La excusa de un mal titular
Washington se?ala a los medios chinos como brazo del Gobierno; Pek¨ªn se escuda en una columna de opini¨®n de mal gusto para expulsar a tres periodistas del WSJ que han destapado temas clave
Al pulso entre Washington y Pek¨ªn (batalla por el 5G, guerra comercial, espionaje industrial) se le ha sumado en los ¨²ltimos d¨ªas un frente m¨¢s: el medi¨¢tico. El Departamento de Estado americano va a considerar a los corresponsales de medios estatales chinos como agentes extranjeros, y no como periodistas. As¨ª que la agencia Xinhua, la televisi¨®n CGTN, la Radio Internacional de China, el diario China Daily, y su distribuidora, Hai Tian Development USA, deber¨¢n rendir cuentas sobre a qui¨¦n contratan, a qui¨¦n despiden y qu¨¦ propiedades poseen en suelo estadounidense. Sus enviados estar¨¢n sometidos al mismo escrutinio que los funcionarios de un Gobierno extranjero. A nadie se le escapa que los medios estatales chinos tienen l¨ªnea directa con el Partido Comunista. Pero esto ha ocurrido ahora, entre otras cosas, porque en campa?a electoral los republicanos suelen intentar ara?ar votos mostrando mano dura con China.
Un d¨ªa despu¨¦s, Pek¨ªn contraatac¨® cancelando el visado de tres periodistas muy conocidos del Wall Street Journal. Eso equivale a echarles de China, porque el permiso de residencia all¨ª va unido a la credencial de un reportero. Era la represalia por un art¨ªculo de opini¨®n publicado por ese diario titulado China es el verdadero enfermo de Asia. Este es un t¨¦rmino ofensivo para los chinos, porque as¨ª se describi¨® a su pa¨ªs a finales del siglo XIX y principios del XX, se?al¨¢ndolo como d¨¦bil, incapaz de gestionar, frente a las potencias coloniales europeas y EE?UU. Aunque la columna hac¨ªa referencia a la mala gesti¨®n de la informaci¨®n sobre el coronavirus y a los riesgos financieros, para Pek¨ªn, los medios chinos y miles de internautas, el diario cruz¨® una l¨ªnea racista. China exigi¨® una disculpa oficial y que se depurasen responsabilidades, a lo que el editor del WSJ respondi¨® que, sinti¨¦ndolo mucho, los departamentos de opini¨®n y de informaci¨®n son compartimentos estancos.
El caso es que ninguno de los tres corresponsales castigados tuvo nada que ver con el texto. Su autor es Walter Russell Mead, un acad¨¦mico conservador al que le gusta provocar. No obstante, ¨¦l insiste en que no escribi¨® el titular. En la web del WSJ, la columna de la discordia iba acompa?ada del v¨ªdeo Un coronavirus comunista, un revoltijo que ligaba epidemia sanitaria, contaminaci¨®n y las protestas de Hong Kong. L¨¢stima que una pieza tan pobre haya sido la excusa perfecta para echar a tres reporteros con mucha experiencia que han destapado temas clave de ciberseguridad y violaciones de derechos humanos.
Los ¨¢nimos ahora en China est¨¢n caldeados: es un momento de mucho miedo por la epidemia, incertidumbre econ¨®mica y purgas pol¨ªticas dentro del Partido. Expulsar a corresponsales extranjeros es un paso m¨¢s en el control de la informaci¨®n sobre el pa¨ªs. Al mismo tiempo, Occidente est¨¢ cada vez m¨¢s preocupado por contener la influencia china en Gobiernos y empresas. Una escalada de desconfianza mutua que hace prever tiempos m¨¢s dif¨ªciles. @anafuentesf
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