En vivo y en directo (Pogue, Bojay¨¢)
Hace unos pocos d¨ªas de este enero las nuevas bandas paramilitares le dieron a Leyner Palacios dos horas para salir de la regi¨®n
El jueves 2 de mayo de 2002 a las 10:45 de la ma?ana, luego de un par de alertas tempranas emitidas por la Defensor¨ªa del Pueblo de aquel entonces, 79 civiles murieron sepultados y 98 m¨¢s fueron heridos en la iglesia de Bojay¨¢ ¨Cen el estrat¨¦gico e invisible Choc¨®¨C luego del estallido de una pipeta en medio de otro salvaje y endemoniado y colombiano combate entre las FARC y las autodefensas por las rutas del narcotr¨¢fico. El defensor de derechos humanos Leyner Palacios, que se ha dedicado a representar a las v¨ªctimas del conflicto, perdi¨® ese d¨ªa a sus padres, a tres de sus hermanos y a veintiocho parientes m¨¢s. Y, sin embargo, como si el 96 por ciento de la poblaci¨®n no hubiera votado s¨ª a los acuerdos de paz, como si el tiempo del horror hubiera pasado para nada y 2002 y 2020 fueran la misma pesadilla con los mismos n¨²meros, hace unos pocos d¨ªas de este enero las nuevas bandas paramilitares le dieron a Palacios dos horas para salir de la regi¨®n.
Ya en 2002 se viv¨ªa la barbarie colombiana en vivo y en directo, como si sucediera en Irak y los ciudadanos de ac¨¢ no tuvi¨¦ramos alternativa a ser espectadores, a punta de alertas tempranas y llamados de auxilio y peque?os p¨¢rrafos en los peri¨®dicos y videos de un par de minutos en los noticieros. En este 2020, que empez¨® lleno de humo, s¨ª que est¨¢n claros tanto el comienzo como el desarrollo del sitio cruel de Bojay¨¢ ¨Cy el fin, el tercer acto, no llega¨C porque todo est¨¢ siendo contado en tiempo real por las redes sociales. Ya se emitieron las alertas. Ya se contaron los ultim¨¢tums a 16 l¨ªderes sociales. Se denunciaron las nuevas minas sembradas por ah¨ª. Se supo de varias incursiones de paramilitares preparados para disputarse los corredores con el ELN. Se supo de la llegada de 300 al amenazado corregimiento de Pogue. Se pidi¨® inversi¨®n social en vez de presencia de un ej¨¦rcito ¡°que nos pone m¨¢s en riesgo¡±.
Y si se trata de repetir la historia, como poniendo en escena la tragedia de un pa¨ªs que no ha sido capaz de la solidaridad, solo falta que llegue la masacre, que se cuenten los muertos y que se lamente el sino colombiano desde la barrera.
En vivo y en directo, mientras el emblem¨¢tico The Washington Post se atreve a invitar a los turistas norteamericanos a visitar esta tierra de paisajes que por fin consigui¨® librarse de una de sus tantas guerras, estamos viendo un Gobierno enfrascado que insiste en librar la guerra contra las drogas que perdimos desde el comienzo, que insiste en la aspersi¨®n a¨¦rea que no ha servido para impedir que este pa¨ªs siga siendo el gran productor de coca¨ªna de este mundo, que insiste en jugar con el ELN el juego de que el Estado colombiano es un tramitador de rendiciones que solo negocia sobre la base de que no hay nada por negociar, e insiste en pleg¨¢rseles a los Estados Unidos de Trump ¨Cque no todos los son ni siquiera en pleno contraataque de los fundamentalismos¨C aunque nunca sea claro lo que quiere Trump.
En vivo y en directo, en plena firma del acuerdo de paz en septiembre de 2016, las alabaoras de Pogue cantaron ¡°Oiga se?or presidente / H¨¢gasenos para ac¨¢ / Y con esos otros grupos / D¨ªganos qu¨¦ va a pasar¡±. En vivo y en directo, hace muy poco, el padre Sterling Londo?o explic¨® al Gobierno c¨®mo todo estaba d¨¢ndose para resucitar la cat¨¢strofe y el propio Leyner Palacios escribi¨® en el diario El Espectador: ¡°Tengo frustraci¨®n y miedo pues todo se est¨¢ repitiendo¡±. Vamos a ver si esta es otra ¨¦poca. Vamos a ver si este no es el Gobierno de Pastrana. Y si estos gritos de redes consiguen que los funcionarios, los verdugos, las v¨ªctimas y los ciudadanos no se sigan portando como testigos de una ceremonia de sangre que a todos se les sale de las manos.
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