Karl Marx y el cierre autoritario
Quiz¨¢ la normalizaci¨®n de la extrema derecha dependa m¨¢s de su programa econ¨®mico que de lo agresivo del retroceso autoritario que propugne
El 18 de Brumario de Luis Bonaparte, obra de Karl Marx, presenta un an¨¢lisis tan interesante como atemporal. Bonaparte fue elegido presidente de Francia mediante sufragio universal en 1848. Sin embargo, imposibilitado para la reelecci¨®n por la Constituci¨®n, en diciembre de 1851 dio un autogolpe y, al poco tiempo, estableci¨® el Segundo Imperio reinando como Napole¨®n III.
Marx alega que en aquel periodo los trabajadores conquistaron el sufragio, pero sus demandas salariales y econ¨®micas hicieron que los burgueses acudieran a Luis Bonaparte para que los apartara del sistema. Por lo tanto, para Marx la burgues¨ªa siempre se debate entre dos estrategias. De un lado, buscar un compromiso con los obreros si siguen una estrategia ¡°socialdem¨®crata¡± y restringen sus salarios a cambio de otras concesiones. Del otro, puede apelar a la Corona y la Espada para quebrar pol¨ªticamente a los trabajadores, aun cuando eso pueda implicar convertirla en su reh¨¦n.
Esta din¨¢mica es el fundamento de muchas investigaciones contempor¨¢neas sobre transiciones a la democracia y puede aplicarse al contexto actual, cuando el cierre autoritario lo incardina la extrema derecha. Estos partidos se definen como formaciones autoritarias, con un discurso nacionalista y xen¨®fobo, y con estrategias populistas. Una acotaci¨®n b¨¢sica que no menciona su programa econ¨®mico por buenas razones. Aunque la extrema derecha surgi¨® en los ochenta y noventa con una agenda ultraliberal, la famosa ¡°f¨®rmula ganadora¡± de Kitschelt, en algunos pa¨ªses ha girado a posiciones antiglobalizadoras e intervencionistas. Esta es la evoluci¨®n de Le Pen padre a Le Pen hija, pero ni mucho menos es un debate cerrado dentro de la familia (pol¨ªtica).
Siguiendo la tesis marxista, el discurso chauvinista y antiglobalizaci¨®n tendr¨ªa una derivada: le enajenar¨ªa al establishment. Es decir, que puede servirle para tejer una alianza de clases obreras y clases medias en torno al nacionalismo, una f¨®rmula que muerde a derecha e izquierda, pero empujar¨¢ a las elites detr¨¢s de los partidos tradicionales o incluso f¨®rmulas innovadoras para frenarla. El macronismo quiz¨¢ sea un buen ejemplo de esta tesis.
Por el contrario, si la derecha radical se mantiene en una agenda liberal en lo econ¨®mico ciertas ¨¦lites pueden verla como un instrumento ¨²til para contener din¨¢micas de descontento, homolog¨¢ndola con relativa rapidez al resto de partidos conservadores y liberales. O, dicho de otro modo, que como este tipo de extrema derecha no cuestiona el statu quo de mercado o profundiza en ¨¦l, se le planteen menos resistencias en sus propuestas culturales y sociales.
De este modo, cuando Turingia ha abierto brecha en el dique alem¨¢n, la tesis de Brumario se?ala una paradoja: quiz¨¢ la normalizaci¨®n de la extrema derecha dependa m¨¢s de su programa econ¨®mico, que no la define, que de lo agresivo del retroceso autoritario que propugne.
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