¡®Hooligans¡¯

Ni 100 d¨ªas de cortes¨ªa, ni diez, ni dos, ni un cuarto de hora. Los nuevos ministros a¨²n no han tomado posesi¨®n y ya lleva una semana circulando por las redes la imagen de un lazo ¡ªel lazo anti-Pedro S¨¢nchez, aclara una l¨ªnea de texto situada justo encima¡ª sobre el que se lee: ¡°No te queremos¡±. Para que a nadie le parezca demasiado elegante, en la base aparece el dibujo de una mano con los dedos doblados excepto el coraz¨®n, que est¨¢ estirado. Esto es lo que hay o, mejor dicho, esto es el anticipo de lo que viene, una oposici¨®n cuyas ideas, im¨¢genes y consignas est¨¢n mucho m¨¢s pr¨®ximas a la tradici¨®n de los hooligans, los seguidores violentos de los equipos de f¨²tbol, que al pac¨ªfico ejercicio de una oposici¨®n constructiva. Mientras ¡°golpe de Estado¡± se convierte en la expresi¨®n de moda, que vale lo mismo para un roto que para un descosido, Pedro y Pablo se quedan cortos para un discurso, el de los egos, que funciona como un ventilador, creando egomaniacos en cada vuelta completa. Ni siquiera da tiempo a preguntarse en cu¨¢l de las dos se?oras Montero estaba pensando la se?ora Monasterio cuando los rumores sobre el disgusto en Unidas Podemos por la cuarta vicepresidencia acaparan ya todos los titulares. En esta situaci¨®n, el nuevo Gobierno solo est¨¢ obligado a atenerse a un prop¨®sito. Ahora m¨¢s que nunca en mucho, mucho tiempo, resistir ser¨¢ vencer. Cada d¨ªa que amanezca con normalidad, sin crisis, sin roces, sin una brizna de alimento para la implacable maquinaria de los medios que ya est¨¢n dedicando todos sus esfuerzos a tumbar un Gobierno a¨²n no nacido, ser¨¢ una victoria. El objetivo principal de este proyecto es el m¨¢s dif¨ªcil, pero no puede permitirse otro. Este Gobierno tiene que durar porque esa, y no otra, ser¨¢ la medida de su ¨¦xito.