La cat¨¢strofe que se avecina
De algo tan aleatorio como la sabidur¨ªa instintiva de los votantes depende que salga el candidato capaz de batir a Trump en tan adversas condiciones
La ¨²ltima salvaguarda es la elecci¨®n del 3 de noviembre. Si Donald Trump consigue salt¨¢rsela, no sabemos lo que nos espera. A los ciudadanos de Estados Unidos, ciertamente, pero tambi¨¦n a los habitantes del resto del planeta, y especialmente a los aliados europeos. El exconsejero de Seguridad, John Bolton, sin ir m¨¢s lejos, piensa que Washington se retirar¨¢ de la OTAN si Trump sigue cuatro a?os m¨¢s en la Casa Blanca.
Tras el fracaso del impeachment, la separaci¨®n de poderes ha quedado tocada. El republicanismo trumpista, instalado en la Casa Blanca, ya controlaba el poder judicial y ahora ha neutralizado al legislativo. Exonerado de las acusaciones de abuso de poder y de obstrucci¨®n al Congreso, el presidente ha reaccionado doblando la apuesta y revolvi¨¦ndose contra los que le han acusado. En la diana vengativa, los testigos que accedieron a testimoniar en contra, los fiscales que han perseguido a los c¨®mplices de Trump o el senador Mitt Romney, que os¨® romper la disciplina republicana.
Nada interpela con tanta intensidad a los dem¨®cratas como el imperio del miedo en el que se ha transformado el imperio del caos. Los malos instintos presidenciales, responsables de tantos ¨¦xitos hasta ahora, convocan reacciones contrarias: cualquier candidato y cualquier programa ser¨¢n mejor que Trump. Se han invertido las expectativas respecto a 2016, cuando el candidato inelegible fue avanzando contra todo pron¨®stico en las primarias republicanas, hasta vencer en la elecci¨®n presidencial. Si Bernie Sanders pudo permitirse el lujo de erosionar la candidatura inevitable de Hillary Clinton, ahora hace causa com¨²n con todos los otros candidatos de las primarias al situar como objetivo central la derrota del actual presidente.
Al despiste de 2016 le sigue el fatalismo de 2020, aupado por el comportamiento pautado del electorado, que normalmente proporciona un segundo mandato a un presidente con buenos resultados econ¨®micos, como es el caso. Con cuatro a?os m¨¢s, esta y muchas otras reglas quedar¨¢n alteradas por la concentraci¨®n de poder presidencial y el definitivo repliegue aislacionista. Har¨¢ ¨¦poca, y en direcci¨®n abiertamente autoritaria. La clausura de la etapa de 70 a?os de compromiso con Europa, iniciada en el primer mandato, quedar¨ªa as¨ª definitivamente instalada en un nuevo mapa multipolar, propenso a la proliferaci¨®n nuclear, a los populismos nacionalistas y a cambios de frontera como los que ya hemos conocido en Crimea. Sufrir¨ªan, quiz¨¢s hasta la ruptura, el v¨ªnculo transatl¨¢ntico y el proyecto de unidad europea.
Vista la actual invulnerabilidad de Trump, y a menos que inesperadamente se lesione a s¨ª mismo, todo queda en manos de los dem¨®cratas. Esas primarias tan desordenadamente iniciadas son el ¨²ltimo basti¨®n para la preservaci¨®n del sistema pol¨ªtico estadounidense tal como lo hemos conocido. De algo tan aleatorio como la sabidur¨ªa instintiva de los votantes depende que salga el candidato capaz de batir a Trump en tan adversas condiciones. Y el futuro de la democracia.
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