Zozobra en la CDU

La renuncia de Annegret Kramp-Karrenbauer a la presidencia de la democristiana CDU y, con ello, a suceder a la canciller Angela Merkel en las elecciones alemanas de 2021 es una mala noticia para Alemania, pero tambi¨¦n para Europa. A pesar de los errores cometidos por la actual ministra de Defensa desde que asumiera el liderazgo de su partido en diciembre de 2019 ¡ªentre ellos, los malos resultados de su formaci¨®n en las ¨²ltimas elecciones europeas¡ª, su dimisi¨®n abre un periodo de interinidad en el principal partido democristiano de Europa, un impasseque dificultar¨¢ la toma de decisiones en el renqueante proceso de integraci¨®n europea, por ejemplo, en lo referido al impulso de la nueva Comisi¨®n Europea en materia medioambiental, social, digital o fiscal.

La contundente intervenci¨®n de Merkel ante lo sucedido en el Estado federado de Turingia, donde la CDU uni¨® sus votos a la ultraderecha para elegir al Gobierno regional, precipit¨® los acontecimientos. Merkel tach¨® esta alianza coyuntural de ¡°imperdonable¡± y exigi¨® ¡ªy logr¨®¡ª la dimisi¨®n del Gobierno de Turingia, explicitando as¨ª la debilidad de Kramp-Karrenbauer como supuesta l¨ªder del partido. El paso en falso de la CDU en un tema de obvia sensibilidad en Alemania fue, de hecho, una demostraci¨®n fehaciente de la creciente desorientaci¨®n de un partido perplejo ante la irrupci¨®n de la extrema derecha en las instituciones alemanas.

La importancia de la CDU y del socialdem¨®crata SPD como pilares pol¨ªticos del sistema democr¨¢tico alem¨¢n desde el final de la Segunda Guerra Mundial est¨¢ fuera de toda duda. Ambos partidos le han dado estabilidad y progreso a Alemania, erigi¨¦ndola como el motor fundamental del proyecto europeo, liderando pol¨ªticamente a la Uni¨®n y guiando a las formaciones hermanas de otros pa¨ªses de Europa. Por ello resulta particularmente preocupante que a la crisis de la socialdemocracia alemana ¡ªmotivada, en parte, por anteponer el inter¨¦s general al del propio SPD¡ª se una ahora la vacilaci¨®n de una democracia cristiana descabezada, en un momento en el que urge articular una respuesta pol¨ªtica que pare el auge de la extrema derecha. La reacci¨®n de Merkel fue contundente y necesaria, pero la canciller es ya, por decisi¨®n propia, una pol¨ªtica en retirada y no representa el futuro de su partido.

Cuando la UE y la democracia misma son contestadas en muchos pa¨ªses desde posiciones ultras, Alemania sigue siendo uno de los espejos de Europa. El dilema de la CDU ante la extrema derecha es, de hecho, un dilema europeo, y por eso de su capacidad de reaccionar depende no solo el futuro de su formaci¨®n, sino el de otros grupos pol¨ªticos que nacieron en Europa inspirados por su correligionario alem¨¢n.