El secreto del intercambio
Quien participa en una negociaci¨®n acepta que el objetivo de la misma no es derrotar a la contraparte, sino explorar las opciones de un acuerdo que pueda beneficiar mutuamente
El encuentro celebrado entre los presidentes del Gobierno y la Generalitat anuncia el final para Catalu?a de una etapa marcada por una estrategia pol¨ªtica est¨¦ril con consecuencias sociales y econ¨®micas muy costosas. Quim Torra, al sentarse y hablar, asume el fracaso de la v¨ªa unilateral y reconoce la imposibilidad de imponer sus deseos pol¨ªticos contra el marco jur¨ªdico vigente. Pedro S¨¢nchez acepta que el uso de los m¨¦todos de coerci¨®n, aunque necesarios en determinadas situaciones, no son suficientes para hacer atractivo un proyecto de pa¨ªs. La pretendida reuni¨®n, de car¨¢cter exploratorio, dar¨¢ paso a una negociaci¨®n compleja y con final incierto al que hay que aproximarse sin ingenuidad y con una firme disciplina metodol¨®gica.
Una negociaci¨®n es una conversaci¨®n. Lo afirm¨® en 1926 Jules Cambon en el libro Le Diplomate. M¨¢s recientemente, lo suscriben Hampson y Zartman en The global power of Talk (2012) y, entre nosotros, el Embajador Bassols Jacas en El arte de la negociaci¨®n (2016). Abordar una negociaci¨®n de car¨¢cter pol¨ªtico con ¨¦xito no es una operaci¨®n sencilla. Hacerlo con cierta pericia exige un sumatorio de circunstancias de no siempre f¨¢cil concurrencia. En este sentido, resulta imprescindible que las partes reconozcan la existencia de un conflicto, puedan identificarlo y confirmar una voluntad indubitada de querer resolverlo mediante el di¨¢logo. M¨¢s all¨¢ de ese interrogante, avanzar en el proceso con garant¨ªas requiere dotarse de unas reglas, recurrir a interlocutores solventes y perimetrar el conflicto susceptible de poder ser resuelto mediante el di¨¢logo y la negociaci¨®n. Tambi¨¦n incrementar¨¢ las posibilidades de ¨¦xito apreciar la madurez alcanzada por el conflicto mismo para ser encauzado mediante la negociaci¨®n.
En el caso que nos ocupa, creo que el conflicto est¨¢ en un estadio adecuado para ser tratado mediante un proceso de negociaci¨®n y considero que el elemento nuclear sobre el que se ordenar¨¢ la soluci¨®n pasa por tantear las f¨®rmulas que permitan mejorar el (re)encaje de Catalu?a dando satisfacci¨®n a las pretensiones de un mejor autogobierno. El potencial acuerdo resultante justificar¨ªa el derecho a votarlo de todos los catalanes. La autodeterminaci¨®n no formar¨¢ parte de la negociaci¨®n por tropezar con un reparo jur¨ªdico insalvable, pero no resulta tan evidente que la situaci¨®n penitenciaria de quienes han sido condenados por el Tribunal Supremo quede excluida de la conversaci¨®n.
Quien participa en una negociaci¨®n acepta que el objetivo de la misma no es derrotar a la contraparte, sino explorar las opciones de un acuerdo que pueda beneficiar mutuamente. ?C¨®mo lograr ese beneficio mutuo? La respuesta se encuentra en una regla del comportamiento humano que George Homans describi¨® como el ¡°secreto del intercambio¡±. En virtud de dicho secreto una parte da algo que resulta valioso para quien lo recibe y no costoso para quien lo ofrece y, a la vez, recibe de la contraparte algo valioso, pero que no resulta costoso para quien lo da. Atentos. No acertar con el secreto del intercambio puede dar al traste con la negociaci¨®n. Vale la pena esforzarse.
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