Cumplir su funci¨®n
La financiaci¨®n de la Universidad p¨²blica es inferior un 14% a la media europea
La Universidad espa?ola necesita repensar con urgencia su estructura y su forma de operar para poder seguir cumpliendo su importante funci¨®n social. El acceso a los estudios universitarios de alumnos procedentes de familias de renta media y baja fue uno de los principales motores del elevador social en nuestro pa¨ªs. Tener estudios universitarios sigue siendo hoy un importante factor de progreso y protecci¨®n social. Como demuestran los datos del ¨²ltimo informe de la Conferencia de Rectores (CRUE), los j¨®venes universitarios presentan una tasa de paro muy inferior al resto y perciben una remuneraci¨®n que llega a ser hasta un 52% superior a la media de quienes tienen estudios secundarios. Tampoco hay, en t¨¦rminos relativos, demasiados universitarios. En el curso 2017/2018 estaban matriculados en alguna universidad el 31,6% de los j¨®venes de 18 a 29 a?os, apenas un 1,5% m¨¢s que la media de la OCDE.
As¨ª pues, tanto por dimensi¨®n como por la calidad de los resultados acad¨¦micos, la Universidad espa?ola se sit¨²a en la franja alta de los sistemas universitarios europeos. Pero las titulaciones est¨¢n muy descompensadas y, sobre todo, no se corresponden con la demanda del sistema productivo. Esta falta de adecuaci¨®n puede convertirse en un lastre para el desarrollo econ¨®mico y social del pa¨ªs. Eso explica que, aun teniendo una situaci¨®n privilegiada respecto del resto de j¨®venes con menor cualificaci¨®n, la tasa de paro de los universitarios espa?oles sea la segunda m¨¢s alta de la UE: un 8,4% frente a un 3,9% de la media comunitaria. Pero lo m¨¢s preocupante es que el 37,6% de los universitarios trabajan en empleos de una cualificaci¨®n inferior a su titulaci¨®n.
Se impone pues reducir el n¨²mero de titulaciones y repensar los contenidos de los grados para adecuarlos a la evoluci¨®n previsible del mercado laboral. Especialmente grave es el desequilibrio que hay entre la alta matriculaci¨®n en estudios que tienen escasa salida en el mercado laboral, y la baja presencia de estudiantes en las carreras tecnol¨®gicas, las llamadas STEM (ciencias, tecnolog¨ªa, ingenier¨ªa y matem¨¢ticas). Estas carreras agrupan a menos de la cuarta parte de los alumnos y est¨¢n cinco puntos por debajo de la media europea, con el agravante de que en nuestro caso presentan un anormal ¨ªndice de abandono: entre el 37,4% y 49,9%.
Una parte de esta disfunci¨®n procede del hecho de que, para compensar la ca¨ªda de ingresos p¨²blicos a causa de la crisis, las universidades han competido con una hipertrofia de la oferta de t¨ªtulos destinada a captar alumnos. La financiaci¨®n estructural de las universidades sigue siendo un 10% inferior a la de 2009 y un 14,5% inferior a la media europea. La otra v¨ªa para compensar la ca¨ªda de fondos p¨²blicos ha sido incrementar las tasas acad¨¦micas, que ahora aportan un 43% m¨¢s de ingresos que en 2008, pero esta estrategia afecta a la equidad y provoca grandes desigualdades territoriales. El sistema universitario debe repensarse en su totalidad. La actual inflaci¨®n de t¨ªtulos solo puede conducir a su devaluaci¨®n social. Es tarea del Gobierno equilibrar las diferentes ofertas educativas para adecuarlas a las necesidades productivas y habilitar pasarelas ¨¢giles entre los distintos itinerarios. Especialmente importante es dar un mayor impulso a los estudios t¨¦cnicos de grado medio, en particular la Formaci¨®n Profesional Dual, para lo que se requiere una participaci¨®n m¨¢s decidida por parte de las empresas.
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