?De qu¨¦ lado est¨¢s, Fern¨¢ndez?
El nuevo presidente de Argentina un equilibrista en casi todos los aspectos de su Gobierno
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Hace pocos d¨ªas, la l¨ªder hist¨®rica de las Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, le exigi¨® a Alberto Fern¨¢ndez, el nuevo presidente de la Argentina, que definiera "de qu¨¦ lado est¨¢". Bonafini est¨¢ inquieta, como muchos kirchneristas de la primera hora, porque un mes despu¨¦s de la asunci¨®n de Fern¨¢ndez algunos personajes importantes del gobierno de Cristina Kirchner ¡ªsu ex vicepresidente, su ministro de infraestructura¡ª siguen detenidos por hechos de corrupci¨®n. Fern¨¢ndez hab¨ªa prometido en campa?a que presionar¨ªa para que la Justicia lliberara a quienes no tuvieran condena firme. Cumpli¨®. Pero no es suficiente. Por eso, algunas de las personas que lo apoyaron para que se fuera el conservador Mauricio Macri, se preguntan, con todo derecho: ?De qu¨¦ lado est¨¢?
Esa pregunta, que vale para el caso de los kirchneristas presos, se puede extender con legitimidad a cada uno de los gestos que hace Fern¨¢ndez, porque Fern¨¢ndez es, realmente, un equilibrista en casi todos los aspectos de su Gobierno. El ejemplo m¨¢s categ¨®rico es su relaci¨®n con la Venezuela de Nicol¨¢s Maduro. Hace dos domingos, cuando las fuerzas de seguridad impidieron sesionar a la Asamblea Nacional, Fern¨¢ndez emiti¨® un comunicado de repudio a la actitud del gobierno venezolano. Ese gesto fue saludado por el Departamento de Estado. Dos d¨ªas despu¨¦s, le retir¨® las credenciales a la embajadora de Juan Guaid¨® en la Argentina. Su antecesor, Macri, se alineaba con Guaid¨® y el departamento de Estado respecto de Venezuela. Su vicepresidenta, Cristina Kirchner, era una aliada incondicional del chavismo. ?Y Fern¨¢ndez? ?De qu¨¦ lado est¨¢?
La lista de gestos que parecen contradictorios es infinita. Fern¨¢ndez le dio asilo pol¨ªtico a Evo Morales, con lo cual tiende lazos con los pa¨ªses del Tercer Mundo, o que confrontan con los Estados Undos. Pero, al mismo tiempo, elige como primera visita oficial al Estado de Israel, adonde concurre para recordar un aniversario del holocausto. As¨ª se acerca a los Estados Unidos. O tal vez sea al rev¨¦s: gracias a la visita a Israel se enemista con el Tercer Mundo y gracias, y gracias al gesto con Evo se aleja de los Estados Unidos. En cualquier caso, es dif¨ªcil de entender si es proyanqui, o antiyanqui, chavista o antichavista, est¨¢ a favor o en contra de que los kirchneristas detenidos salgan libres y tantas otras cosas.
Como ocurre en otros pa¨ªses del mundo, la Argentina es un pa¨ªs muy polarizado. En este caso, los referentes de los sectores enfrentados son los ex presidentes Cristina Kirchner y Mauricio Macri: quienes odian a la una, aman al otro y viceversa. Y Cristina y Mauricio tambi¨¦n se odian. El di¨¢ de su asunci¨®n, Alberto Fern¨¢ndez, que fue elegido como candidato por Cristina, abraz¨® cal¨ªdamente a Macri. Al ver la escena, Cristina interrumpi¨® inmediatamente los aplausos destinados a la asunci¨®n de Fern¨¢ndez. No es que Fern¨¢ndez sea como el ecuatoriano Lenin Moreno, que fue elegido por Rafael Correa, su antecesor, y lo traicion¨®. Pero tampoco es un incondicional como lo fue Nicol¨¢s Maduro con Hugo Chavez
?Y entonces? ?De qu¨¦ lado est¨¢?
En este mes de Gobierno, Fernandez implement¨® una serie de medidas que pueden ser interpretadas como populares o antipopulares, seg¨²n el cristal con que se mire. En un pa¨ªs con alta inflaci¨®n, gran parte de los salarios y las jubilaciones se indexaban, esto es, se actualizaban seg¨²n el aumento de los precios. Fern¨¢ndez desactiv¨® ese mecanismo porque se propone bajar la inflaci¨®n y sostiene que esa carrera entre precios y salarios es muy destructiva. All mismo tiempo, aplic¨® una serie de impuestos que golpean a los sectores que m¨¢s tienen. Sus primeras decisiones econ¨®micas apuntan a realizar un gran esfuerzo fiscal para negociar amistosamente con los acreedores, pero ya ha dado se?ales claras de que un acuerdo ser¨¢ muy trabajoso.
Uno de los dogmas de la teolog¨ªa kirchnerista gira alrededor del rol perverso que cumplen los medios de comunicaci¨®n ¡ªlos que no manejan ellos¡ª en la Argentina y en el resto del continente. El principal apuntado, en este sentido, es el grupo Clar¨ªn. Desde que fue elegido presidente, Fern¨¢ndez ha hecho poderosos gestos de conciliaci¨®n con Clar¨ªn, pero cada tanto emite una declaraci¨®n donde parece volver a la guerra de los tiempos de Cristina.
Otra vez: ?De qu¨¦ lado est¨¢?
?A la izquierda de la derecha o a la derecha de la izquierda?
Para los sectores m¨¢s enfrentados de la pol¨ªtica argentina, Fern¨¢ndez empieza a ser exasperante. El debate p¨²blico local est¨¢ acostumbrados a los l¨ªderes con amigos y enemigos claros, y verdades rotundas sobre las soluciones que requiere el pa¨ªs. Esas posiciones se defienden con una tenacidad admirable, sobre todo si se tiene en cuenta la tragedia social que han producido.
Fernandez se esmera en demostrar que es un pragm¨¢tico, que no se enamora ni descarta ninguna herramienta, ni ninguna relaci¨®n. En realidad, cruza el precipicio por un camino de cornisa que tiene riesgos a cualquiera de sus costados. Conduce una econom¨ªa cuyo mecanismo de relojer¨ªa est¨¢ destruido. La inflaci¨®n vuela por el aire, con precios claves que est¨¢ congelados. La deuda externa es impagable y se avecina una negociaci¨®n muy tensa. Necesita desarmar de a poco una bomba de tiempo heredada, y es el presidente de una coalici¨®n l¨¢bil, que incluye a dirigentes que tienen una larga historia de conflictos entre s¨ª.
El hombre, entonces, hace equilibrio como puede.
A pocas semanas de asumir, se lo nota agotado. Y esto reci¨¦n empieza.
Mientras tanto, a un lado y a otros del precipicio, le preguntan con ansiedad.
?De qu¨¦ lado est¨¢s, Fern¨¢ndez?
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