Caos tributario

La financiaci¨®n auton¨®mica est¨¢ bloqueada desde 2014 debido al desinter¨¦s de los ¨²ltimos Gobiernos del PP y a la debilidad del primer Gobierno de S¨¢nchez. Desde 2015 las comunidades aut¨®nomas se ven obligadas a sobrevivir financieramente sin capacidad alguna para tomar decisiones relevantes en lo que se refiere al gasto y con limitaciones estrictas en el ¨¢mbito de los ingresos. El anuncio de la ministra de Hacienda y portavoz del Ejecutivo, Mar¨ªa Jes¨²s Montero, de que en noviembre estar¨¢ listo un nuevo modelo de financiaci¨®n auton¨®mica deber¨ªa interpretarse pues como el principio del fin de una situaci¨®n absurda, sobre la que no se ha dado explicaci¨®n pol¨ªtica alguna, y una oportunidad para acordar un mecanismo estable que acabe con los estrangulamientos econ¨®micos que sufren algunas comunidades.

El anuncio de la ministra cobra un inter¨¦s a?adido porque se ha pronunciado sobre uno de los problemas m¨¢s graves de la estructura impositiva espa?ola. En su opini¨®n, compartida por los expertos que conocen los vericuetos del modelo descentralizado de fiscalidad, el nuevo sistema de financiaci¨®n, cuyo principal objetivo es una distribuci¨®n eficiente de los recursos en funci¨®n de los par¨¢metros regionales pactados, deber¨ªa incluir un esquema de armonizaci¨®n de los impuestos cedidos; en particular, el Impuesto sobre el Patrimonio y el de Sucesiones y Donaciones. Porque la competencia fiscal entre los Gobiernos de las comunidades ha convertido la declaraci¨®n de los impuestos citados en un caos inmanejable para sus propios responsables auton¨®micos.

Algunas de ellas, en especial las del PP, compiten por bajar o simplemente eliminar los impuestos sobre el Patrimonio y Sucesiones por razones diversas, desde las ideol¨®gicas hasta la avidez por atraer declarantes o el prop¨®sito de captar votos de la manera m¨¢s f¨¢cil. Eliminar tributos no requiere habilidades de gesti¨®n. El resultado es que las comunidades m¨¢s ricas suprimen cargas fiscales mientras que las m¨¢s pobres se ven obligadas a aumentarlas. Con el a?adido de que aquellas que eliminan impuestos no se privan de reclamar m¨¢s recursos al Gobierno cuando llega la ocasi¨®n y trasladan el coste de su decisi¨®n a las arcas del Estado.

Ninguna Hacienda p¨²blica con el grado de descentralizaci¨®n de la espa?ola puede operar con eficiencia en plena vor¨¢gine del dumping fiscal entre regiones. A largo plazo es un suicidio recaudatorio, a medio genera desigualdad y a corto enciende la irritaci¨®n de quienes se ven obligados a subir los impuestos cedidos. La armonizaci¨®n impositiva responde a una sensatez de manual, pero ha bastado su simple menci¨®n para que el consejero de Hacienda de Madrid haya interpretado abusivamente que ¡°se quiere subir los impuestos obligatoriamente a todos los madrile?os¡±. Una vez m¨¢s, a una propuesta racional se opone un clich¨¦ con una dosis elevada de demagogia cuyo primer efecto es eliminar el debate y sustituirlo por la confrontaci¨®n.

Una armonizaci¨®n bien pactada no coartar¨¢ la libertad de los Gobiernos auton¨®micos para manejar los impuestos cedidos. Y, por cierto, el nuevo modelo deber¨ªa incluir la obligaci¨®n de que todo tributo eliminado sea sustituido por otro de igual capacidad recaudatoria. Como pidi¨® en su d¨ªa la Comisi¨®n de Expertos de Financiaci¨®n Auton¨®mica auspiciada por el Gobierno de Rajoy.