El mundo gira despacio
Disfrutamos de un alto nivel de vida material, pero intelectualmente estamos exhaustos. Es la definici¨®n can¨®nica de decadencia
El mundo va muy deprisa. Millones de libros, pel¨ªculas, conversaciones e infinitos tesoros virtuales nos aguardan en la l¨¢mpara m¨¢gica del m¨®vil dispuestos a saciar nuestros deseos. Pero los peligros tambi¨¦n nos acechan a gran velocidad. Virus, reales o inform¨¢ticos, saltan fronteras amenazando nuestra salud y la de nuestras democracias. Los robots sustituyen a los obreros, las aplicaciones de m¨®vil, a los establecimientos comerciales. La desigualdad se dispara, denuncia la izquierda. El leviat¨¢n-Estado nos engulle, teme la derecha.
Pero, ?y si ambas estuvieran equivocadas? ?Y si el problema es que el mundo no va muy deprisa, sino muy despacio? Algunas voces provocadoras, como el historiador Niall Ferguson, llevan tiempo advirtiendo sobre la ¡°gran degeneraci¨®n¡± en la que vivimos, con pol¨ªticos corruptos y ciudadanos inanes. Y algunos investigadores rigurosos, como el economista Robert Gordon, han encontrado que, de las tres grandes revoluciones industriales (la del vapor, de 1750 a 1830; la de la electricidad, la qu¨ªmica y el motor de combusti¨®n, de 1870 a 1900, y la de la inform¨¢tica, a partir de 1960), fue la segunda la que cambi¨® m¨¢s nuestras vidas, permitiendo el desarrollo, durante el glorioso periodo de 1890 a 1972, de los aviones, coches, lavadoras, aire acondicionado, calefacci¨®n central, rascacielos y pr¨¢cticamente todo lo que asociamos con la existencia urbana moderna. Ah¨ª, la humanidad alcanz¨® su pico m¨¢ximo de productividad. A partir de entonces, y a pesar de que la palabra m¨¢s repetida por todos sea innovaci¨®n, somos menos innovadores. Si nos alejamos del genio del tel¨¦fono y el iPad, la vida hoy es m¨¢s parecida a la de 1970 que la de 1970 a la de 1920.
En un libro de pr¨®xima publicaci¨®n (La sociedad decadente), el periodista Ross Douthat ofrece un arsenal de datos sobre el estancamiento de nuestras sociedades. Formamos menos empresas, cambiamos menos de ciudad y tenemos menos hijos. El arte, la cultura y la pol¨ªtica se han vuelto repetitivos. Disfrutamos de un alto nivel de vida material, pero intelectualmente estamos exhaustos. Es la definici¨®n can¨®nica de decadencia. Envejecemos entregados a los placeres del cuerpo, y adictos como nunca a los calmantes de la mente.
Quiz¨¢s no hay escapatoria, pero tampoco prisa. El imperio romano decay¨® dulcemente durante cuatro siglos. As¨ª que, rel¨¢jate y pi¨¦rdete en Internet. @VictorLapuente
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