La intimidad
La carita de pillo que Giacometti pone en la foto bien podr¨ªa ser, m¨¢s que reto o envidia, un modo de intimar con Rodin. De congeniar
Se me hizo raro que al acabar la visita a una amplia muestra de dos gigantes de la escultura sintiese el deseo de volver al comienzo a ver de nuevo una cartulina colgada en la pared de la primera sala. Las obras de Rodin y Giacometti son de un dramatismo a menudo hiriente (las del franc¨¦s) o de una incertidumbre que se enfrenta al volumen y a la gravedad (las del suizo), y eso queda patente en la exposici¨®n madrile?a de Mapfre. ?Por qu¨¦ tan llamativa la foto de la entrada? En esa imagen tomada en 1950, un conocido conjunto en bronce de Rodin, Los burgueses de Calais, se expone en un parque, y una figura humana est¨¢ agazapada en el suelo de la peana alzando la cabeza: un Giacometti de 49 a?os con cara a¨²n de ni?o y mirada traviesa. ?Se burla de la grandilocuencia bronc¨ªnea del maestro? ?Se empeque?ece ¨¦l para resaltar el hero¨ªsmo del grupo? ?O es un tributo, a su manera ingr¨¢vida, al inflamado rom¨¢ntico que estudi¨® y copi¨® desde joven?
La buen¨ªsima idea de las dos comisarias francesas de parear las obras de Rodin con las de Giacometti, tan distintas, saca a la luz una de las angustias m¨¢s productivas de la historia de cualquier arte: la precedencia, el influjo, la a?oranza, el est¨ªmulo que da la competencia y aun los celos. Lo insolente que fue Tiziano con el brillo propio de su aprendiz Tintoretto; Cervantes expulsado del teatro, cre¨ªa ¨¦l, por los triunfos de Lope de Vega; el espionaje mutuo de Picasso y Matisse visit¨¢ndose en sus estudios para ver qu¨¦ hac¨ªa el otro. Esa admiraci¨®n abrumada, esa rivalidad, ese af¨¢n de emular o de denigrar, es el germen de la creaci¨®n desde la tragedia griega hasta el cine moderno. As¨ª que la carita de pillo que Giacometti pone en la foto bien podr¨ªa ser, m¨¢s que reto o envidia, un modo de intimar con el genio. De congeniar.
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