Una obra con final conocido
?Los comportamientos inconvenientes de Trump suman suficiente para probar que peligra la democracia en EE UU y meritan su destituci¨®n?
Estados Unidos es un pa¨ªs con una historia corta, lo que explica la reverencia hacia sus padres fundadores, autores de la figura del impeachment, soluci¨®n constitucional extraordinaria para evitar el surgimiento de un d¨¦spota, un presidente que confunda su papel con el de un rey. Precisamente el abandono del yugo colonial de la monarqu¨ªa brit¨¢nica es el acto constituyente de la Rep¨²blica americana.
En el Senado se representa estos d¨ªas una obra para dos personajes; un hombre y una mujer de edades parecidas, un republicano y una dem¨®crata. Su resultado es previsible. El primero, el presidente de EE?UU, defiende su inocencia y su irresponsabilidad por su heterodoxa gesti¨®n. Como presidente, viene a decir, puedo hacer lo que quiera y no me pasar¨¢ nada. La estrella de la funci¨®n, tras el tel¨®n, es Nancy Pelosi, la presidenta dem¨®crata de la C¨¢mara de Representantes. Pelosi, una pol¨ªtica valiente que hasta el ¨²ltimo momento trat¨® de evitar el impeachment, inici¨® el 18 de diciembre el proceso de destituci¨®n de Trump, con dos acusaciones: abuso de poder y obstrucci¨®n a la justicia; ¡°porque si no lo hubi¨¦ramos hecho, piensen en lo bajo que habr¨ªa ca¨ªdo nuestra democracia¡±.
Asistimos a un ins¨®lito juicio pol¨ªtico. Los dem¨®cratas pelean para convocar a testigos y aportar documentos con nuevas evidencias. Los republicanos, de momento, se niegan y buscan una absoluci¨®n r¨¢pida de Trump. El primer cargo es abuso del poder presidencial por presionar y coaccionar a una potencia extranjera, Ucrania, requiri¨¦ndole una investigaci¨®n sobre su principal rival electoral, Joe Biden, y su hijo, que le ayudar¨ªa en la elecci¨®n presidencial de noviembre. No hubo nada a cambio, quid pro quo, asegura la Casa Blanca.
Trump y su equipo legal se fuman un puro y niegan la mayor: no hay delito, es un intento desesperado de los dem¨®cratas por descabalgar torticeramente a Trump, cuya elecci¨®n nunca aceptaron. El presidente ejerc¨ªa su capacidad de dirigir la pol¨ªtica exterior con autonom¨ªa. Trump y sus abogados buscan una expansi¨®n extraordinaria de los poderes presidenciales, limitando el control del Ejecutivo por el Congreso. Deber¨ªan ser los votantes y no el Congreso quienes decidan la salida de un presidente.
El segundo cargo es la supuesta obstrucci¨®n de la justicia cometida por el presidente al negar al Congreso testigos y pruebas. Pero el presidente se mofaba de sus rivales desde Davos, v¨ªa tuit, afirmando: ¡°Tenemos todo el material, ellos no tienen nada¡±.
El impeachment es un paraca¨ªdas constitucional para salvar la rep¨²blica en caso extraordinario. ?Los comportamientos inconvenientes de Trump, sus mentiras compulsivas, suman suficiente para probar que peligra la democracia en EE?UU y meritan su destituci¨®n? La representaci¨®n se acerca a su final y no hay suspense. Absoluci¨®n por el Senado y a votar el 3 de noviembre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.