Desdramatizar
El humor es el mejor disolvente de la intolerancia y el tribalismo que se generalizan en las redes sociales
El programa que emiti¨® Televisi¨®n Espa?ola en Nochevieja, conducido por Jos¨¦ Mota, mostr¨® lo saludable que resulta tomar distancias gracias al humor incluso en temas tan delicados como el golpe de Estado. La vida p¨²blica se ha ido deteriorando en Espa?a. La polarizaci¨®n favorece la descalificaci¨®n del adversario, los insultos son cada vez m¨¢s frecuentes, el estilo bronco ha tomado de nuevo las instituciones. Las sesiones recientes en el Parlamento han dado la medida de ese tono agrio que puede marcar la pol¨ªtica durante los pr¨®ximos meses. La extra?a paradoja es que unas maneras m¨¢s propias de una banda de maleantes que de los llamados a discutir las leyes convive con una actitud de una parte de la sociedad extremadamente sensible ante la menor alusi¨®n a asuntos que tienen por intocables. Sentirse ofendido es una actitud que se est¨¢ imponiendo, y crece el n¨²mero de aspectos que no pueden ser sometidos a la menor cr¨ªtica. As¨ª, el estilo patibulario de algunos pol¨ªticos coexiste con la piel fina de esos sectores que no toleran el menor cuestionamiento de sus principios, sus rasgos identitarios, sus cuestiones de fe. La vida p¨²blica se parece entonces a un patio de parvulario, donde junto al grupito de los matones hay un coro cada vez m¨¢s amplio que musita quejas y se desgarra las vestiduras. Ambos extremos se alimentan mutuamente en una espiral creciente que amenaza con dejar fuera de juego actitudes menos exacerbadas.
Editoriales anteriores
La correcci¨®n pol¨ªtica lleg¨® como una respuesta necesaria a las maneras de cuantos en el poder desprecian, humillan o se?alan a las minor¨ªas y a los sectores postergados: por su g¨¦nero, el color de su piel, su lugar de origen, su condici¨®n sexual. Su beligerancia sirvi¨® para desenmascarar las maniobras de dominio. Con el tiempo, sin embargo, la correcci¨®n pol¨ªtica ha ido tambi¨¦n radicaliz¨¢ndose hasta el punto de adquirir la consistencia de un fundamentalismo laico, que se acerca a posiciones de car¨¢cter religioso que no aceptan el menor desliz respecto de sus discursos monol¨ªticos, y donde procuran encontrar tambi¨¦n sitio los que se proclaman guardianes de la Constituci¨®n. La victimizaci¨®n se eleva ah¨ª a categor¨ªa, y se reducen esas zonas porosas donde hay margen para el entendimiento, espacio para el di¨¢logo y el debate con el otro, y que propician la iron¨ªa y la autocr¨ªtica.
El humor es el mejor disolvente de la intolerancia y el tribalismo que se generalizan en las redes sociales, y supone tambi¨¦n la herramienta m¨¢s eficaz para poner en cuesti¨®n los propios prejuicios. La heterodoxia y la provocaci¨®n son sus armas y fortalece a cualquier sociedad que se quiera abierta y tolerante. Sana, en definitiva.
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