El equipo Pedroche
Cada vez que miremos hacia el cielo veremos ese techo de cristal que hay que sobrevolar y sobrevivir
Es un buen s¨ªntoma que el traje que vista Cristina Pedroche en las campanadas unifique al p¨²blico. Es bueno para el pa¨ªs y para la televisi¨®n. Lo inquietante es que siga siendo un cuerpo de mujer, m¨¢s o menos desnudo, lo que provoque esa unificaci¨®n. Aunque el var¨®n pareciera no tener otro rol que el de acompa?ante en ese balc¨®n g¨¦lido sobre la Puerta del Sol, su presencia exalta todos los clich¨¦s creados para el sexo femenino. En mi opini¨®n, Pedroche, en su armadura er¨®tica, es un nuevo Don Quijote y el cocinero Chicote, un Sancho Panza en esmoquin.
Aunque en otro balc¨®n de esa misma plaza Anne Igartiburu estuviera vestida por Lorenzo Caprile en el rojo exaltado que prefiere, esa sensaci¨®n de armadura y mujer trofeo flotaba en el aire de fin de d¨¦cada. Anne tambi¨¦n ense?aba piel, humana y fina, incluso cl¨¢sica, pero siguiendo ese look doncella, casi como si ella fuera Dulcinea. Roberto Leal era un fiel escudero con un mensaje similar: mujer bella, blanca, anuncia algo trascendente, un cambio, envuelta por aires de princesa, de mujer trofeo. Reconozco que por un momento ambicion¨¦ que detr¨¢s de c¨¢maras, al estar f¨ªsicamente cerca, Anne y Cristina intentaran darse un abrazo en sus armaduras y seguir adelante con ese guion de que las campanadas mientras m¨¢s desnudas m¨¢s divertidas.
Bueno, ya que tanta gente le ha sacado ¡°inspiraciones¡± no reconocidas al traje de Pedroche, yendo tan lejos como a recordar que Yves Saint Laurent firm¨® una colecci¨®n acompa?¨¢ndose de las esculturas met¨¢licas que Claude Lalanne creo usando el cuerpo de la modelo Verushka como molde y que el dise?ador coloc¨® sobre dos vestidos de chif¨®n, casi la misma t¨¦cnica que se emple¨® en el traje de Pedroche, podr¨ªan tambi¨¦n desempolvar el esmoquin femenino para fin de a?o. La otra referencia pudo ser la portada de la revista POP donde Kate Moss aparec¨ªa envuelta por una escultura del provocador artista Allen Jones. Toda esta informaci¨®n arty, que muchos usan para afear la atrevida gesti¨®n de Pedroche, es como querer intelectualizar las campanadas.
Tamara Falc¨® tambi¨¦n protagoniz¨® su spot hecho a la medida de Porcelanosa, una empresa ligada a su familia desde antes que naciera. Claramente todo el mundo ley¨® entre l¨ªneas una especie de entrega del relevo a la hija de Isabel Preysler como heredera y encima recuperando esa emisi¨®n antes de las campanadas que fue tradici¨®n hasta 1998. El spot es quien viste a Tamara, mostr¨¢ndola como ella prefiere, divertida, casi sexi, incapaz de hacer algo inadecuado. Y en el fondo, el spot, ideado para vender productos asociados al ba?o y la cocina, templos siempre asociados a la figura femenina, consigue convencernos que estamos entrando en los nuevos a?os 20. Y que estos vendr¨¢n con un charlest¨®n m¨¢s o menos sostenible, entre armaduras y campanadas.
Puede ser el principio de la Era Tamara. Y que esta nueva era sea primordialmente femenina pero a¨²n necesitada de un equipo, la palabra que Pedroche siempre emplea en sus agradecimientos de a?o nuevo.
¡°Mi equipo¡±, que no es otro que el estilista Josie, quien analiza desde cada 2 de enero lo que haga falta para la siguiente campanada. ?Pongamos un Josie en nuestras vidas para ser esa mujer Quijote del 2020! Que los Josies se dupliquen como peluqueros y maquillador. Para ampliar ese equipo, viene el marido. Pedroche ha tenido mucha suerte con David Mu?oz, que adem¨¢s se pone su traje de las campanadas el d¨ªa antes y muchas veces le queda mejor. O al menos m¨¢s divertido. Para ese miembro del equipo, el marido, es importante tener sentido del humor. Despu¨¦s de la pareja, el o la nutricionista/ coach, lo importante es que sepa o¨ªr. Y finalmente, el m¨¢nager que, aunque muchos renieguen de ello, tambi¨¦n puede ser una carga que lleve el o la pareja.
Las mujeres han luchado por esta libertad de movimientos y este equipo. Pero entristece un poco enterarnos que a Sharon Stone le han cancelado su cuenta en una aplicaci¨®n de contactos personales al creer que era de una persona asumiendo su personalidad. Stone reclam¨® a la agencia que era ella misma la que hab¨ªa abierto un perfil. Y el mundo reaccion¨® preocup¨¢ndose de c¨®mo era posible que una?sex symbol como ella usara una aplicaci¨®n de contactos. ?Y por qu¨¦ no? ?Las sex symbols no pueden tener problemas para encontrar compa?¨ªa que les guste, que se ajusten a sus expectativas? ?No pueden tener horas bajas? Como si todo siguiera igual: Pedroche tiene que desarrollar ideas para aparecer casi desnuda sin estarlo. Anne tiene que ense?ar casi la misma cantidad de s¨ª misma en plan elegante, Sharon no debe envejecer sola y cada vez que miremos hacia el cielo veremos ese techo de cristal que hay que sobrevolar y sobrevivir.
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