La disputa por la memoria
El recuerdo del bombardeo de Dresde muestra que nos deben preocupar las falsificaciones de la historia
Si efectivamente el espacio p¨²blico, donde vivimos con los otros, es el lugar en el que mostramos lo mejor y lo peor que los seres humanos somos capaces de hacer, deben existir pocos sitios en la tierra como la ciudad de Dresde en Alemania donde se escenifica la crueldad de la guerra, la resiliencia de la reconstrucci¨®n, la esquiva reconciliaci¨®n y la obstinada b¨²squeda de la metamorfosis del odio y la venganza por una convivencia pac¨ªfica. Siete d¨¦cadas y media sintetizadas en este ¨²ltimo 13 de febrero, una fecha m¨ªtica de significados encontrados sobre lo que sucedi¨® aquel d¨ªa de 1945 cuando, a tan solo un mes de la liberaci¨®n de Auschwitz, el infierno desplom¨® como fuego sobre desprevenidos y orgullosos habitantes que confiaban que la sensatez iba a proteger los tesoros art¨ªsticos de esa Florencia alemana a la que le hab¨ªa cantado el fil¨®sofo Johann Gottfried en 1803. Como no hay cordura en las guerras, en las puertas de la capitulaci¨®n alemana, los brit¨¢nicos, luego los norteamericanos, lanzaron toneladas de bombas explosivas y de fuego que en tan solo dos d¨ªas le hicieron exclamar al comandante ingl¨¦s, al mando, ¡°Dresde, ese lugar ya no existe¡±. Desde entonces, late una disputa pol¨ªtica entre el sufrimiento de las v¨ªctimas y las culpas por el nazismo. Entre los que no dudan que fue Alemania quien detono la guerra con ciudades bombardeadas como Londres, Coventry, Varsovia y Guernica, y los que equiparan los bombardeos al Holocausto y reclaman ¡°dignidad¡±en la conmemoraci¨®n del 13 de febrero para tocar una fibra sensible y de gran eficacia, la humillaci¨®n nacional. Las razones de la historia y su manipulaci¨®n, tan alejadas de las verdaderas v¨ªctimas con su pudoroso dolor en silencio, las que no diferencian entre exterminio o bombardeos y son las que mas reclaman por la paz para que nadie sufra lo que ellos ofrecen como testimonios de sobrevivientes. Pero si la historia de Dresde es la de los bombardeos, tambi¨¦n lo es la evoluci¨®n en en el tiempo de las conmemoraciones sobre las que se proyectan los colores y dolores del presente. Desde los tiempos del r¨¦gimen comunista que mantuvo los escombros a la vista de la Iglesia Frauenkirche como prueba de la destrucci¨®n a la hoy creciente presencia pol¨ªtica de la Alternativa Alemana y el movimiento Pegida, abiertamente xen¨®fobo, fundado en Dresde en 2014.
Al inicio, las conmemoraciones en la RDA eran silenciosas, se celebraba un requi¨²m a las v¨ªctimas, se pon¨ªan velas en las ventanas que se abr¨ªan de par en par a la hora del bombardeo para que se escucharan las campanas en recuerdo de la noche fat¨ªdica. El 13 de febrero de 1982 marc¨® un cambio hist¨®rico: en plena guerra fr¨ªa los j¨®venes desafiaron al r¨¦gimen y miles de personas se reunieron frente a los escombros. Desde entonces, la ¡°oraci¨®n por la paz¡±, la procesi¨®n de las velas se fue convirtiendo en un ritual contra el r¨¦gimen comunista. La disputa por el sentido pol¨ªtico tom¨® la forma de la competencia por el n¨²mero de muertos, entre 22.000 y 480.000 hasta que una comisi¨®n de historiadores estableci¨® el n¨²mero de v¨ªctimas en 20.000. Inicialmente, las manifestaciones de los que utilizaban la fecha para relativizar los cr¨ªmenes del nazismo eran prohibidas. En la medida que la reunificaci¨®n extendi¨® al Este los derechos a la libertad del decir, coraz¨®n de la democracia, las manifestaciones del neonazismo se hicieron cada vez m¨¢s visibles y los enfrentamientos pol¨ªticos en las calles m¨¢s ruidosos y violentos. Desde el inicio de este siglo, la capital de Sajonia se fue convirtiendo en ¡°La Meca de la ultraderecha europea¡±, advierte Joachim Klose, quien lidera el grupo ¡°La alianza 13 de febrero¡±, un grupo de asociaciones civiles y pol¨ªticas surgidas como contramovimiento democr¨¢tico para contrarrestar la violencia y establecer por consenso una cultura de la memoria que conmemore la guerra como rechace la utilizaci¨®n ideol¨®gica de la fecha.
Como en un gran teatro abierto, en las calles de Dresde se escenifican la disputa de los sentidos. En cuanto los neonazis, llegados de toda Europa, con sus banderas y estandartes, vestidos de negro, marchan de manera f¨²nebre y hacen o¨ªr la m¨²sica de Wagner; del otro lado, el bullicio, las consignas y la m¨²sica electr¨®nica busca ¡°molestar¡± a los neonazis y les manifiesta su rechazo. A la hora del bombardeo, 21,45, volvi¨® a formarse la extensa cadena humana que desde 2010, se toma de las manos, indiferente al fr¨ªo y a la lluvia, mientras suenan largamente las ocho campanas de la reconstruida Iglesia de Nuestra Se?ora, s¨ªmbolo de la reunificaci¨®n.
El calendario da la oportunidad de la evocaci¨®n, pero el temor a la ultraderecha xenofoba es la que politiz¨®, tambi¨¦n, los discursos para que no queden dudas que la democracia es el ant¨ªdoto y en una sociedad plural, la memoria debe ser igualmente plural en base a lo que es mas dif¨ªcil, la reconciliaci¨®n. Donde sea que el ser humano haya mostrado su rostro mas salvaje, el prop¨®sito de toda conmemoraci¨®n es el Nunca Mas, impedir que la humanidad se vuelva a descarriar. No es el pasado el problema, lo que debiera preocuparnos son la falsificaciones de la historia, la memoria como apropiaci¨®n pol¨ªtica y, sobre todo, saber que la libertad de expresi¨®n no puede estar al servicio del odio ni la violencia.
Norma Morandini es periodista, escritora, fue diputada y senadora independiente en Argentina.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.