El laberinto venezolano
El regreso de Guaid¨® servir¨¢ para medir la repercusi¨®n de su gira internacional

La actualidad venezolana est¨¢ desde hace a?os repleta de d¨ªas decisivos, jornadas hist¨®ricas, puntos de inflexi¨®n¡ La realidad, el d¨ªa a d¨ªa de un pa¨ªs sumido en una crisis sin parang¨®n en el continente americano, se torna m¨¢s compleja, llena de matices en el interior que obstruyen cualquier tipo de comprensi¨®n racional desde fuera. 2019 fue el ejemplo m¨¢s evidente. Con la irrupci¨®n de Juan Guaid¨® todo parec¨ªa que iba a cambiar en la pol¨ªtica venezolana, esto es, que Maduro no siguiera al mando del pa¨ªs. Un a?o despu¨¦s, el desgobierno es cada vez m¨¢s evidente.
Durante meses, Guaid¨®, como sin¨®nimo de la oposici¨®n venezolana, supo combinar la presi¨®n interna con la internacional. En lo personal, logr¨® algo que la oposici¨®n hab¨ªa perdido desde su contundente triunfo en las parlamentarias de 2015 y para chavismo era un anhelo: generaba esperanzas. Con el paso del tiempo, todo se fue desgastando, en buena medida porque si de algo es capaz el chavismo es de destruir las esperanzas de sus cr¨ªticos y hacer ver que son m¨¢s culpables de sus fallos que v¨ªctimas de una persecuci¨®n que arranc¨® el d¨ªa despu¨¦s de su derrota electoral hace casi cinco a?os. Tampoco han ayudado episodios como el fracasado intento de ayuda humanitaria por la frontera con Colombia o la ofensiva del 30 de abril.
Calibrar el ¨¦xito o el fracaso de la gira de Guaid¨® por Europa es a¨²n relativo. Ha logrado victorias simb¨®licas, como mantener un encuentro con Boris Johnson, ser recibido por Macron y verse con Merkel. En Bruselas, los responsables de las altas instancias de la Uni¨®n Europea se reunieron con ¨¦l, pero m¨¢s all¨¢ de los focos, no logr¨® arrancarles un compromiso de que aumentar¨¢n las sanciones contra Maduro, uno de los objetivos que desde hace un a?o persigue la oposici¨®n.
Esta semana, Guaid¨® ha tratado de calibrar tambi¨¦n cu¨¢l es la postura de los l¨ªderes europeos ante las elecciones parlamentarias previstas para este a?o. Maduro ha lanzado un ¨®rdago invitando a la Uni¨®n Europea, a la ONU y a todas las instancias internacionales, salvo la OEA, a que hagan observaci¨®n. Parte de la oposici¨®n se plantea participar. O al menos, estudiar la posibilidad. Esta semana, el dos veces candidato presidencial Henrique Capriles, aseguraba en un art¨ªculo en este diario que esos comicios deb¨ªan servir para aumentar la presi¨®n sobre Maduro para forzarle a que fueran libres y transparentes. Al mismo tiempo, aflora la idea de que Guaid¨® se plantea convocar unos comicios paralelos, para los que necesitar¨ªa, entre otras cosas, el reconocimiento de la comunidad internacional, con el consiguiente riesgo de profundizar en la actual virtualidad.
En el plano internacional, Guaid¨® cuenta con el apoyo inequ¨ªvoco de Estados Unidos, un respaldo que va m¨¢s all¨¢ de las declaraciones de condena, las amenazas del sector m¨¢s duro o la presi¨®n con las sanciones, cada vez m¨¢s extendidas. El Gobierno de Trump colabora con la oposici¨®n venezolana financi¨¢ndola, una ayuda que nunca se ha terminado de aclarar y que sirve a Maduro y a los cr¨ªticos de la oposici¨®n de arma arrojadiza, para generar m¨¢s desgaste. En Am¨¦rica Latina, el aliado principal es Colombia, cuyo Gobierno simpatiza ideol¨®gicamente con el sector m¨¢s radical de la oposici¨®n venezolana. Un Gobierno, el de Duque, mermado por las revueltas populares, el repunte del paramilitarismo y que ve, como otros pa¨ªses, caso de Espa?a, la crisis venezolana como un tema de pol¨ªtica interna. El Grupo de Lima, por su parte, se ha ido desinflando, en la medida en que M¨¦xico primero y Argentina despu¨¦s, no quieren seguir los dictados de Washington y Bogot¨¢.
Al igual que no ha logrado quebrar a la jerarqu¨ªa del ej¨¦rcito, atrincherada en torno a Maduro, Guaid¨® no ha conseguido un giro entre los aliados internacionales que respaldan a Maduro, principalmente Rusia, China y Turqu¨ªa, un bal¨®n de ox¨ªgeno para combatir las sanciones de Estados Unidos, principalmente. El propio Guaid¨® ha admitido que el a?o pasado subestimaron el apoyo que llegar¨ªa a recibir de esos actores. Algunos l¨ªderes opositores lo han equiparado con lo que ocurri¨® d¨¦cadas atr¨¢s en Vietnam. A ello se suma la labor de los servicios de inteligencia cubanos, que permean los puestos claves del organigrama chavista.
La virtualidad que se alcanz¨® con el paso de los meses en 2019 se ha convertido un quebradero de cabeza a nivel internacional. La decisi¨®n de reconocer a Guaid¨® como presidente interino se ha vuelto un bumer¨¢n. No solo por el trato que se le da all¨¢ donde va, sino por la relaci¨®n que, en paralelo, se mantiene con el Gobierno de Maduro, quien toma las decisiones en Venezuela. M¨¢s de 20 pa¨ªses de los casi 60 que reconocen a Guaid¨® cuentan con embajadores de Maduro en su pa¨ªs, entre ellos Espa?a, el caso m¨¢s paradigm¨¢tico: S¨¢nchez impuls¨® el reconocimiento de Guaid¨® en la UE; resguarda en su Embajada en Caracas a la figura m¨¢s poderosa de la oposici¨®n y la m¨¢s odiada por el chavismo -Leopoldo L¨®pez, la cabeza detr¨¢s de Guaid¨®, a quien dobla en carisma y liderazgo pol¨ªtico y tiene una relevancia como pocas personas en Venezuela -; Borrell se reuni¨® en el pasado con el canciller Jorge Arreaza, por no hablar de los contactos que mantiene con todos los actores el embajador espa?ol en Caracas, Jes¨²s Silva, el diplom¨¢tico extranjero m¨¢s activo en Venezuela. Lo normal, se entiende, en un pa¨ªs que aspira y del que se espera que lidere una soluci¨®n a la crisis y no la desconfianza generalizada que pueden generar episodios como el de esta semana.
Al interior de la oposici¨®n, la situaci¨®n no es nada halag¨¹e?a. Uno de los l¨ªderes opositores m¨¢s veteranos suele ilustrar las desavenencias cr¨®nicas poniendo de ejemplo que los pol¨ªticos espa?oles se dicen de todo con los micr¨®fonos abiertos, pero luego, en privado, son capaces de sentarse a hablar; en el caso de Venezuela, ante las c¨¢maras se vociferan y detr¨¢s de ellas, se gritan a¨²n m¨¢s, lo cual hace casi imposible el entendimiento. 2019 fue el a?o de mayor unidad dentro de la oposici¨®n, pero las grietas son cada vez m¨¢s evidentes, independientemente del sector disidente, acusado de corrupci¨®n, que se ha echado a las manos del chavismo.
Guaid¨® a¨²n no ha anunciado cu¨¢ndo regresar¨¢ a Venezuela. Previsiblemente agotar¨¢ todas las posibilidades de ir a Estados Unidos y reunirse con Trump, para de ah¨ª iniciar el viaje de vuelta. El a?o pasado, cuando regres¨® despu¨¦s de cruzar clandestinamente la frontera, el Gobierno no hizo ning¨²n adem¨¢n de impedirle la entrada. El chavismo sabe que cualquier enfrentamiento directo con Guaid¨® puede provocar una reacci¨®n de Estados Unidos, su mayor temor.
El regreso servir¨¢ para medir la repercusi¨®n de su gira internacional. El laberinto se vuelve cada d¨ªa m¨¢s complejo en Venezuela. Sergio Jaramillo y Humberto de la Calle, los jefes negociadores del Gobierno colombiano durante el proceso de paz con las FARC, recuerdan a menudo que la clave de los acuerdos con la guerrilla no bastaba simplemente tener raz¨®n, como cree buena parte de la oposici¨®n venezolana, sino convencer a la otra parte. De lo contrario, el laberinto se convierte en un callej¨®n sin salida.
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