Plan inveros¨ªmil

El presidente de la Generalitat compareci¨® a mediod¨ªa de ayer para realizar una declaraci¨®n institucional, inicialmente no prevista en su agenda, despu¨¦s de que la Mesa del Parlament, as¨ª como su presidente, Roger Torrent, dieran cumplimiento a la resoluci¨®n en la que la Junta Electoral Central retiraba el acta de diputado a Quim Torra. Esta posici¨®n de Torrent y de su partido, Esquerra Republicana de Catalunya, supuso la ruptura definitiva de la unidad independentista, que el president Torra quiso ratificar en su comparencia. Adem¨¢s, anunci¨® el plan pol¨ªtico que se dispon¨ªa a desarrollar en los ¨²ltimos estertores de una legislatura que declar¨® acabada, confirmando que la semana pr¨®xima se reunir¨¢ con el presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, y tambi¨¦n que convocar¨¢ elecciones una vez que el Parlament haya aprobado los Presupuestos.

La solemnidad con la que Torra revisti¨® el acto no pudo ocultar la evidencia de que no est¨¢ enteramente en su mano la posibilidad de disolver la C¨¢mara si es necesario esperar a que se aprueben las cuentas catalanas: depender¨¢ de que la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo no se pronuncie antes sobre su inhabilitaci¨®n. Porque, si este fuera el caso, Torra no podr¨ªa convocar elecciones, abri¨¦ndose un plazo de dos meses para que el Parlament respalde a otro candidato a la presidencia del Govern o los ciudadanos de Catalu?a sean autom¨¢ticamente convocados a las urnas. Es dif¨ªcil imaginar que Torra y Junts per Catalunya no hayan tomado en consideraci¨®n que este solapamiento de los tiempos podr¨ªa producirse, y que, de hacerlo, conducir¨ªa a un nuevo enfrentamiento con ERC por la eventual inhabilitaci¨®n del presidenty tambi¨¦n a una par¨¢lisis institucional suplementaria.

Este es, precisamente, el riesgo al que Torra no puede someter a los ciudadanos de Catalu?a, y, por extensi¨®n, a los de la totalidad del pa¨ªs, pendientes de que la Generalitat se encuentre en condiciones de confirmar de una vez por todas si desea o no una salida a la crisis territorial, negociada dentro de la Constituci¨®n como le ha propuesto el Gobierno de S¨¢nchez. Despu¨¦s de que este lunes ERC eligiera no vulnerar la legalidad en el Parlament, Torra pretende prolongar una legislatura sin perspectivas y mantenerse en el cargo, no para aprobar los Presupuestos sino usando su incierta aprobaci¨®n como coartada.

Catalu?a necesita, sin duda, unos Presupuestos, pero, para poder disponer de ellos, es preciso que existan adem¨¢s un Govern y un Parlament con un horizonte pol¨ªtico suficiente para garantizar su tramitaci¨®n. No se trata solo de que Torra no cuente con ¨¦l, sino de que, adem¨¢s, pretende por conveniencia de su partido en la lucha con ERC neg¨¢rselo a la totalidad de los catalanes. Si todav¨ªa actuando como president pero no como diputado acaba de afirmar que la legislatura no puede continuar, la ¨²nica salida real de la que dispone es disolver la C¨¢mara y convocar elecciones de inmediato. El resto de sus anuncios son simples elucubraciones sobre un futuro que ha escapado a su control y sobre el que, no obstante, pretende seguir dejando impresos los estigmas de su mandato: la manipulaci¨®n institucional y el ventajismo pol¨ªtico. C¨®mo es posible, a este ¨²ltimo respecto, que en su calendario inveros¨ªmil contemple aprobar un Presupuesto que deber¨¢ ejecutar otro Gobierno.