La ¨¦pica perdura
Jean-Claude y Colette Rabat¨¦ reeditan 'El resentimiento tr¨¢gico de la vida', de Unamuno, y a?aden el testimonio m¨¢s fiable hasta ahora del acto del Paraninfo en el 36
?En qu¨¦ ha quedado todo el asunto del 12 de octubre de 1936, el enfrentamiento entre el rector Unamuno, Ciudadano de Honor de la Rep¨²blica del a?o anterior, y el fundador de la Legi¨®n y traductor del Bushido Mill¨¢n Astray? Las dispares y a veces encendidas r¨¦plicas en prensa a la pel¨ªcula veraniega de Amen¨¢bar, en torno a este acontecimiento, bastante m¨¢s c¨¦lebre que trascendente, son, como se suele decir, significativas. Acaso estemos todos los curiosos del peque?o gran episodio nacional un tanto desorientados. La recent¨ªsima edici¨®n comentada del p¨®stumo El resentimiento tr¨¢gico de la vida. Notas sobre la Revoluci¨®n y la Guerra Civil espa?olas, de Unamuno, a cargo de Jean-Claude y Colette Rabat¨¦ en Pre-Textos, y en especial el ¡°Anexo I¡± que ¨¦sta guarda son un buen motivo para abrir, nuevamente, el caleidoscopio. En cuesti¨®n de estilo, se ha atacado el relato de Amen¨¢bar (nominado, por cierto, a los Goya) por sus ralent¨ªs, por los subrayados, por el didactismo y por cierta ¨¦pica: ciertamente, en el rumbo que llevamos s¨®lo un artista cubista y avant-garde se va a poder hacer cargo de esto.
Dos art¨ªculos de Sergio del Molino, publicados en este peri¨®dico, en mayo de 2018, promet¨ªan emociones fuertes: sobre todo el intitulado Lo que Unamuno nunca le dijo a Mill¨¢n Astray. El fondo de este texto paran¨ªnfico era el trabajo de Severiano Delgado, Arqueolog¨ªa de un mito (reeditado por S¨ªlex, en 2019) donde se desmenuzaba, tasaba y databa algunos aspectos menos fiables del relato, a prop¨®sito del hispanista holand¨¦s llamado Johan Brouwer y de un republicano espa?ol llamado Luis Portillo. Estos complicaban a¨²n m¨¢s el caleidoscopio de voces. Pero nadie, tampoco Delgado, negaba el valor de al menos cuatro versiones paran¨ªnficas m¨¢s o menos tard¨ªas de cuatro testigos que, a diferencia del ya conocido Portillo, s¨ª estuvieron presentes. La cantidad de variaciones que cada una de estas fuentes produce es materia para los eruditos, no obstante hay m¨²ltiples elementos estables en aquella tarde que, adem¨¢s de r¨ªspida, ha acabado por ser enigm¨¢tica. A todos estos nombres de figuras m¨¢s o menos relacionadas con el medio acad¨¦mico espa?ol de la ¨¦poca, los Rabat¨¦, que intervinieron en el debate en este peri¨®dico el d¨ªa 27 del mentado mayo de 2018, han aportado hoy uno m¨¢s, tal y como anunciaban en la reciente reedici¨®n de su biograf¨ªa de Unamuno.
Nuestro nuevo profesor-testigo es don Ignacio Serrano Serrano. Se trata de un catedr¨¢tico de Derecho Civil de la Universidad de Salamanca. En realidad, este testimonio no es uno m¨¢s. ?Es una soluci¨®n? En torno a esta escena y a sus arqueolog¨ªas emergen temas muy ligados al pensamiento de Unamuno, que plantean, en el fondo, problemas mucho m¨¢s interesantes. ?C¨®mo digiere el vasco, pensador agonal de la Guerra Civil la aparici¨®n f¨¢ctica de una guerra civil real? Dado que el mito y la leyenda tienen un peso tan importante, superior incluso a la historia positiva en Unamuno... ?c¨®mo deber¨ªamos interpretar este peculiar mito paran¨ªnfico? Pero vayamos al nivel m¨¢s bajo, al material. Que no nos distraigan m¨¢s altos asuntos. ?Qu¨¦ dijo exactamente, fuera de micr¨®fono ante un p¨²blico tan fogoso como variopinto? ?Es tan problem¨¢tico? La exactitud de sus palabras se ha perdido, claro, pero esto s¨®lo es problem¨¢tico si nosotros nos empe?amos en que lo sea. Veamos qu¨¦ dice el parte del ¨²ltimo testigo. En ning¨²n caso describe un hecho banal, me parece.
Acaso estemos todos los curiosos del peque?o gran episodio nacional un tanto desorientados
El profesor Serrano, refiere en el ¡°Anexo I¡± del texto (que los Rabat¨¦ han preferido editar escaneado), el ¡°imprudente e inoportuno¡± discurso de Unamuno cuando anota: ¡°Hay que darse cuenta que vencer no es convencer y que en ¨²ltimo t¨¦rmino eso que se llama la 'antiEspa?a' (idea esta superficial) tambi¨¦n es Espa?a y advierte contra el riesgo de caer en una unidad en la ramploner¨ªa¡±. Da cuenta tambi¨¦n Serrano de la respuesta furibunda de Mill¨¢n Astray: ¡°No obstante habl¨® en t¨¦rminos en¨¦rgicos diciendo que los catalanistas morir¨¢n y que los que pretendan ense?ar teor¨ªas averiadas morir¨¢n tambi¨¦n¡±. Serrano apunta que Mill¨¢n Astray grit¨® ¡°abajo la intelectualidad...¡±, pero que no se oy¨® el adjetivo. Serrano a continuaci¨®n refiere que Unamuno llevaba un gui¨®n escrito ¡°y lo consultaba¡±. Afortunadamente, contamos con ese gui¨®n, en el reverso de la carta que le envi¨® la mujer del pastor evang¨¦lico de Salamanca. Ah¨ª est¨¢n las palabras.
No mitologicemos la desmitologizaci¨®n. De acuerdo, seguramente, el acto fue m¨¢s r¨¢pido, m¨¢s ca¨®tico y donde dijeron que dijo ¡°vencer¨¦is¡± dijo ¡°vencer¡±, y en vez de ¡°no convencer¨¦is¡± Unamuno dijo ¡°no es convencer¡±. De acuerdo, hay mucho del choque que fue idealizado desde el principio. Pero tenemos expresada con claridad en estos ¨²ltimos documentos la condena unamuniana del concepto de ¡°antiEspa?a¡± (que el testigo Serrano, por cierto, deplora) y tenemos una cierta ¨¦pica, acaso m¨¢s peque?a, m¨¢s chusca, m¨¢s atropellada que la que ten¨ªamos, con menos ralent¨ªs, menos mitos, mitemas, violines y trombones. Tenemos ahora una ¨¦pica de tono menor, m¨¢s sobria y depurada, que precede a una incontestable serie de efectos, lamentables para Unamuno, el h¨¦roe temerario de nuestra historia. Yo dir¨ªa que, depurada la escena de hojarascas fabuladoras, hoy lo principal perdura.
?lvaro Cortina Urdampilleta es escritor.
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