Moncloa y el desarme unilateral
El nombramiento de Delgado solo tiene sentido desde la l¨®gica instrumental del poder
A?os atr¨¢s un todopoderoso consejero socialista de la Junta de Andaluc¨ªa, interpelado sobre la necesidad de cambiar los est¨¢ndares degradados de la televisi¨®n p¨²blica, formul¨® ampliamente la teor¨ªa del desarme unilateral: por convicci¨®n, ¨¦l cre¨ªa en la televisi¨®n p¨²blica como instrumento de transformaci¨®n social sin instrumentalizarla desde el poder, pero no mientras en las comunidades del PP ¡ªMadrid, Valencia o Galicia, en ese momento¡ª usasen sus teles auton¨®micas para la batalla pol¨ªtica; es decir, o todos renunciaban conjuntamente a esa arma o nadie aceptar¨ªa un desarme unilateral sacrificando ese instrumento tan poderoso.
En fin, no result¨® muy ejemplarizante pero s¨ª una confesi¨®n transparente del pragmatismo pol¨ªtico: no se cede al rival una ventaja aunque atente contra tus principios. Y no s¨®lo sucede con las televisiones p¨²blicas. Tambi¨¦n con la Fiscal¨ªa General del Estado que los Gobiernos, aunque con perfiles desiguales, han instrumentalizado a destajo.
La elecci¨®n de Dolores Delgado s¨®lo se entiende con esa l¨®gica. M¨¢s all¨¢ de la ingenuidad o el cinismo de quienes ven normal su elecci¨®n, incluso los propios dirigentes socialistas admiten que este nombramiento volc¨¢nico s¨®lo tiene sentido desde la l¨®gica instrumental del poder. Bajo la certeza de que esta legislatura va a dirimirse frecuentemente en el terreno judicial, donde el PP opera con la ventaja de las mayor¨ªas conservadoras, Moncloa asume el desgaste de su elecci¨®n indecorosa para asegurarse una posici¨®n fuerte ah¨ª. Ya se sabe que en el amor y en la guerra vale todo, tambi¨¦n en el campo de batalla de la pol¨ªtica. Y Delgado es dura. De momento, lo primero que ha anunciado la derecha es una bater¨ªa de querellas y recursos contra su designaci¨®n, evidenciando que Moncloa sabe lo que le espera. Se va a batallar mucho, y no s¨®lo sobre Catalu?a, en el frente judicial.
La fatalidad de esta mec¨¢nica es, no obstante, falsa. Las cosas no tienen por qu¨¦ ser as¨ª. Contra esa l¨®gica del desarme unilateral, s¨ª hubo un intento con la televisi¨®n p¨²blica: la reforma de Zapatero en 2006 transfiriendo el nombramiento de Moncloa al Parlamento por mayor¨ªa cualificada, al menos hasta que cay¨® Oliart. El PP, apenas llegar al poder, acab¨® con aquello y volvi¨® al plomo; aunque ahora Juanma Moreno en Andaluc¨ªa s¨ª aborde ese desarme.
La Fiscal¨ªa General del Estado, en cambio, no ha tenido nunca demasiado ox¨ªgeno. El PSOE arrastra una trayectoria negra, con el hito de Eligio Hern¨¢ndez. Claro que la autoridad moral del PP ¡ªlos de Cardenal o Maza, los de P¨¦rez de los Cobos o Enrique L¨®pez, los de ¡°esto te lo afina la Fiscal¨ªa¡± o ¡°controlando la sala segunda desde detr¨¢s¡±¡ª es m¨ªnima. Est¨¢ pendiente que alg¨²n partido, como con la televisi¨®n, ensaye el desarme unilateral para frenar la aluminosis moral que desacredita la instituci¨®n. No va a ser ahora, para mayor esc¨¢ndalo del Grupo de Estados contra la Corrupci¨®n (GRECO). S¨¢nchez ha preferido soportar el precio de la exhibici¨®n imp¨²dica con su fiscal general a sabiendas de qu¨¦ clase de legislatura hay en el horizonte: bajo el fuego.
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