Dos ministerios por el precio de uno
Hay que aumentar los fondos para la investigaci¨®n para acercarse a los niveles de antes de la crisis
Ha sorprendido que el ¨²ltimo Gobierno espa?ol contenga por vez primera un Ministerio de Universidades y un Ministerio de Ciencia e Innovaci¨®n. Hasta ahora hab¨ªa habido combinaciones diversas con otras materias, pero nunca la actual. Representantes de diferentes disciplinas cient¨ªficas y universitarias han avanzado cr¨ªticas por esta estructura. Existe sin duda un peligro de descoordinaci¨®n. Sin embargo, hasta ahora el peligro ha sido la falta de financiaci¨®n de actividades que muchos consideramos esenciales en un pa¨ªs moderno y sobre todo la falta de inter¨¦s por adaptar las estructuras universitarias y de investigaci¨®n a las necesidades actuales. Para ello dos voces pueden ser mejor que una.
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Si revisamos la historia reciente veremos que las competencias de Ciencia en el Gobierno espa?ol han estado incluidas en Ministerios de Educaci¨®n, de Industria o de Econom¨ªa, y que las Universidades han dependido mayoritariamente de Educaci¨®n, pero tambi¨¦n de Industria y, recientemente, de un Ministerio conjunto con Ciencia. Estas situaciones se han dado tanto en Gobiernos del PP como del PSOE. En nuestro entorno europeo encontraremos ejemplos de estas y otras configuraciones y podremos escuchar argumentos a favor y en contra de todas ellas. Probablemente la estructura ministerial tiene una importancia relativa, lo importante es la voluntad pol¨ªtica de actuar y en este momento hay una urgencia en tomar decisiones en estas materias.
La Ley de Universidades vigente en Espa?a es la Ley Org¨¢nica de Universidades (LOU) de 2001, modificada en 2007. A pesar de reconocer principios b¨¢sicos como el de autonom¨ªa para los establecimientos p¨²blicos, las dificultades para el gobierno de la instituci¨®n universitaria y su adaptaci¨®n a la cambiante situaci¨®n actual han aparecido claramente. Ello dio lugar a la redacci¨®n de informes como uno en 2011 en el que se pide audacia para reformar las universidades o el de 2013 durante el mandato del ministro Wert. Las recomendaciones de uno y otro se han mantenido en el caj¨®n del olvido. Mientras tanto la crisis econ¨®mica de los ¨²ltimos a?os ha dado lugar a recortes econ¨®micos y reducciones de plantilla haciendo la situaci¨®n actual insostenible.
Es probable que el ministro Manuel Castells sea bien consciente de la situaci¨®n y est¨¦ dispuesto a plantearse reformas a fondo en la Universidad
Es probable que el ministro Manuel Castells sea bien consciente de la situaci¨®n y est¨¦ dispuesto a plantearse reformas a fondo en la Universidad. Como ha pasado otras veces, las dificultades pueden venir de las resistencias de la estructura burocr¨¢tica del Estado y de la inercia que encontrar¨¢ en algunos responsables universitarios y quiz¨¢ tambi¨¦n en los sindicatos. Cuanto antes acelere en la redacci¨®n de una nueva ley probablemente m¨¢s probabilidades tenga de aprobar un texto ¨²til. Ello implica escuchar muchos puntos de vista, pero no tratar de agradar a todos. La situaci¨®n institucional y econ¨®mica es tan extrema que cualquier incentivo nuevo puede permitir que se acepten reformas de fondo.
Algo parecido se da en Ciencia. Los dos grandes pilares de la responsabilidad del Estado, la financiaci¨®n de proyectos de forma competitiva y las estructuras de centros y personal est¨¢n funcionando en precario. La experiencia de estos ¨²ltimos meses no es especialmente positiva. La Agencia Estatal de Investigaci¨®n acaba de dejar a los investigadores con un vac¨ªo de meses y su estructura se ha demostrado ineficaz para gestionar los fondos a su cargo. Los Organismos P¨²blicos de Investigaci¨®n, comenzando por el CSIC, se hallan tambi¨¦n ante la inc¨®gnita de su estructura futura tras la supresi¨®n de las Agencias Estatales. Incrementar los fondos para la investigaci¨®n, acerc¨¢ndose a los niveles de antes de la crisis, es sin duda imprescindible. Pero sobre todo tomar decisiones sobre las estructuras m¨¢s adecuadas para la gesti¨®n de la investigaci¨®n es una necesidad que ha ido retras¨¢ndose a?o tras a?o.
Es posible que la divisi¨®n de Ciencia y Universidades en dos ministerios los debilite. Por el momento los dos se han quedado sin Secretar¨ªas de Estado, lo que har¨¢ dif¨ªcil su interlocuci¨®n con otros ministerios. Podr¨ªa ser que cada ministro quiera hacer su propia pol¨ªtica, lo cual implicar¨ªa descoordinaci¨®n. Sin embargo, no hay nada que no pueda solucionarse si el Gobierno en su conjunto estuviera convencido de actuar financiando adecuadamente la Ciencia y las Universidades y reformando a fondo sus estructuras.
Hay que confiar en el conocimiento que los nuevos responsables tienen o que pueden adquirir de la situaci¨®n y de sus posibles soluciones. Y sobre todo en el apoyo que el conjunto de ministros proporcionen a las propuestas que vengan de ellos. Quiz¨¢ dos voces se escuchen m¨¢s que una sola. Quienes estamos convencidos de la importancia que tienen la ense?anza superior y la investigaci¨®n en nuestro pa¨ªs no podemos hacer otra cosa que desear que sea as¨ª.
Pere Puigdom¨¨nech es profesor de Investigaci¨®n em¨¦rito del CSIC.
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