L¨ªbano, el Leviat¨¢n ausente
En los ¨²ltimos d¨ªas las calles de Beirut han estallado de nuevo en protestas. El malestar responde a una crisis de triple magnitud: econ¨®mica, pol¨ªtica y generacional
La libertad, entendida como ausencia de dominaci¨®n pol¨ªtica, social y econ¨®mica, surge de una sana tensi¨®n entre el Estado y la sociedad cuando compiten y colaboran entre s¨ª. Es la tesis de Daron Acemoglu y James Robinson en su libro publicado recientemente, El pasillo estrecho. Recurriendo al s¨ªmil de la Reina Roja en la novela de Lewis Carroll ¡ªpara mantenerse en una situaci¨®n no hay que dejar de correr¡ª, los autores se?alan como ambos actores deben avanzar en paralelo, y en ocasiones con oscilaciones pendulares, en una carrera sin ganadores, que redunda en mutuo beneficio: es el ¡°pasillo estrecho¡±, una posici¨®n de equilibrio entre un Estado fuerte y una sociedad capaz de controlarlo. Un espacio que posibilita el desarrollo de la justicia, las garant¨ªas individuales, h¨¢bitat natural de la democracia. Fuera de este corredor prodigan los reg¨ªmenes represores, el ¡°Leviat¨¢n desp¨®tico¡±. Tambi¨¦n su contrario, el ¡°Leviat¨¢n ausente¡±: sociedades con instituciones d¨¦biles gobernadas desde el tribalismo y la jaula de normas que forman las tradiciones.
Entre los casos hist¨®ricos que examinan los autores, L¨ªbano destaca como paradigma del ¡°Leviat¨¢n ausente¡±. Un pa¨ªs con 18 credos religiosos reconocidos donde el poder no reside en el Estado, sino en las comunidades. Son estas las que proporcionan los servicios p¨²blicos y garantizan la aplicaci¨®n de la ley. Un pa¨ªs en el que coexisten dos ej¨¦rcitos, las Fuerzas Armadas de L¨ªbano y el del movimiento chi¨ª delegado de Ir¨¢n, Hezbol¨¢. Donde cada uno de los principales colectivos religiosos ¡ªmusulmanes chi¨ªes y sun¨ªes, drusos, cristianos maronitas y ortodoxos¡ª tiene su propio equipo de f¨²tbol. Los organismos, en los que se encuentran representadas las comunidades, son inoperantes porque cada una de ellas tiene la capacidad de vetar lo que decida el resto. En ¨²ltima instancia, los diferentes grupos sociales desconf¨ªan del poder y temen que el Estado sea capturado por los otros: la sospecha de conspiraci¨®n es permanente. Nos encontramos ante ¡°una sociedad dividida contra s¨ª misma, incapaz de actuar de manera colectiva¡±.
En los ¨²ltimos d¨ªas las calles de Beirut han estallado de nuevo en protestas. El malestar responde a una crisis de triple magnitud: econ¨®mica, pol¨ªtica y generacional. Con un sistema bancario al borde del colapso y unos dirigentes pol¨ªticos favorecedores de las ¨¦lites, los j¨®venes reclaman el fin de las oligarqu¨ªas sectarias, la corrupci¨®n y la formaci¨®n de un Gobierno de tecn¨®cratas. Afirman pertenecer a una generaci¨®n postsectaria, estar hartos de las injerencias extranjeras ?Triunfar¨¢n? La libertad pol¨ªtica, apuntan Robinson y Acemoglu, aun estando protegida por la ley, no es un valor logrado a perpetuidad. Su mantenimiento requiere una presi¨®n de abajo arriba, de los movimientos sociales hacia los legisladores. Las revueltas de L¨ªbano podr¨¢n producir algunas reformas que faciliten la gobernabilidad del pa¨ªs. Pero el encauzamiento hacia el pasillo estrecho requerir¨¢ transformaciones mayores de incierto futuro.]@evabor3
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