una Espa?a diversa y plural; un gran retrato interior, que no olvida, sin embargo, su faceta exterior y su papel como miembro importante de la comunidad internacional, con su vertiente europea ¡ªcon Par¨ªs y Londres como principales referencias¡ª, americana ¡ªa¨²n en buena medida una extensi¨®n de s¨ª misma¡ª y africana.
Los mismos ejes, con diferente intensidad, de nuestra pol¨ªtica exterior hoy; una pol¨ªtica que sigue esperando ponerse a la altura de su potencial y de su ambici¨®n ret¨®rica.
Si hubiera que reivindicar un rasgo concreto de Gald¨®s en este a?o en el que se conmemora el centenario de su fallecimiento, deber¨ªa ser esa apertura de mente, esa amplitud de miras, ese modo tan moderno de estar, y observar, un mundo en cambio. Una actitud m¨¢s que necesaria en estos d¨ªas cuando lo que parece predominar son las trincheras ideol¨®gicas y el ruido.
Sirva tambi¨¦n como homenaje a todos aquellos que se esfuerzan por explicar y traducir cotidianamente la compleja realidad global a una sociedad y a una clase pol¨ªtica a menudo ensimismada en sus problemas. Nos van a hacer falta para entender y abordar los m¨²ltiples desaf¨ªos que presenta 2020. ?Feliz A?o!
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.